domingo, 3 de mayo de 2020

La inmensa degradación de los socialistas españoles


Millones de españoles creen que Pedro Sánchez es un loco peligroso e inepto al frente del gobierno. No es una sensación pasajera de rechazo al partido contrario, sino una verdad cada día más constatada por los hechos y por la profunda decadencia que padece la nación, mal gobernada y maltratada por el gobierno. 

La llegada al poder de un tipo de esos rasgos puede ser un "accidente" del sistema, un fallo en la seguridad que podría ocurrir a cualquier país del mundo, pero lo que es extraño e incomprensible en España es la complicidad del PSOE con las locuras insensatas de su líder. Ese apoyo del socialismo español a Pedro Sánchez y a su gobierno de destrucción no es un accidente sino un claro síntoma de envilecimiento. 


Más de media España está ya mirando al PSOE con enorme recelo y desconfianza, confusos e indignados porque sus militante y cuadros no se rebelan contra los abusos e iniquidades que Pedro Sánchez, su líder, está imponiendo a España: la mentira como método de gobierno, una alianza con el comunismo, amistades tan peligrosas como los golpistas, los proetarras y los nacionalistas que quieren destruir España, problemas graves con nuestros aliados internacionales, desprecio a la democracia, ruina económica y una gestión catastrófica de la crisis del coronavirus que nos está llenando el país de infectados y muertos y que nos empuja hacia el fracaso y el desastre como nación. 

El socialismo español, sometido al "Sanchismo", se ha degradado hasta el extremo de alejarse de la Constitución, la Monarquía, la democracia, el patriotismo y la decencia. 

Pedro Sánchez está transformando el PSOE y lo está convirtiendo, sin oposición alguna, en un partido antiespañol que prefiere ser amigo y socio de los desleales y miserables antes que de los partidos constitucionalistas y democráticos. 

Millones de españoles se sorprenden de que todo el PSOE se haya sometido a la indignidad y a la política demente que le impone un Sanchez que, según numerosos dictámenes y diagnósticos, posee inquietantes rasgos psicopáticos. 

La conclusión más lógica ante el espectáculo del PSOE es que el socialismo español ha sufrido un terrible y demoledor proceso de deterioro moral, provocado por la corrupción, el hundimiento de los valores, el abandono de la ideología y décadas de abuso de poder y descontrol. 

Los socialistas españoles son incapaces de admitir que la figura de Pedro Sánchez no podría ocupar espacio de responsabilidad alguna en ningún país realmente democrático del mundo. Su falta de solvencia intelectual y ética son dramáticas y su respeto a las normas democráticas es inexistente, lo que le convierte en un ser inválido para gobernar a naciones avanzadas, a hombres y mujeres libres y a estados de derecho. 

En España, Sánchez se mantiene en el poder no sólo porque su partido lo arropa y protege, sino también porque los políticos llevan cuatro décadas prostituyendo el sistema democrático, desarmando sus defensas y eliminando sus cautelas, frenos y contrapesos. Como resultado, la democracia española ya no existe y en su lugar se ha instalado una sucia dictadura de partidos, sin ciudadanos y con abusos e impunidades éticamente insoportables. 

Haber incumplido lo que prometió en la campaña electoral, ser sospechoso de fraude electoral, tener relaciones de estrecha amistad con la narcotiranía venezolana, haber roto amarras con muchos aliados de España y haber sentado al comunismo en el Consejo de Ministros de España son solo algunas muestras de la enorme bajeza que despliega ese sanchismo que ha logrado infectar al viejo PSOE. 

Los antiguos líderes del socialismo, empezando por aquel Felipe González que adquirió fama internacional como buen estadista, aunque en apariencia han roto con el sanchismo, hacen hoy el ridículo sin encabezar una rebelión interna ética y decente, sometidos a Pedro Sánchez y permitiendo que el socialismo "sanchista" apuñale a su propio partido y a su patria. 

Los socialistas tienen hoy motivos para derramar muchas lágrimas por su indignante cobardía y vergüenza. 

No sabemos si España sobrevivirá al "asalto" sanchista, pero si algo queda en pie esa España destrozada mantendrá durante muchas décadas su dedo acusador señalando al socialismo como gran verdugo de España. 

Francisco Rubiales 


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