sábado, 30 de mayo de 2020

Dos odios a Franco - Pío Moa

Dos odios a Franco

Es lógico que los marxistas, anarquistas y republicanos de izquierda odien a Franco: él los derrotó en la guerra y en la paz. Es lógico que ese odio se exprese sobre todo en la propaganda comunista, porque los comunistas fueron los únicos que, desde el principio, luchasen contra aquel. Es una propaganda tan falsa como la pretensión de que ellos o la URSS eran demócratas.

Pero hay otro odio, no menos fuerte y de otro origen, generalmente anglómano, más difuso y más eficaz. Sus líneas generales son que Franco fue un individuo mediocre, incapaz y brutal, que sumió a España en la ruina de la que solo se empezó a salir en los años 60, cuando se adoptaron, contra sus absurdos puntos de vista,  fórmulas económicas más parecidas a las anglosajonas en un reflejo poco interesante de la prosperidad generel en Europa. Todo esto, como he demostrado en Los mitos del franquismo, es tan absurdo como la propia propaganda comunista, con la que coincide en muchos puntos. ¿Cuál es la causa de esa animadversión?

En principio, los ingleses tienen muy grandes motivos de gratitud a Franco. La victoria de este en la guerra civil evitó una España sovietizada, que seguramente no habría convenido a los intereses de Londres, y su neutralidad durante la guerra mundial evitó a los ingleses un derroche de dinero y sangre, y nuevas derrotas que hubieran podido incluso disuadir a Usa de intervenir. Pero hay tres cosas, al menos,  que obraban en contra de esa gratitud: la alianza con Stalin, la independencia política del franquismo, y la victoria de Franco en la ONU y aislamiento de Gibraltar, derrotas para Inglaterra no demasiado transcendentales pero sí humillantes.

Inglaterra y Usa pudieron ganar a Hitler gracias fundamentalmente a la URSS, donde se quemó el 80% del esfuerzo alemán. La alianza anglosajona-soviética, a pesar de la posterior guerra fría, creó cierto espíritu de comprensión en medios anglosajones. Si ustedes miran la historiografía anglosajona y anglómana verán que nunca cita como mérito de Franco la derrota del comunismo, sino que insiste en “la represión”, adoptando las calumnias comunistas; y que la neutralidad en la SGM, estratégicamente tan beneficiosa para ellos, se atribuye a cualquier cosa menos a Franco. Incluso se la atribuyen a sí mismos, como producto de supuestos sobornos a generales franquistas. La idea es que era un régimen tan corrompido que ellos podían manejarlo a su antojo. Es difícil superar una arrogancia tan estúpida.

Es bien conocido el mesianismo soviético, pero no debe olvidarse el mesianismo anglosajón, no menos fuerte. Según él, todo lo bueno de la historia humana en los últimos siglos proviene de Usa e Inglaterra, y todo el mundo debería intentar seguir sus pautas políticas y sociales. El actual mundialismo es solo un desarrollo de esa pretensión. Pero la España de Franco tuvo la increíble osadía de simpatizar con los vencidos en la II Guerra Mundial –en las palabras más que en los hechos y sin conocer sus crímenes—;  de ayudar al mismo tiempo a los judíos perseguidos –cosa de la que se desentendieron los anglosajones–;  de no deber nada, caso prácticamente único en Europa, a la alianza  soviético-anglosajona;  de reconstruirse con sus propias fuerzas, sin Plan Marshall y contra un aislamiento criminal decretado por soviéticos y anglosajones; de mantener un sistema político “inadmisible” para unos y otros mesiánicos; de renunciar a la neutralidad para oponerse al enemigo principal soviético, pero manteniendo una política independiente en Europa, Hispanoamérica y mundo árabe;  de rechazar la participación en la guerra de Vietnam y pronosticar la derrota useña… Cosas todas ellas muy difíciles de tragar.

Y por primera vez en dos siglos, el franquismo se propuso recobrar Gibraltar, para lo que avanzó derrotando a Inglaterra en la ONU. ¡Inadmisible! ¡Cómo un país mucho más aislado y pobre (aunque acercándose con bastante rapidez a los niveles de renta per capita ingleses), y además “fascista” o “dictatorial”, osaba enfrentarse a Inglaterra, segunda potencia de la OTAN! Potencia que había contribuido a derrotar a la Alemania nazi, que pese a la pérdida de la mayor parte de su imperio seguía influyendo poderosamente en los asuntos mundiales,  con mentalidad imperial manifiesta en sus enclaves militares por todo el mundo. ¡Y que además, junto con Usa y la URSS, había organizado la propia ONU, donde se reservaba el privilegio del veto!  Naturalmente, la victoria de Franco era imperdonable, y la decisión de la ONU no fue en absoluto respetada. Con lo que Franco les cerró la verja y aisló la colonia, volviendo muy costoso lo que además de enclave estratégico podía convertirse en emporio económico… Pero Londres es tenaz, y aparte de contar con el respaldo useño, creía que a los políticos españoles se les podía manejar o sobornar fácilmente. Lo cual no fue verdad en el franquismo, pero sí después. Por desgracia, para la mayoría de los actuales  políticos españoles democracia es sinónimo de corrupción e hispanofobia. La reapertura de la verja fue seguida de una política de abierta satelización de España a los intereses de Londres, “nuestra amiga y aliada”, hasta extremos de un servilismo indecente.

Así se explica que las aproximaciones historiográficas anglosajonas y sobre todo inglesas al franquismo estén tan cargadas de aversión como las marxistas. Preston, Jackson, la Graham y tantos “hispanistas” más, combinan la distorsión sistemática de la historia con una arrogancia intelectual no sin base, porque es aceptada por la mayor parte no solo de los ignorantes periodistas españoles, sino de un mediocre mundillo universitario capaz de aceptar y de aplicar una ley de tipo soviético como la de la memoria histórica. Podríamos decir que la alianza soviético-anglosajona de la guerra mundial pervive hoy  hacia España en el plano ideológico, a pesar de la neutralidad franquista, de la guerra fría y de la implosión de la URSS. Y este desafío intelectual debe tener su réplica.

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