viernes, 26 de marzo de 2021

Viejos - Juan Manuel de Prada

 Yo mantuve una relación muy estrecha con mis abuelos maternos, de manera que todavía cultivo un concepto reverencial de la vejez por completo anacrónico. Pero tal vez porque gocé de un trato cotidiano y continuo con mis abuelos –con los que conviví bajo un mismo techo durante años– no cultivo la imagen almibarada que hoy se suele ofrecer de la vejez, que en realidad es un barniz dulzón con el que se disimula hipócritamente una realidad pavorosa que la plaga coronavírica ha dejado expuesta.


Escribía Cicerón en su célebre tratado que los viejos suelen ser quisquillosos, pues «piensan que los desprecian, que los tienen en poco, que se burlan de ellos». Sin duda en tiempos de Cicerón habría gentes que despreciaban o escarnecían a los viejos; sin embargo, los viejos eran también venerados como fuente de sabiduría e incorporados a la vida pública, en muy diversas magistraturas, o siquiera como consejeros de los gobernantes. En nuestra época, por el contrario, el desprecio y la burla de los viejos están casi vedados públicamente; pero se trata de una argucia farisaica que esconde un repudio inconcebible en la época de Cicerón. No el repudio ocasional que en todas las épocas se ha producido (pues siempre han existido hijos descastados que abandonaban a sus padres, como padres desnaturalizados que abandonaban a sus hijos), sino un repudio generalizado, colectivo, incluso institucional; un confinamiento o extrañamiento de la llamada ‘tercera edad’ en un gueto o arrabal de desguace, al modo de chatarra humana relegada a la irrelevancia pública, con frecuencia también a la soledad. Por supuesto, tal relegamiento se edulcora con diversos placebos y aspavientos emotivistas; pero la plaga coronavírica lo ha hecho más evidente que nunca.

Detrás de este maltrato a la vejez se halla, por supuesto, el miedo invencible a la muerte que gangrena a las sociedades desesperadas (sin fe en la vida de ultratumba), que necesitan esconder los signos más evidentes de su proximidad. Y se halla la destrucción concienzuda de la institución familiar, que no es sino la consecuencia lógica del odio a la tradición que florece, a modo de moho, en las sociedades desesperadas. Se ha borrado de la conciencia de nuestra época la concepción de las sucesivas generaciones humanas como eslabones unidos de una cadena que se brindan mutuamente apoyo y fortaleza. Para ayudar a los viejos a sobrellevar los padecimientos propios de su edad, las sociedades todavía regidas por la tradición contaban con una auténtica comunidad familiar que cuidaba de ellos y los confortaba. Pero los hombres (¡y las mujeres, oiga!) de nuestra generación consideran que su vida será más plena si rompen las cadenas de la tradición y se convierten en eslabones sueltos y desvinculados. Así, nuestra generación maldita se ha ‘independizado’ de la familia que reprime el libre desarrollo de su personalidad, para convertirse cada individuo en una mónada satisfechísima que ya no tiene que cargar con la rémora de sus viejos, a los que aparca en uno de esos modernos morideros llamados ‘residencias’, que durante esta plaga se han convertido en una ratonera tan eficaz al menos como Stalingrado.

Y para que esta generación que ha abandonado a sus viejos en los morideros, declinando las obligaciones de la sangre, pueda dormir tranquila se ha impuesto una visión de la vejez como edad excedente, sobrante, superflua. Una etapa de la vida odiosa, porque en ella hace mucho frío y las pasiones que brindan color a la vida (a la vida bulímica propia de las sociedades desesperadas) se apagan y los achaques se multiplican, hasta amargar por completo los días, que así se convierten en un cúmulo prescindible que conviene abreviar (sobre todo porque la soledad a la que condenamos a los viejos torna los días y los achaques más insufribles). Y para que esta consideración de la vejez como edad excedente triunfe (tanto en los viejos que se resignan a languidecer como en los jóvenes que los aparcan en un moridero), hay que borrar de las almas la noción cristiana de la vida como drama, en la que la escena final es siempre la más importante, porque dota de sentido todas las anteriores.

Y, una vez convertida definitivamente en edad excedente, será más fácil llevar el desprecio a los viejos hasta el límite (aunque, por supuesto, convenientemente embadurnadito de compasión). Ya que la vejez no puede ser ‘curada’ mediante la medicina, la medicina se debe encargar de apacentar a los viejos hasta los rediles de la muerte, para que dejen de dar la murga. Porque, aparte de los morideros, esta generación depravada también puede brindar a sus viejos el ‘derecho’ a la eutanasia.

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lunes, 22 de marzo de 2021

LA DESCONOCIDA TRAYECTORIA DE HEINZ HITLER, EL SOBRINO PREFERIDO DE FÜHRER



 Profundo admirador de su tío, el joven soñaba con formar parte del ejército y por ello, inició muy temprano su carrera militar.

 
Además de sus pasados emblemáticos, varias personalidades históricas tienen secretos y curiosidades poco conocidas. Desde un pasatiempo extraño hasta un familiar oculto, siempre hay una historia que aún no se ha contado.
Éste, por ejemplo, es el caso de Heinz Hitler, el sobrino favorito del Canciller de la Alemania del III Reich. A pesar de tener un apellido que sería conocido en todo el mundo, el joven tuvo su historia borrada en el tiempo y pocos conocen su carrera.

Orígenes

Nacido en marzo de 1920 con el nombre de Heinrich, el niño era hijo de Alois Hitler Junior, hijo de Alois Hitler y Franziska Matzelsberger (y por lo tanto era el medio hermano de Adolf Hitler) y su segunda esposa, Hedwig Heidemann. Cuando era pequeño, amaba el ejército y soñaba con el día en que sería militar.
A medida que Heinz creció, emprendió la tan esperada carrera y con el tiempo desarrolló una profunda admiración por su tío. El ya líder de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler, tenía al joven como su sobrino favorito. A diferencia de muchos otros miembros de la familia Hitler, Heinz realmente veía a su tío como un hombre visionario y quería seguir sus pasos. Entonces, cuando tuvo la oportunidad, ingresó en varias instituciones militares. Así, entre 1935 y 1939, por ejemplo, el joven alemán formó parte de Napola, Instituto Nacional de Política de la Educación (Napola) en Ballenstedt/Sajonia-Anhalt. Fiel aliado de Adolf Hitler, Heinz compartía las ideologías nacionalsocialistas que estaban tomando forma en ese momento.
A finales de 1939, ya entrenado en Napola y entrenado en varios campos militares, el joven de 19 años se unió a la Wehrmacht, las fuerzas armadas del III Reich. Candidato para el puesto de oficial, comenzó a servir en la Segunda Guerra Mundial.

Carrera militar

Durante la Segunda Guerra Mundial y luchando por lo que pensaba que era correcto, Heinz se convirtió en operador de telecomunicaciones, suboficial de señales del Fernmelder Artillerie-Regiment 23, 23. Infanterie-Division, participando en la Operación Barbarroja, el ataque Alemán a la Unión Soviética en 1941, en donde fue condecorado con la cruz de Hierro de segunda clase y la Verwundetenabzeichen 1939 (insignia de herido en combate).
Durante la retirada de la Wehrmacht del Frente Oriental del invierno del 41 cayó prisionero del Ejército Rojo. En enero de 1942, durante los primeros movimientos de la maniobra, sucedió algo inesperado. Responsable de las comunicaciones del grupo, se ordenó a Heinz que regresara a uno de los campamentos y recuperara el equipo que se había quedado atrás. En la posición abandonada, el joven oficial fue capturado.

En manos soviéticas.

Aislado del resto de su batallón, el sobrino de Hitler fue llevado a una prisión de celebridades soviéticas en Moscú. Sin embargo, tratado como cualquier otro preso, pasó algunas semanas en prisión.
Durante días, Heinz fue torturado para darles a los soviéticos una variedad de información sobre los planes militares de Alemania y los próximos movimientos de su tío. Para el Ejército Rojo, el joven representó una de las mayores cartas contra Hitler.
Entonces, en febrero de 1942, a la edad de 21 años, Heinz no pudo soportar múltiples interrogatorios y murió en suelo soviético. Poco se sabe sobre las condiciones reales de su muerte y nunca se encontraron los restos del joven.

Papel en la guerra

Además de su participación registrada en la Operación Barbarroja, los pasos de Heinz Hitler durante la Segunda Guerra Mundial no estaban bien documentados. Solo se sabe que el joven oficial formaba parte de la 23a División de Infantería alemana.
Hay quienes dicen que el sobrino favorito de Adolf Hitler seguía siendo la clave de varios movimientos en ese momento. Muchos sugieren, por ejemplo, que estuvo presente en algunas de las deliberaciones del Alto Mando. En ese sentido, se dice que participó en las negociaciones para canjear al hijo de Stalin, Jakov Dschugaschwili, por prisioneros de guerra alemanes, como el primo de Heinz, Leo Raubal. El joven soviético había sido capturado por la Wehrmach en 1941.

Carrera profesional:
1935 – 1939: Nationalpolitischen Erziehungsanstalten (Napola), Ballenstedt;
1939: Offiziersanwärter Wehrmacht;
1941: Unteroffizier / Fernmelder Artillerie-Regiment 23, 23. Infanterie-Division;
Enero de 1942: prisión de Butyrka, Moscú.

 

JAVIER FERNÁNDEZ

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sábado, 13 de marzo de 2021

El Tribunal Supremo determina que la jurisdicción Penal española no puede revisar lo acontecido durante la Guerra Civil y el periodo posterior

 

Desde la Asociación “RAICES” nos congratulamos de que el Tribunal Supremo haya dejado ya bien claro en una reciente sentencia de casación (Sentencia núm. 138/2021 de su sala segunda) que la Justicia Penal está para juzgar casos contemporáneos, y no para juzgar hechos sucedidos hace casi un siglo, y que en cualquier caso es tarea de los Historiadores e Investigadores llevar a cabo dicho análisis historiográfico, y nunca penal. Además, señala que hay instituciones penales básicas en un estado de derecho, como son la prescripción, la amnistía y la muerte del presunto sospechoso de los hechos denunciados, que ya de por sí cierran esta vía. Por lo tanto, queda cerrada en España esta vía que se abrió en Chile hace varias décadas donde en base a la figura jurídica ficticia y falsa del “secuestro permanente” de las presuntas víctimas, creada por una Justicia completamente tomada por la Izquierda en Chile, se permitió saltar dichas garantías penales, lo que sirvió para que el ex Juez Garzón pretendiera hacer lo mismo después en España mediante un macro procedimiento irregular de Causa General contra el Franquismo, algo que le causó una querella criminal y un serio quebranto judicial. Además, el Tribunal Supremo señala que los denominados “juicios de la verdad” lo que pretenden es una reconstrucción parcial de unos hechos, negando el derecho fundamental a la defensa de los presuntos responsables, ya que fallecieron hace mucho tiempo.

A juicio del Tribunal califica a lo sucedido en la guerra civil y en la posguerra como “un hecho poliédrico” al afirmar: “El derecho a conocer la verdad histórica no forma parte del proceso penal y solo tangencialmente puede ser satisfecho. Las exigencias de contradicción efectiva, de publicidad, de igualdad de partes, de oralidad, la disciplina de garantía de la prueba, el contenido esencial del derecho a la presunción de inocencia, etc., como notas características del sistema penal de enjuiciamiento, se compaginan mal con la declaración de la verdad histórica de un hecho tan poliédrico como el de la guerra civil y la subsiguiente posguerra”. Para afirmar a continuación que “El método de investigación judicial no es el propio del historiador” y que “Los métodos de indagación del juez de instrucción no tienen nada que ver con el proceso investigador del historiador. No procede mezclar la verdad histórica con la forense, pues la histórica es general e interpretable, no está sometida a la perentoriedad de términos y plazos y, con frecuencia, precisa de cierta distancia temporal para objetivar su análisis.

La judicial, por el contrario, se constriñe a un hecho, impone unas consecuencias con carácter coercitivo, está sometida a requerimientos temporales y formales y es declarada con observancia de las garantías propias y se refiere a la depuración penal de una responsabilidad exigida desde una acusación.” Ciertamente la verdad histórica es “interpretable” como afirma el Tribunal Supremo y por lo tanto no puede ni debe imponerse como rango de verdad absoluta, como pretende este Gobierno social-comunista y sus asociaciones memorialísticas subvencionadas. Finalmente, el Tribunal Supremo condena en costas a la asociación memorialística recurrente. Desde “RAÍCES” deseamos felicitar al Tribunal Supremo por esta sentencia tan clarividente y dejar bien claro que todas las personas tienen derecho a una sepultura digna pero no a que se pretenda hacer juicios sumarísimos sin garantías para los acusados por hechos tan lejanos. Esta Sentencia genera un ámbito de reconciliación nacional, como lo generó en su momento la Ley de Amnistía aprobada por todos los partidos políticos en 1977.

Ya está bien de pretender forzar las instituciones democráticas y judiciales para someterlas a meros fines electorales. En este sentido, es importante resaltar cómo en España la Izquierda política siempre ha pretendido hacer un uso electoralista de las víctimas de la guerra civil, pero en realidad nunca se han ocupado en verdad de buscarlas y darles digna sepultura. Llevan desde el Gobierno de Rodríguez Zapatero haciendo “mapas de fosas” hasta el momento presente, como el que alarga un “chicle” macabro, cuando la realidad es que las subvenciones las dan para sus chiringuitos memorialísticos pero no para, por ejemplo, localizar y exhumar a las personas que fueron asesinadas por el Frente Popular, como por ejemplo pasa con la mayor fosa en Cataluña, la de Montcada y Reixach, donde hay miles de personas que por sus ideas políticas o sus creencias católicas fueron allí arrojados sin vida. Desde RAÍCES esperamos que la Izquierda Política deje de una vez de hacer bandera política de esta cuestión y busque una verdadera reconciliación y armonía entre los españoles.

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Portada de la primera edición, 1938

 Lamentó Orwell que el fanatismo congénito de los seres humanos les lleve a rechazar la información que les desagrada y a ser capaces de creerse cualquier disparate siempre que encaje en sus deseos ideológicos. Sin embargo, él mismo cayó en ese fanatismo al rechazar muchos datos sobre lo que sucedía en España en aquellos momentos –por ejemplo, la masacre de religiosos y otros civiles en la retaguardia republicana, que no acababa de creerse del todo– y al asumir prejuicios históricos sobre la historia de España muy arraigados en la Europa protestante. Por ejemplo, llegó a España con una imagen de ella pueril y folletinesca, como recién salida de la Carmen de Bizet, pero tan arraigada que su experiencia de seis meses en Cataluña y Aragón le sirvió incluso para reafirmarla:

“En las tranquilas callejuelas apartadas de Lérida y Barbastro me pareció tener una visión fugaz, una especie de lejano rumor de la España que vive en la imaginación de todos. Sierras blancas, manadas de cabras, mazmorras de la Inquisición, palacios moriscos, hileras oscuras y ondulantes de mulas, verdes olivares, montes de limoneros, muchachas de mantillas negras, vinos de Málaga y Alicante, catedrales, cardenales, corridas de toros, gitanos, serenatas: en pocas palabras, España, el país de Europa que más había atraído mi imaginación”.

 

Al partir, no pareció haber cambiado mucho su visión sobre “un país primitivo donde el capitalista es lisa y llanamente un explotador, el funcionario un granuja, el cura un fanático ignorante o un pícaro y el prostíbulo un pilar de la sociedad”. Paradójicamente, lamentó que las trincheras republicanas no estuvieran adecuadamente provistas de servicios de desahogo sexual, lo que conducía a los jóvenes milicianos a darse a la sodomía, y encontró enternecedor el detalle de que en los burdeles colectivizados de Barcelona se colgaran carteles rogando a los clientes que tratasen a las prostitutas con el respeto debido a unas “camaradas”.

 

No debe sorprender, por lo tanto, que su interpretación sobre el estallido de la guerra encajase con ortodoxia en un esquema marxista de lucha de clases –curas, marqueses y militares contra el pueblo– y completamente ignorante de la violencia contra la oposición y la demolición de la legalidad republicana precisamente por los republicanos:

“Este gobierno –el del Frente Popular– no estaba de ningún modo dominado por los extremistas. Lejos de propiciar ninguna crisis utilizando la violencia contra la oposición política, antes bien se debilitó por culpa de su moderación (…) El plan de reformas del gobierno amenazaba a los grandes latifundistas y a la Iglesia, como es preceptivo en cualquier reforma radical. En la España contemporánea era imposible acercarse a una democracia real sin chocar de frente con poderosos intereses creados”.

 

Y por eso el “gobierno elegido democráticamente” –¿no supo nada Orwell del magno pucherazo frentepopulista, confesado hasta por Alcalá-Zamora y Azaña?– emprendió reformas radicales “ciñéndose por completo a la ley”, lo que provocó que la oposición rompiese la baraja y se sublevara:

“El odio que la República española suscitó en los millonarios, los duques, los cardenales, los señoritos, los espadones y demás bastaría por sí solo para saber qué se cocía. En esencia fue una guerra de clases. Si se hubiera ganado, se habría fortalecido la causa de la gente corriente del mundo entero. Pero se perdió, y los inversores de todo el mundo se frotaron las manos. Esto fue lo que sucedió en el fondo; lo demás no fue más que espuma de superficie”.



 Sobre los hechos de los que fue testigo presencial escribió con bastante mayor puntería. Por ejemplo, rebatió el argumento, muy habitual entre los defensores de la República, de que las iglesias sólo fueron atacadas cuando los sacerdotes disparaban desde ellas:

“No tiene sentido negar que se destruyeron iglesias en toda la España republicana. Algunos partidarios del gobierno, deseosos de dar respetabilidad a su causa, han dicho que sólo fueron destruidas las iglesias que se utilizaron como reducto durante los combates callejeros del principio de la contienda. Es mentira. Se destruyeron iglesias en todas partes, en ciudades y pueblos, y, exceptuando unos cuantos templos protestantes, a ninguno se le permitió abrir sus puertas ni celebrar servicios hasta agosto de 1937”.

 

También desmintió que el proletariado internacional se hubiera movilizado en apoyo de sus compañeros españoles, como anunciaba triunfalmente la propaganda izquierdista de toda Europa:

“Cuando dije que había dejado de creer en la solidaridad internacional de la clase obrera (…) pensaba en la historia europea de los últimos diez años y en el gran fracaso que supuso para la clase obrera europea no mantenerse unida frente a la agresión fascista. La guerra civil española duró casi tres años, y en todo ese tiempo no hubo ningún país donde los trabajadores hiciesen ni siquiera una huelga para apoyar a sus compañeros españoles. Si no me fallan las cifras, los trabajadores británicos dieron a los fondos de ayuda a España alrededor del uno por ciento de lo que gastaron en ese mismo periodo en las apuestas de fútbol y de carreras de caballos”.

 

Pero el asunto central de sus críticas y lamentos fueron las luchas intestinas que desangraron el bando republicano, singularmente el exterminio del POUM a manos de los comunistas fieles a la disciplina moscovita, exterminio del que fue testigo directo en Barcelona y por el que estuvo a punto de perder su vida. Según Orwell, la guerra civil había comenzado como una prometedora revolución efectuada por los anarquistas y sus aliados:

“En agosto de 1936 el gobierno era casi impotente, había soviets locales por todas partes y los anarquistas constituían la principal fuerza revolucionaria. En consecuencia, todo era un caos indescriptible, las iglesias todavía humeaban y se fusilaba en masa a los sospechosos de ser fascistas, pero en todas partes reinaba la fe en la revolución y se decía que había terminado una esclavitud de siglos”.



Pero con el paso de los meses, los comunistas habían ido imponiéndose para, según Orwell, liquidar la revolución con la excusa de ganar la guerra. Bajo el dominio comunista, España se había convertido en un “infierno de espionaje y odio político” dirigido desde Moscú:

“Aunque personas bienintencionadas lo negaron en su momento, hay pocas dudas de que el gobierno español estuvo dirigido por Moscú desde mediados de 1937 hasta los penúltimos momentos de la guerra. Se ignoran las razones últimas de los rusos, pero en cualquier caso querían instalar en España un gobierno obediente, y el de Negrín cumplía ese requisito”.

 

La guerra entre el PSUC y el POUM fue descrita con bastante detalle y anécdotas personales en Homenaje a Cataluña, pero Orwell continuó sacando a la luz nuevos datos en los años siguientes. Por ejemplo, en diciembre de 1938, con la guerra a punto de terminar, publicó un artículo sobre el encarcelamiento de su camarada y superior poumista George Kopp, “detenido durante año y medio por los perros guardianes del Partido Comunista”:

“Después de una intensiva campaña pidiendo la liberación de George Kopp, nuestros camaradas belgas han conseguido salvar a otro militante revolucionario de las garras de los estalinistas españoles. Se ha salvado a George Kopp, pero éste llevará durante mucho tiempo en su carne las huellas de la sádica crueldad de estos inquisidores del siglo XX. Cuando George Kopp llegó a España, era un joven fornido y robusto, lleno de salud y fuerza. Hoy, después de su largo calvario, lo vemos delgado, débil y encorvado, ha de andar despacio y apoyándose en un bastón. Tiene el cuerpo lleno de costras y magulladuras, las huellas de las enfermedades que ha contraido en las mazmorras subterráneas de las checas estalinistas, en las bodegas húmedas y sin aire de los barcos prisión y en los campos de trabajo”.

 

Orwell y su mujer tuvieron más suerte que Kopp, pues lograron escapar por los pelos de sus perseguidores comunistas:

“Cuando salí de España, a finales de junio de 1937, el clima de Barcelona, entre las detenciones continuas, la censura de prensa y las hordas de policías armados al acecho, era de pesadilla (…) La temporada que pasamos en España fue muy interesante, pero también espantosa (…) Fue un asunto extraño. Entramos en el país como heroicos defensores de la democracia y tuvimos que abandonarlo cruzando la frontera de puntillas y con la policía pisándonos los talones (…) Aunque nosotros salimos bien librados, casi todos nuestros amigos y conocidos están en la cárcel, y es probable que se queden allí indefinidamente. En realidad no se les acusa de nada, sólo son sospechosos de trotskismo. Cuando me fui sucedían las cosas más terribles: detenciones en masa, heridos sacados a rastras de los hospitales y metidos en celdas, la gente hacinada en calabozos hediondos donde apenas había espacio para acostarse, presos apaleados y medio muertos de hambre, etc. Por ahora es imposible que la prensa inglesa publique ni una sola palabra sobre lo que acabo de decir”.

 

Franco y el talón de aquiles de España

 

Inmersa en un contexto mundial de caos e incertidumbre, España en particular, atraviesa por una situación extremadamente difícil y son los españoles, y sólo los españoles, los que tienen que resolverla (independientemente de las ayudas o ataques que pueda recibir del exterior, incluso habida cuenta de ser miembro de la Unión Europea), y para ello, lo primero que tienen que hacer es ser conscientes de eso mismo: de que es asunto de su exclusiva responsabilidad.

En segundo lugar, si pensamos que pocas soluciones se pueden dar a un problema si no se conoce el origen y causa del mismo, es fundamental que los españoles conozcan la verdadera historia de España y especialmente la que transcurre desde los años 30 del siglo pasado a nuestros días. En ese período, España vive dos radicales cambios de rumbo, como es el tránsito de decadencia a esplendor y a la inversa, cambios que son extraordinariamente aleccionadores en estos momentos, ya que se comprueba a lo largo de nuestra historia, que las circunstancias y causas que motivan esos cambios, invariable y respectivamente, se repiten en cada caso. Es curioso que últimamente se hayan publicado numerosos artículos sacando a la luz escritos y documentos sobre el rumbo de España antes y después de la Transición, documentos esclarecedores en este tenebroso túnel en el que actualmente se adentra la Historia de nuestra Patria, y concretamente de las causas que, repitiéndose, han motivado el que vivamos una vez más una España desnortada y desarmada de todos los valores que la hicieron grande. Dicho de otro modo, que el pueblo español conozca cuál es el Telón de Aquiles de esta nuestra gran nación (por cierto, bien conocido por sus enemigos) y que no es otro que la de ROMPER SU UNIDAD Y QUE DEJE DE SER DUEÑA DE SU DESTINO UNIVERSAL.

 

Es evidente, por una parte, que la decadencia de España en el siglo pasado culmina con la pérdida definitiva de ser dueña de su destino y de su unidad (años de influencia extranjera hasta el sometimiento a la Unión Soviética, el renacer del separatismo y el enfrentamiento entre españoles) y por otra, que el resurgir, que se inicia en 1936, se origina con la recuperación de la unidad de España y en la reafirmación de su soberanía. Esto ha quedado grabado para la Historia con las palabras pronunciadas por el Generalísimo, el 17 de Abril de 1937, proclamando el Decreto de Unificación (primera disposición de Franco como Jefe del Estado): “En el nombre sagrado de España y en el nombre de cuantos han muerto desde siglos por una España grande, única, libre y universal me dirijo a nuestro pueblo para decirle: Estamos ante una guerra que reviste, cada día más, el carácter de cruzada, de grandiosidad histórica y de lucha trascendental de pueblos y civilizaciones. Una guerra que ha elegido a España, otra vez en la Historia como campo de batalla y honor, para resolver y traer la Paz al mundo, enloquecido hoy.”

 

Asimismo, Franco, en sus últimas palabras al pueblo español; a Don Juan Carlos en su lecho de muerte, al que había nombrado su sucesor; y en su testamento, para constancia en la Historia, deja como última voluntad el de mantener la unidad de España, como de la más trascendental importancia para la Nación a la que dedicó su vida.

 

“Hemos caminado juntos en momentos mucho más críticos que los actuales y los hemos superado siempre con voluntad integradora, con confianza y, sobre todo, con esa Fe y amor a la patria que nos hacía olvidarnos de todo para mantener a toda costa la unidad. Unidad que significa sentir la convicción de que nada trascendente nos separa, unidad en el propio convencimiento de que todo lo que es importante en la vida de un español o en la Historia de nuestro pueblo nos es vitalmente común. Una misma Fe en los destinos de una Patria unida en la riqueza de su diversidad regional, en el afán de perfeccionamiento, sin necesidad de ayudas que no hemos pedido ni vamos a aceptar, de nuestro desarrollo político y en el afán de un desarrollo económico, cultural y, sobre todo social, que asegure el bienestar de los españoles y afirme su decisión de superar cualquier tipo de tensión que atente contra su propia convivencia.”

(Mensaje de Franco por el Año Nuevo de 1974).

El  pueblo español, ignorante de la trascendencia que ello suponía, después de tres años de propaganda sobre las cualidades de la democracia (lo que ya, sin decirlo abiertamente, calificaba al Régimen del 18 de Julio como régimen no democrático, y con el tiempo, dictatorial), vota la Constitución de 1978 que se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, con pluralismo político y sindical, y cuya forma política es la Monarquía parlamentaria, a semejanza de las reinantes en Europa, restaurando un régimen de triste recuerdo en nuestra Historia.

España deja, en ese mismo momento, de regirse por las Leyes Fundamentales del Reino, como una democracia orgánica, unitaria, de raigambre puramente español (bajo la que, a pesar de bloqueos y acosos del extranjero, y ante su asombro, había logrado, con una unidad monolítica del pueblo español y por su propio esfuerzo, volver a ser tras cuatro décadas de paz, progreso y estabilidad política, la gran nación, en todos los órdenes, en el concierto mundial).

 

A estas alturas conviene recordar lo que allá por el año 1947, el Almirante Carrero Blanco expone sobre la Monarquía, en la entrevista con Don Juan de Borbón con motivo de darle a conocer e informar, debida y razonadamente, sobre la Ley de Sucesión que el Gobierno iba a someter a las Cortes : “… se trata de una monarquía tradicional -no liberal como fue la de vuestro augusto padre- adaptada a la situación actual del mundo; que la Monarquía tiene que tener una base popular, y nada más democrático que las Cortes española (a continuación, tras esa rotunda aseveración, explica la composición de las Cortes); que la monarquía no puede ser otra cosa que la continuación de Movimiento Nacional; que en España se abrió una trinchera y hay que estar de este lado de la trinchera o enfrente, lo que no es posible es estar a caballo de la trinchera; que S.A. debe pensar en que puede ser Rey de España, pero del Movimiento Nacional: católica, anticomunista, antiliberal y rabiosamente libre de toda influencia extranjera en orden a su política; los españoles no concebimos una España diferente a esta. Ante la indicación de Don Juan de que él debía hacer siempre lo que más convenía a España y que ahora tenía al extranjero como enemigo y lo tendría mientras el Caudillo la rigiera, Carrero le responde: sí, Alteza, pero esa enemistad no es contra el Caudillo por antipatía hacia su persona si no contra la España del Movimiento. Tenemos enfrente a la masonería y al comunismo y no claudicaremos ni ante una y otro, y al no podrán Vds. de Don Juan, Carrero responde: podemos y ya hemos podido, lo más que puede pasar que si el mundo se vuelve loco, se lance contra nosotros y que perezcamos. si claudicamos nos pasaría lo mismo, pero pereceríamos sin honor.” 

La Constitución, tras“un proceso de socavamiento que ha sido largo porque la herencia de Franco -en definitiva la continuidad histórica de España, de su cultura, etc., -era demasiado excelente y sólida para ser destruida con facilidad” (Pio Moa), dejó abierta la posibilidad de romper su unidad (“nacionalidades”, comunidades, separatismos y enemigos ancestrales en el poder), así como la pérdida de su soberanía  (imitación e influencia extranjera), poniendo en grave riesgo de rotura y destrucción, la España unida y soberana que nos legó Franco.

 

Pocos son hoy los españoles que saben que los enemigos de España, tanto nacionales como extranjeros, viven desde hace siglos con la obsesión de destruir la nación que a lo largo de su Historia ha hecho gala de sus creencias, principios y valores frente al mundo y ya en el siglo pasado, haber sido la única que se enfrentó y derrotó al comunismo en el campo de batalla. Y, así mismo pocos, los que son conscientes de que al ser Franco la viva representación de la España Eterna, al atacar a Franco se ataca el Talón de Aquiles de España (Unidad y Soberanía), siendo esta la verdadera razón por la que los enemigos de nuestra Patria, nacionales y extranjeros, trabajan incansables intentando borrarle de nuestra Historia.

Nunca se ha conocido en la Historia un caso de persecución y difamación de un personaje, como la llevada a cabo por los socialistas a la figura de Franco. Él que en vida derrotó, en la guerra y en la paz, a los enemigos de España, a casi medio siglo de su muerte, sigue siendo el primer enemigo a abatir para lograr su objetivo, que no es otro que la destrucción de esta centenaria y gran nación que es España. En efecto, la prioridad y urgencia del gobierno (socialista, comunista, separatista y terrorista), en promulgar leyes y disposiciones en este sentido (profanación de su tumba, Ley de Memoria Democrática, etc.), son evidente prueba de ello.

 

El gran error o mejor dicho la gran traición cometida en 1978, que cambió el rumbo de España, fue optar por la monarquía liberal, derrocando la tradicional, como establecía la Ley de Sucesión; y el gran error sería, hoy, el no saber que la recuperación del rumbo de España pasa por defender la figura y obra de Francisco Franco y aprender de su reciente y gloriosa Historia, de la que fue artífice, siendo ese el camino para recuperar la unidad de España y de los Españoles, necesaria para su resurgir.

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viernes, 12 de marzo de 2021

LA MENTIRA DE ULISES

 Un resistente francés, un enemigo de los nazis y que por tanto luchó contra Alemania, da a conocer en esta obra lo que fueron los campos de concentración de Buchenwald y Dora.

Paul Rassinier ha sido el primero en manifestar, con brillante forma literaria, la verdad sobre el régimen de vida y los horrores de ambos campos. A su impresionante relato le sigue, como segunda parte del libro, una dura crítica de los principales testimonios sobre los campos alemanes, estableciendo el revisionismo sobre los campos de exterminio del régimen nazi.

Paul Rassinier es considerado como el primer historiador revisionista, al ser también el primero que pone en tela de juicio la propaganda de los vencedores.

Ingresó en el Partido Comunista Francés en 1922, pero a causa de sus posiciones de extrema izquierda fue excluido del mismo en 1932. Su izquierdismo militante lo llevó a ingresar en la Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), para tomar parte en el movimiento animado por Marceau Pivert.

Era pacifista y sin embargo fue de los primeros en integrarse en la Resistencia francesa. A causa de sus acciones en la organización terrorista fue detenido por la policía alemana en octubre de 1943 y deportado a Buchenwald y Dora.

De allí salió inválido y dedicó el resto de su vida a defender la verdad -que él conoció en persona- sobre la mitología de los campos de concentración, y en particular sobre las denominadas “cámaras de gas”. Al aparecer en 1951 su libro “La mentira de Ulises” fue celebrado por la Internacional Obrera, pero al año siguiente le valió ser excluido de la misma.


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Carlos Javier Blanco: “España se rompe, mientras se deja invadir y colonizar culturalmente. Pero si cae España, cae toda Europa”

 

Entrevista a Carlos Javier Blanco para la revista eslovena DEMOKACIJA, traducida al español.

Andrej Sekulović 

Carlos Javier Blanco es un profesor español de filosofía, y autor de varios libros, que se centra sobre todo en el pensamiento del filósofo alemán Oswald Spengler. Hablamos con él sobre el declive de las civilizaciones al que se enfrenta Europa en la actualidad, y sobre cómo detener dicho declive. También hablamos de las migraciones masivas, de la situación política en España y de otros temas interesantes. 

Por favor: ¿podría presentar su trabajo y área de experiencia a nuestros lectores, y contarnos un poco cuáles son sus actividades?

Yo soy profesor de Filosofía. Me doctoré en Filosofía por la Universidad de Oviedo (Principado de Asturias, España) en 1994 y en los primeros años de mi docencia e investigación hice contribuciones a la Teoría del Cierre Categorial en la llamada “Escuela de Oviedo” dirigida por el filósofo español (ya fallecido) Gustavo Bueno. De la Filosofía de la Ciencia y la Teoría del Conocimiento, mis intereses fueron derivando hacia la Filosofía de la Historia, de ahí mis publicaciones abundantes sobre Marx, Nietzsche y Spengler. El ambiente sectario del “materialismo” asturiano hizo que me desentendiera progresivamente de aquella forma abstrusa y cientifista de hacer filosofía y me acercara, por el contrario al estudio de algunos clásicos del pensamiento alemán. Además de los ya citados, tengo trabajos sobre Kant, Schopenhauer… En cualquier caso, dada la decadencia horripilante de la civilización europea, la figura de Oswald Spengler fue cobrando un mayor protagonismo en mis estudios. En la última década me di cuenta de que Spengler es el principal filósofo del siglo XX y, sin embargo, es un autor maldito. Rastreando quiénes se habían hecho cargo de su legado y lo habían estudiado seriamente en los tiempos recientes, me di cuenta de la existencia de dos fuentes recientes principales. Una, aquellos que inicialmente habían pertenecido a la llamada Nueva Derecha, con un núcleo francés (de Benoist, Faye) o belga (Steuckers) y, otra, distinta, la obra del profesor David Engels, también belga (más bien germano-belga), que actualmente investiga en Polonia. De otra parte, la llamada “Nueva Derecha”, si es que existe todavía una tendencia tal, creo que sólo conoce bien los vínculos entre Spengler y la Revolución Conservadora Alemana y el nuevo pensamiento identitario y anti-decadentista si nos centramos en la figura de Steuckers. Engels, a su vez, es presidente de la Sociedad Oswald Spengler para el Estudio de la Humanidad y de la Historia Universal [https://www.oswaldspenglersociety.com/] y trabaja duro por el reconocimiento y el estudio del enfoque spengleriano en este siglo XXI tan decadente. Con ambos autores, Steuckers y Engels, mantengo fluido contacto y de ellos he aprendido mucho.

La idea de spengleriana de la Historia me ha sido muy útil para reinterpretar la Hispanidad en clave geopolítica, la Reconquista y el papel del Reino Asturiano, la lucha de los asturianos y de los españoles por liberarse de los moros y no quedar absorbidos por ellos, el mantenimiento de una identidad católica y celto-germánica ante los bárbaros del sur.

Vd. También es el autor del blog Spengleriana – Decadencia de Europa, por favor, cuéntenos un poco acerca de este blog:

“Spengleriana” (Decadencia de Europa, https://decadenciadeeuropa.blogspot.com/) ya se acerca a las 200 publicaciones, algunas de considerable extensión, y otras muy breves. Si no me engaña el propio blog, éste arrancó en enero de 2012 y ya sobrepasa las 136.000 visitas. La mayoría de los artículos son de mi autoría, aunque hay algunas excepciones, entre ellas traducciones mías de artículos o entrevistas que consideré importantes. Me consta que es un blog consultado desde las más diversas partes del mundo, no sólo desde los países que conforman la Hispanidad (dado que el español es el principal idioma usado en el blog). También es uno de los pocos blogs consagrados a un enfoque spengleriano de la Historia y del Presente, aunque esto debe ser dicho de una manera muy general, pues éste enfoque adoptado por mí puede ser calificado de muchas otras maneras: para unos, demasiado conservador, para otros, demasiado marxista, o demasiado nacionalista… En el blog recojo muchas de mis publicaciones académicas, aunque también hay ensayos hechos expresamente para el blog o para publicaciones amigas, donde soy asiduo colaborador (La Tribuna del País Vasco, Tradición Viva, Geopolitica en Español, etc.).

Siguiendo con el tema de su blog, incluso para un no hispanohablante es obvio que está influenciado por el filósofo alemán Oswald Spengler, y su idea de la Decadencia de Occidente. ¿Por qué diría que su filosofía sigue siendo importante en nuestros tiempos, y hasta qué punto sus predicciones sobre la decadencia, y sus puntos de vista sobre las culturas en ascenso y en declive, se hicieron realidad en su opinión?

Spengler fue “profeta” no por sus dotes divinas, sino por la propia virtud de su método. Spengler adoptó un método morfológico según el cual el ciclo de una cultura, que envejece hasta llegar a ser Civilización, recorre etapas necesarias, y éstas se pueden prever genéricamente. Al igual que en la biografía de un hombre tú puedes prever que su vejez va a llegar al cabo de un tiempo, y que su vejez va a ser de tal manera o tal otra conociendo sus hábitos de vida, sus vicios, su personalidad, etc. y en función de analogías con otros seres humanos que han recorrido etapas similares, etc. Europa, como toda civilización, morirá pero morirá todavía dentro de mucho tiempo y en esta vejez cabe todavía un intervalo de “Cesarismo” (en esto insiste mucho Engels), en analogía con la última etapa caótica de la República Romana, y de guerras civiles (en una “convergencia de catástrofes” como la pronosticada por G. Faye, en la cual habrá fases de “Reconquista Europea”, para salvar su identidad en medio de la invasión creada por el neoliberalismo, en analogía con la Reconquista que iniciaron los reyes asturianos para rescatar a la Península Ibérica del dominio mahometano

La civilización europea está en decadencia, desarmada, impotente en un contexto multi-polar altamente peligroso para sus naciones y pueblos. Las élites que dicen gobernar en nombre del ethnos europeo están vendidas, son élites corruptas que están dispuestas a todo con tal de mantener sus privilegios y seguir siendo los vigilantes bien remunerados de una masa esclavizada. Spengler retrató muy bien el proceso de conversión de una comunidad, antaño sana, fuerte y bien organizada, en una masa dócil de esclavos impotentes, que habitan en colmenas, seres sin alma, colonizados mentalmente, estériles, sin familia ni hijos, dispuestos a venderse aún más con tal de seguir consumiendo sus drogas y de no esforzarse arando el campo o empuñando un arma. Esa Europa oclocrática ya la tenemos a la vista. Y nos van a comer crudos, nos van a devorar vivos. La predicción se cumplirá si no hay un interregno cesarista o una reacción en forma de “Reconquista”.

¿Cuáles son las principales características de una cultura en declive, y cómo podemos, como europeos, luchar contra este declive? ¿Es posible superarlo, o ese declive es inevitable?

El declive se puede retrasar. Se puede crear una contra-hegemonía. Se pueden crear movimientos nacional-populares. Nunca lo va frenar el conservadurismo, que es de por sí cobarde y acomodaticio. Ni tampoco el estilo de pensamiento “progresista”, que es el principal agente causante del declive. Es ridículo leer la prensa “conservadora” y es difícil tomarse en serio sus advertencias sobre el “comunismo” chino o venezolano, o el “autoritarismo” ruso. Los movimientos nacional-populares europeos no pueden ser ni de izquierdas ni de derechas. Deberían ser movimientos a favor de la soberanía nacional-popular, que luchen desde cada nación en contra del dominio neoliberal anglosajón y muestren ante los imperios emergentes (Rusia, China) que aquí todavía existen pueblos rebeldes y que Europa no es sinónimo de élites burocráticas neoliberales instaladas en Bruselas, sino que Europa son pueblos autóctonos que tienen derecho a decidir sobre sus propios territorios y destinos. Estamos muy lejos de ello, pero la batalla real debe estar precedida por una “batalla por la Cultura”, una lucha de ideas. Hay síntomas de esa lucha en todos los países, pero el esfuerzo contra-mediático, editorial, intelectual, etc. es, todavía, titánico.

Además de Spengler, usted también se centra en otros filósofos e ideas en su obra. Díganos qué otros filósofos son relevantes en nuestra época y cuáles le han impactado más?

A los “conservadores” les causa alergia e indigestión, pero antes de haber leído a autores decisivos como Costanzo Preve o Diego Fusaro, mi estudio de la obra de Marx ya me había llevado a la conclusión de que el Marx más genuino, el aristótelico y comunitarista, el idealista pensador de la Totalidad orgánica, no tenía nada que ver con el Marx de los marxistas ni con toda esta izquierda degenerada postmoderna, que se olvida del trabajo y de aspecto productivo de la vida social y, en cambio, está obsesionada con lo que el escritor Juan Manuel de Prada llama “derechos de la bragueta” (derecho a la aberración sexual, a la autodeterminación de género y al disfrute hedónico ilimitado).

A los “progresistas” les causaría un síncope si yo les mencionara a Tomás de Aquino, el maestro del Orden. Y sin embargo, nada más revolucionario que el pensamiento clásico y el escolástico. Para un nuevo Orden, como el que la Iglesia extendió, con la ayuda de los caballeros, durante mil años, nada mejor que inspirarse en la Suma de Teología. Hace falta escribir una nueva Summa para el próximo milenio.

¿Hay algún autor contemporáneo de España, o más ampliamente de Europa u Occidente, que recomendaría a nuestros lectores interesados en las ideas y puntos de vista que estamos debatiendo?

Un hombre que sembró en mí el amor a la Filosofía fue don Gustavo Bueno, filósofo español fallecido en 2016, con una extensa obra, muy “barroca” y a menudo innecesariamente técnica. Es preciso estudiarle directamente, sin el filtro de ninguno de sus discípulos, que en su inmensa mayor parte son “autistas”, ya escoren hacia el marxismo o ya lo hagan hacia el conservadurismo.

Recientemente he descubierto las teorías politológicas de Marcelo Gullo sobre la “Insubordinación Fundante”, una nueva manera de entender la Hispanidad (aunque podrían extenderse a otras entidades geopolíticas), ideas muy fértiles contra el neoliberalismo y en neocolonialismo (anglosajón) basadas en la resistencia cultural y en el proteccionismo económico de las naciones, y en la unión de éstas naciones afines étnicamente o culturalmente contra el imperio subordinante. El problema de Gullo es que a los españoles europeos y a los españoles americanos nos quiere plantear una falsa disyunción excluyente: o Hispanidad (que incluye mestizaje en las Américas) o Germanismo, confundiendo las raíces étnicas (celto-germánicas) de la España del Norte con la sumisión del actual Reino de España a una Unión Europea corrupta y torpe, liderada por una Alemania desnaturalizada. Pero Gullo podría ser muy leído en Europa con gran provecho.

Los dos autores europeos en activo que recomiendo más vivamente son belgas: Steuckers y Engels. Ambos nos interpelan a un renacimiento espiritual como europeos.

Me gusta mucho, y he colaborado también con él, el filósofo marxista Diego Fusaro. Su lema, algo así como “valores de derecha” (Tradición, Familia) e “ideas de izquierda” (Justicia Social, Trabajo digno y abolición del capitalismo) resume, para mí, al Marx auténtico, no el de los progresistas ni de los comunistas residuales o estalinistas. También resume el Renacimiento que debería llegarnos antes de sucumbir.

Sería justo decir que en Occidente las universidades y las instituciones educativas en general fueron tomadas por la izquierda liberal, lo que se puede ver en muchos casos de eliminación de los cursos clásicos europeos u occidentales del plan de estudios en algunos países, etc. Los círculos académicos oficiales estigmatizan todo lo que no se ajusta a lo “políticamente correcto”. Díganos cómo es la situación en España al respecto y qué opina sobre este asunto. 

Quizá España sea hoy en día el país más golpeado por el virus de la “corrección política”. La Universidad y el resto del sistema educativo es hoy una gigantesca máquina inquisitorial. La gente tiene lavado el cerebro. En mi propia ciudad natal, Gijón, la más grande del Principado de Asturias, origen de la Reconquista, la gente se ríe de don Pelayo (iniciador de la misma, y primer Rey de España). Una vez, entregando mi libro sobre la Reconquista (“La Luz del Norte”) en una biblioteca, la empleada me dijo que ese personaje no existía. Lo correcto ahora consiste en decir que los moros no invadieron Europa, que la II República fue una democracia maravillosa, que la Conquista Española fue un genocidio, que la Transición desde el franquismo al borbonismo fue “modélica”… Todo esto es tener el cerebro lavado.

España es uno de los países mediterráneos que se vieron desbordados por las migraciones masivas desde el inicio de la crisis migratoria en 2015. Una gran parte de los migrantes que viajan a Europa a través del Mediterráneo terminan en España. ¿Cómo ha afectado esto a su sociedad y cuáles son, en su opinión, los principales problemas que las migraciones masivas representan para España y Europa?

Nos ocultan que el Sultán de Marruecos está invadiendo silenciosamente España, que tiene a al gobierno español bajo chantaje, y también que hay un plan para apoderarse de Canarias, Ceuta, Melilla y buena parte de Andalucía. Nos ocultan que existe el proyecto de crear un “Gran Marruecos” que abarca la antigua provincia española del Sahara, más Mauritania, parte de Argelia, Mali y de España (por tanto, de Europa). Las mafias introducen personas de toda África, y también excedentes del propio Marruecos, que habrán de ser mantenidas con los fondos públicos de España, ya muy menguados con la pandemia de la Covid-19. Los estudios y la manutención de miles de africanos y, de entre ellos, de marroquíes, corre a cargo del Estado español, un Estado en ruinas –endeudado, tocado de muerte por la pandemia, ya que dependía del monocultivo turístico- y que ya no tiene recursos para su propia población. En este sentido, antes que decir que hay una “emigración masiva” o una “invasión silenciosa” yo diría más bien que España está siendo una colonia de Marruecos, un territorio chantajeado por la “bomba humana” y que se ve obligado a sacrificarse ante otro Estado amenazante. Por otra parte, quizá hay muchos agentes –nativos o no- al servicio del reyezuelo magrebí, que fomentan la idea del “esplendor del al-Andalus”, la “España de las tres culturas” y la “herencia árabe de España”, además de numerosos caballos de Troya a la idea de una España europea y cristiana, introducidos especialmente entre los partidos de izquierda. Nadie reacciona ante esta situación. España se centrifuga, se rompe, mientras se deja invadir y colonizar culturalmente. Pero si cae España, cae Europa entera.

¿Puede hacernos un breve resumen de la situación política actual en España?

Es una locura absoluta, el triunfo de la estupidez. Después de tener a los terroristas separatistas vencidos policialmente, el Gobierno de la nación les ensalza y les reconoce como sujetos políticos. Habiendo podido asfixiar económicamente a la Generalidad de Cataluña, por su deslealtad hacia la Nación, se le sigue reconociendo autonomía de acción, una acción siempre encaminada a la centrifugación de España. Un gobierno en minoría, legisla sin consenso en una dirección inequívoca: crear división, fractura social. No les ha bastado un siglo y medio de guerras civiles, quieren más y más guerra civil. Y provocan terror en la clase media y trabajadora con su agenda posmoderna: eutanasia, derechos “de bragueta”, apoyo a minorías aberrantes y degeneradas… pura ingeniería social. Un Estado gobernado por una pseudo-izquierda que pretende aplastar a las clases realmente productivas de la sociedad, en detrimento de ellas y a favor de parásitos. Y una derecha cobarde o maniatada, que carece de interés y preparación para la “lucha cultural”, tan imprescindible en estos momentos.

¿Qué cree que le espera a Europa en el futuro, y qué le espera a Occidente y al mundo, después del turbulento año 2020?

Surgirán muchos movimientos identitarios, muy variopintos, pues Europa ya cuenta con toda la diversidad étnica ancestral que precisa, y esos movimientos nacional-populares cometerán muchos errores, y serán objeto de criminalización genérica. Pero al final se alinearán en cada país y pueblo y ciudad contra los partidarios del suicidio de Europa. La gente “que no tiene nada que perder” saldrá a la calle, como siempre ha sucedido. Se verá como tarea perentoria una restauración del Orden, y la gran solución al Orden tendrá que ser centralizada, pues Europa no sobrevivirá sino actuando como un solo cuerpo, por más que la situación se viva de forma muy diferente en un país o en otro. La Unión Europea se mostrará, a un tiempo, más y más traidora, falsa e ineficaz, enemiga de los pueblos que pretende haber unido. Y sin embargo, tendrá que venir una unidad de los europeos, como unidos están ya los chinos, los rusos y, espero, los hispanoamericanos (tarea, ésta última, en la que hay mucho por hacer). Si se derriten los U.S.A., esto no tiene por qué acontecer en la Unión Europea: somos pueblos muy viejos, con fondos comunes ancestrales, y una especie de instinto puede acudir en nuestra defensa. Ese instinto, o un Dios, es lo que puede salvarnos.

Fuente

martes, 2 de marzo de 2021

UNA LLAMADA A LAS ARMAS – EL ÚLTIMO DISCURSO DE YUKIO MISHIMA

 

Creo que es la primera vez que se traduce al castellano, la totalidad del discurso pronunciado por Yukio Mishima poco antes de practicarse el hará-kiri. Ha sido posible gracias a Ars Magna que lo ha traducido, también por primera vez, al francés. El texto fue dejado por Mishima en el lugar donde se practicó la muerte sacrificial y se corresponde con las palabras que pronunció el escritor y patriota japonés ante la guarnición de Ichigaya en Tokio, con leves variaciones. En el cuaderno publicado por Ars Magna (www.editions-ars-magna.com), el discurso está precedido por un amplio estudio sobre el carácter sacrificial escrito por Georges Feltin-Tracol. El contenido del discurso, a además de explicar las razones de su suicidio ritual, desmiente a las versiones (que todavía circulan hoy) sobre que la decisión de suicidarse la adoptó Mishima porque los militares no reaccionaron favorablemente a sus palabras. Estamos ante un documento histórico y sería un error leerlo solamente en clave de la historia japonesa. Convendría trasladar situaciones y conceptos a todos los países europeos para extraer de este documento las consecuencias pertinentes.

UNA LLAMADA A LAS ARMAS

Nuestro Tatenokai [1]ha recibido entrenamiento del Jieitai [2]. En este sentido, el Jieitai es como nuestro padre o nuestro hermano mayor. Siendo así ¿cómo es que hemos decidido realizar esta acción, aparentemente ingrata? En el pasado, hemos sido tratados casi como militares en el seno del Jieitaiy se nos ha asegurado una formación desinteresada en el curso de los cuatro últimos años para mí mismo y en los últimos tres años para mis estudiantes. Amamos al Jieitai desde el fondo de nuestros corazones y ha sido aquí donde hemos soñado con el verdadero Japón que ya no se puede encontrar fuera de los muros del Jieitai y, aquí conocimos “los lamentos del hombre”[3]que era imposible encontrar en el Japón de la postguerra.

El sudor que hemos derramado aquí era puro, en absoluto forzado, y hemos caminado por las laderas del Monte Fuji[4]como camaradas que compartían el mismo espíritu patriótico. Jamás he tenido la menor duda de esto. Para nosotros, el Jieitaiera nuestro hogar y el único lugar en el que podíamos respirar un aire vivo y sano en el Japón tibio de hoy. El amor y las atenciones que hemos recibido de nuestros instructores durante los ejercicios no han tenido límites. Sin embargo, hemos elegido iniciar esta acción aquí y ahora. ¿Por qué? Aun a riesgo de ser considerado como un sofista, debo precisar que todo esto se debe a nuestro amor por el Jieitai.

El Japón de la postguerra se ha desparramado en la prosperidad económica, ha olvidado los fundamentos de una nación, perdido su espíritu nacional, olvidado lo que es esencial dispersándose en bagatelas, se ha comprometido en lo improvisado y lo hipócrita y ha perdido su alma. Esto es lo que hemos podido constatar.

La política no tiene más que una función que consiste en embellecer las contradicciones, garantizar la autopreservación de los politicastros, sus promociones y su hipocresía. Asuntos de importancia vital y duradera para el Japón son confiados a cierto país extranjero, la humillación de la derrota militar no ha sido nunca verdaderamente tenida en cuenta ni superada. Hoy, los propios japoneses están arruinando la historia y las tradiciones del Japón.

Todo esto, lo hemos podido constatar con rabia. Pensamos que el Jieitai era el único lugar en el Japón de hoy donde el verdadero Japón, los verdaderos japoneses y el espíritu de los verdaderos guerreros sigue existiendo. Pero está claro que, legal y teóricamente, la existencia misma del Jieitai es contraria a la Constitución de la posguerra y que la defensa nacional, como componente fundamental de una nación, está confundida por interpretaciones jurídicas prácticas que procuran definir el papel de la fuerza armadas sin emplear siguiera el nombre de “fuerza armada”[5]. Esto constituye la razón fundamental de la descomposición del alma y del declive de la moral de los japoneses.

El ejercito que debería preocuparse más por su honor ha existido así, hasta este día, bajo la sombra del engaño más maligno. El Jieitaiha seguido llevando sobre su espalda la cruz y el estigma de una nación vencida. El Jieitai no tiene el estatuto de un ejército nacional del Japón, no está dotado del sentido verdadero del ejército japonés, pues, en su origen, fue solamente concebido como una gran fuerza policial cuya tarea ni siquiera fue definida con claridad.

Nosotros nos encolerizamos contra este período de letargo excesivamente largo del Japón en la postguerra. Pensamos que el momento en que el Jieitai se despertaría supondría el momento en el que el Japón adormecido no podría sino despertar también. Pensamos que, a fin de que el Jieitai volviera a conectar con el origen de los fundamentos de la fuerza armada japonesa y se convierta en un auténtico ejército nacional, gracias a una reforma constitucional, no habría mayor servicio a él, por nuestra parte y como ciudadanos japoneses que el consagrar nuestros más humildes esfuerzos para este fin.

Hace cuatro años, hice mío este ideal y me uní al Jieitai.El año siguiente, constituí el TatenokaiLa razón fundamental de ser del Tatenokaidescansa en nuestra voluntad y en nuestra determinación de sacrificar nuestras vidas para ayudar a restaurar, en el Jieitai, la honorable fuerza armada del Japón.

Dado que la reforma constitucional es difícil con el actual sistema parlamentario, la movilización de los militares es la única oportunidad real. Aspiramos a ser la vanguardia de la movilización del Jieitai, sacrificando nuestras vidas y convirtiéndonos en la piedra de toque para la revisión de las fuerzas armadas nacionales. El papel del ejército es proteger a la nación, el de la policía proteger al régimen.

Cuando llegue el momento en el que la fuerza de policía no pueda proteger suficientemente al régimen, será el momento para enviar al ejército para que clarificar de nuevo lo que es la nación y cuando el militar reencontrará así su significado fundador. El significado original y fundador del ejército del Japón no consistía en nada más que en la “protección de la historia, de la cultura y de las tradiciones del Japón centradas en la monarquía”. Para realizar nuestra misión de rectificar los fundamentos deformados de nuestra nación, a pesar de nuestro pequeño número, hemos elegido seguir un entrenamiento duro y estamos preparados para el momento preciso en el que habríamos de ofrecernos a nosotros mismos.

¿Qué ocurrió el 25 de octubre del año pasado? La manifestación izquierdista antes de la visita del primer ministro a América, que se consideraba como la más importante organizada hasta entonces, terminó con la pólvora mojada frente a una fuerza de policía aplastante. Observando esta escena en Shinjuku[6], suspiraba y me lamentaba comprendiendo que una reforma constitucional no sería nunca posible.

¿Qué sucedió aquel día? El gobierno fue capaz de resistir a la izquierda radical, imponer a los ciudadanos lo que se parecía a un toque de queda y estuvo seguro de poder mantener la situación bajo control sin arriesgarse a realizar una reforma constitucional. El llamamiento a los militares no fue necesario. Para mantener el sistema político en pie, el Gobierno estuvo seguro de que podía controlar la situación, pura y simplemente, con la fuerza de policía, y, por tanto, permanecer confortablemente asentado en el marco constitucional habitual, de forma que podía proseguir cerrando los ojos ante la cuestión nacional fundamental.

Así, el gobierno permitió a las fuerzas izquierdistas proseguir sus acciones, presentándose como el garante y defensor de la Constitución y arrogándose el mérito de ser el abogado de la defensa de esa misma Constitución adoptando la táctica de “rechazar el nombre y conservar la substancia”. Si, se trataba de esto: el gobierno ganaba lo que quería sin preocuparse por el nombre. Este resultado era muy positivo para los politicastros, pero fatal para el Jieitai, algo que los politicastros sabían ciertamente. Aquí vimos la hipocresía, el disimulo, la adulación y el engaño desplegándose ante nuestros ojos, de forma aún peor que en ocasiones precedentes.

Conservar todo esto en la mente.

Este día del 21 de octubre del año pasado fue, de hecho, un día trágico para el Jieitai. Desde su fundación hace veinte años, había esperado ansiosamente la reforma constitucional. Pero ese día sus esperanzas quedaron reducidas a la nada, la reforma constitucional quedó excluida de la agenda política del gobierno y la posibilidad de una acción no parlamentaria fue abiertamente barrida por el Partido Demócrata Liberal y por el Partido Comunista, dos fuerzas parlamentaristas. Se podría decir, sin miedo a equivocarse, que, teóricamente, a partir de este día, el Jieitai que, hasta ese momento, era un hijo ilegítimo de la Constitución se había convertido en “el ejército defensor de la constitución”.

¿Puede haber mayor paradoja que esto?

Hemos observado al Jieitai en cada instante después de ese día. Hemos creído estar en un sueño.  Si existía aun un rastro de espíritu guerrero en el Jieitai, ¿cómo podía aceptar todo esto sin emprender ninguna acción? Defender algo que niega la existencia incluso de uno mismo, ¡qué lógica tan contradictoria y extraña! ¿Cómo el orgullo personal de un hombre puede permitir que se produzca tal cosa? Cuando la última posición que debe ser defendida es franqueada, es un deber, para el hombre verdadero y para el soldado, levantase y combatir con determinación.

Hemos escuchado sin cesar con el oído atento, pero no hemos oído ninguna voz en el Jieitai que desafíe la orden deshonrosa y humillante de ¡“defender la constitución que os niega la existencia”! Llegados a este punto, el único medio que quedaba era ser consciente, de contar únicamente con uno mismo y actuar para rectificar la distorsión teórica del Estado.

Estábamos tristes, nos sentíamos encolerizados y, finalmente, estábamos indignados. Vosotros decíais que no podéis hacer nada, que no se nos había dado ninguna misión que cumplir. Era tan triste constatar que, finalmente, el Japón no os había confiado ninguna misión. Se nos dijo también que el control del ejército por parte del poder civil era la naturaleza esencial de la democracia.

Pero ese control por el poder civil de los militares ingleses y americanos es únicamente un control financiero. No es, en ningún caso como ocurre con los militares japoneses a los que incluso el poder sobre el personal es remoto. En el Japón, el ejército está castrado, manipulado por politicastros pérfidos y caprichosos y explotado por los intereses y las estrategias de los partidos políticos. Además, tal Jieitai que había aceptado sin reflexionar el discurso de los politicastros y que estaba en vías de seguir un camino de auto decepción y de auto profanación, ¿estaba completamente podrido? ¿En dónde estaba el espíritu de los samuráis? ¿Hacia dónde se dirigía este arsenal gigante con un alma muerta?

Mientras que los industriales del textil denunciaban la traición del Partido Liberal Demócrata en el marco de las negociaciones internacionales sobre el comercio de productos textiles, otros veían en la posición del gobierno ante el Tratado de no proliferación de armas nucleares[7], -cuestión de importancia crucial y duradera para el Japón-, una reedición de antiguos tratados desiguales[8], a pesar de todo esto, no existía un solo general del Jieitai que se abriera el vientre en señal de protesta frente a los políticos traidores del gobierno.

¿Y el retorno de Okinawa al seno de nuestra nación[9]? ¿Cuáles son las atribuciones de la defensa nacional?

Es evidente que los americanos no deseaban un ejército japonés verdaderamente independiente y autodirigido defendiendo el territorio del Japón. Si el Jieitai no conseguía su independencia en los dos próximos años, seguirá siendo, como han hecho notar los izquierdistas, una fuerza mercenaria de los EEUU para siempre.

Hemos esperado cuatro años. Hemos aguardado con gran impaciencia el último año. Pero ya no podemos esperar más. No vale la pena esperar al que se degrada y se contamina.

Pero esperaremos aun los próximos treinta minutos. Los últimos treinta minutos.

Levantémonos juntos y muramos por los principios de la justicia.

Devolvamos al Japón su rostro auténtico y muramos por él. Es realmente sorprendente declarar que se respeta la vida mientras que el propio espíritu está en vías de morir. ¿Cómo un ejército puede existir si no tiene valor o una creencia por encima de la misma vida?

Ahora vamos a demostrar ante vuestros ojos la existencia de un valor que va más allá del respeto a la vida. Esto no es ni libertad, ni democracia. Es Japón, el Japón que amamos como una nación de historia y de tradiciones. ¿Hay alguien que quiera morir sacrificándose por la Constitución que ha privado al Japón de su columna vertebral? Si hay un hombre así, incluso en este momento, alcemos juntos muramos juntos.

Hemos deseado fuerte e intensamente que vosotros, soldados, poseedores del alma más pura, reviváis como hombres de verdad y reales samuráis. Y es por eso que hacemos este gesto.

Yukio Mishima

25 de noviembre del año cuarenta y cinco de la era Shôwa.

©Por el texto Editions Ars Regia

©Por la traducción Info-krisis, Ernesto Milá



[1]El Tatenokai (“Sociedad del Escudo”) fue fundada en 1968 para defender los valores tradicionales japoneses y devolver la autoridad al Emperador. Su impulsor, Yukio Mishima, reclutó a los miembros de la organización entre jóvenes universitarios nacionalistas. La sociedad obtuvo el derecho excepcional a recibir entrenamiento militar con la Fuerzas de Autodefensa del Japón [NdT]

[2]Jieitai o es el nombre de la Fuerza de Autodefensa del Japón, creada tras la ocupación norteamericana en 1954. Estuvieron confinadas a las islas japonesas y no podían desplazarse al exterior, ni participar en misiones internacionales por prescripción constitucional [NdT].

[3] Provocados por grandes esfuerzos y por el dolor.

[4]El Monte Fuji es, para el shintoismo, la montaña sagrada desde el siglo VII y también es venerado por los budistas zen. En sus faldas se han construido numerosos santuarios y establecido hermandades para venerar a la montaña. Es uno de los símbolos del Japón. Antiguamente, los samuráis se entrenaban al pie del Monte Fuji. A partir de 1945, los marines de los EEUU tienen una base al pie del volcán, que fue considerada por Mishima como una afrenta al honor japonés.

[5]De hecho, como se ha visto, el nombre oficial del Jieitai (自衛隊) es “Fuerza de Autodefensa del Japón”, en absoluto “Fuerzas Armadas del Japón” (NdT).

[6] Uno de los barrios de la ciudad de Tokio.

[7] Mishima se opuso a la ratificación del Tratado de no-proliferación de armas nucleares por el gobierno japonés que se firmó nueve meses antes de su suicidio. De hecho, hasta ese momento, la adquisición por el Japón de un armamento nuclear había sido una opción realista y que no se excluía en absoluto. Sin embargo, el régimen ostensiblemente conservador cedió a la presión de los Estados Unidos y abandonó sus planes de un armamento nuclear potencial lo que permitió al Primer ministro Eisaku Sato recibir el Premio Nobel de la Paz. Pero, en consecuencia, el Japón era incapaz de poseer su propia capacidad de disuasión nuclear, quedando excluido el camino hacia la independencia real.

[8] Durante la primera conferencia mundial sobre el desarme marítimo celebrada en Washington, de noviembre de 1921 a febrero de 1922, Japón fue diplomáticamente forzado a firmar el tratado de reducción de armas marinas con los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia. Este tratado limitaba el tonelaje de los acorazados del Japón a 300.000 toneladas. Los Estados Unidos eran el principal acreedor del Reino Unido, dominaron las negociaciones y se organizaron para, no solamente forzar al Japón a aceptar tener una potencia marítima inferior a la suya, sino que también abolieron en la práctica la alianza anglo-japonesa. Este tratado fue ampliamente considerado en el Japón de los años veinte y treinta como un acto de injusticia y de hostilidad por parte de Estados Unidos.

[9] La isla de Okinawa fue invadida en 1945. Desde entonces estuvo situada bajo administración militar, y luego bajo administración civil americana hasta 1972, fecha en la cual los EEUU la devolvieron al Japón. Quedan numerosas bases de los Unied States Forces Japan dispersas por el archipiélago, con aeropuertos en los cuales pueden transitar armas nucleares, ocupando, en enero de 2016, el 18% de la isla.


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