sábado, 28 de septiembre de 2019

El mito del Kalashnikov

Con cien millones de unidades fabricadas, es fácil pensar que Mijaíl Kalashnikovfue el diseñador e inventor del mítico fusil de asalto más usado en el mundo. Y en cambio no fue así, porque a su alrededor, supo desde el principio fabricarse una leyenda que a simple vista parece funcionar, excepto para algunos que conocemos la verdadera historia que se oculta tras esta legendaria arma.
Hay que remontarse atrás en el tiempo y realizar un somero repaso a las armas que marcaron una época, nacidas en el seno de la industria armera alemana. El primer hito de este país fue la fabricación del fusil Máuser, una verdadera revolución en su época y que los soldados españoles tuvieron la ocasión de valorar, cuando llegó el momento de combatir en las guerras de Cuba y Filipinas. Si pudiéramos oír los ecos de los disparos en la conocida colina de San Juan, lo más lógico sería escuchar cómo las descargas de los españoles se imponían nítidamente a las de los norteamericanos. Claro, que este fusil, tras la I Guerra Mundial, fue declinando en beneficio de otras armas de repetición mucho más letales.
Alemania, siempre atenta a las necesidades bélicas de sus ejércitos, ya puso en funcionamiento un subfusil ametrallador que en el año 1940, dotaba de capacidad de fuego muy superior a sus fuerzas armadas. Me refiero, naturalmente, a la Shmeisser de calibre 9 Parabellum, de poco coste, fácil manejo y que intercambiaba su munición con las pistolas de reglamento Luger y Walter. Los acontecimientos que rodearon a todo el desarrollo de la II Guerra Mundial, demostraron que era necesario diseñar un arma de largo alcance, de calibre superior y de fuego de repetición. En resumen, lo que conocemos como un fusil de asalto. Y no fue hasta 1944, en que los fabricantes alemanes dieron con la solución y con el modelo definitivo que se convertiría en el padre de todos los fusiles de asalto de todas las épocas hasta el día de hoy. Me refiero al poco conocido Machinenpistole MP44. Claro que, cuando hizo su aparición en el frente, ya era demasiado tarde para cambiar los acontecimientos. He puesto su nombre completo, con el fin de que si alguien siente curiosidad por ver su imagen, pueda hacerlo y advertir, que podría con ligeros retoques, ser un arma plenamente actual.
El Kalashnikov es un hijo natural del fusil alemán, más burdo, más barato y también más ordinario en sus mecanismos, pero está claro que su creador se llevó alguna de estas armas primigenias a la Unión Soviética y copió si rubor alguno el diseño de sus enemigos. Cuando el fusil ruso, presente en todas las guerras en las que intervinieron las potencias orientales, hizo su presencia efectiva, ya estábamos en el año 1947, tiempo suficiente para elaborar la propia creación basándose netamente en la alemana. No fue España ajena a este furor por fabricar sobre el original un arma propia y así, nació el CETME, otra copia que nunca llegó a alcanzar el esplendor del alemán. ¿Cuál es la diferencia entre las armas? La diferencia radica en que el prototipo alemán era mucho más costoso, de más esmerada terminación y con un mecanismo de ajuste mucho más selecto, lo que obligaba a un superior mantenimiento y por tanto a una aplicada limpieza diaria con el natural engrase de sus componentes móviles.
Mijaíl Kalashnikov, no era más que un mecánico de carros que servía como otros miles en el Ejército Rojo. Seguramente poseía rudimentarias nociones de mecánica y por tanto, con un modelo a su alcance, no le fue muy difícil copiar en parte los componentes básicos, aunque adaptándolos a la idiosincrasia rusa y a los más rudimentarios procesos de fabricación de su país. El empeño le dio resultado, pues sus superiores militares dieron el visto bueno al arma que les presentó y con el tiempo, el suboficial ascendió a coronel y su fusil de asalto se vendió a más de medio mundo, nutriendo revoluciones, armando a rebeldes de todas las especies, logrando colocarse por su éxito hasta en la actual bandera de Mozambique, quien le rinde así homenaje por los servicios prestados. El quid básico de su arma radica en que, un menor ajuste permite casi un nulo mantenimiento, consiguiendo de este modo que, aunque utilizado en ambientes hostiles como puedan ser la nieve, el desierto o las junglas jamás se encasquille o falle disparo alguno. Tiene una contraprestación desfavorable que se hace notar desde los primeros instantes, su mecanismo le confiere al disparar un ruido inconfundible delatándose el arma al oído y logrando que el teórico enemigo sepa por este mismo ruido de dónde procede el fuego hostil. Algo que concede al oponente una ventaja nada despreciable.
Así que, los soviéticos no sólo lograron vencer y dividir a Alemania, además se llevaron toda la industria pesada que lograron desmontar, todas las locomotoras que aún funcionaban y aquel humilde pero curioso suboficial, se llevó consigo sin saberlo un arma que lo haría famoso en todos los continentes, aunque no fuera de su invención.
Gerardo Lombardero

viernes, 27 de septiembre de 2019

El imperecedero tesoro intelectual de Luis Díez del Corral

Pedro Carlos González Cuevas es Profesor Titular de Historia de las Ideas Políticas y del Pensamiento Español en la UNED.
A nivel cultural, la era Franco ha sido reducida a una especie de esperpéntico “erial”, por utilizar la expresión de Gregorio Morán. Que esta interpretación haya podido ser tomada en serio, aunque sólo fuese por un momento, es buena muestra del bajo nivel intelectual de un influyente sector de nuestra opinión pública. Y es que el discurso de la denominada “memoria histórica” resulta por completo inválido a la hora de ofrecer una interpretación razonada de la etapa franquista, porque ignora, entre otras cosas, la complejidad social, política y cultural del período. Este discurso tiende a reducir lo complejo a lo simple, aún a riesgo de mutilarlo y caricaturizarlo; supone el triunfo del maniqueísmo sobre la distinción y la complejidad; significa, en fin, una perspectiva maximalista y dogmática que contribuye a demonizar todo un período de la reciente Historia de España. Por otra parte, es preciso señalar, por si hubiese alguna duda, que no se encuentra entre las facultades de ningún régimen político la de determinar la creación de formas superiores de cultura. El arte, la literatura, la Historia o la filosofía se han desenvuelto al margen de las situaciones políticas y sociales concretas. Ninguna de ellas es de improvisación fácil, cuya existencia dependa de una evolución política, social o económica concreta.
En el campo historiográfico, la dictadura franquista fue una etapa de amplia expansión y desarrollo de diversas obras, metodologías y temáticas. En mi opinión, sus principales figuras fueron Jaime Vicens VivesJesús Pabón Suárez de UrbinaJosé Antonio Maravall y Casesnoves y Luis Díez del Corral y Pedruzo. En el campo de la historia de las ideas políticas, destaca la figura, hoy quizás un tanto olvidada, de Luis Díez del Corral. Nacido en Logroño, el 5 de julio de 1911, Diez del Corral recibió, en la Universidad de Madrid, la influencia de José Ortega y GassetManuel García Morente y Xavier Zubiri.
Como buen orteguiano, fue un hombre de formación germánica. Pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios, recibió en Berlín y Friburgo las lecciones de Nicolai HartmannCarl Schmitt y Friedrich Meinecke. Al estallar la guerra civil, en la que su padre fue asesinado por los revolucionarios, Díez del Corral dio su apoyo a los sublevados. A pesar de que ocupó cargos de carácter cultural en el nuevo régimen, nunca se sintió excesivamente tentado por la política activa. En un primer momento, se mostró próximo al denominado falangismo liberal; pero pronto abandonó esa opción próxima a una política de fe, por lo que el filósofo británico Michael Oaskeshot  denomina política de escepticismo, básicamente liberal-conservadora.
Junto a José Antonio Maravall formó, en la Universidad Complutense de Madrid,  un prestigioso tándem de Historia de las Ideas e Historia del Pensamiento Político, muy celebrado entre sus alumnos. Traductor temprano de Friedrich Hölderlin, valoró muy positivamente, desde el punto de vista ideológico, la figura de Lorenz von Stein, como representante de un conservadurismo con fundamentos históricos y sociológicos. Sin embargo, su interés se centró igualmente en el pensamiento de los liberales franceses.
En la significativa fecha de 1945, publicó El liberalismo doctrinario, en cuyas páginas analiza la trayectoria política e intelectual de las grandes figuras del doctrinarismo francés: GuizotRoger Collard, el Duque de Broglie, etc; y su influencia en el liberalismo español, cuya base social era para Díez del Corral más de origen hidalgo que propiamente burgués, en la obra de Martínez de la RosaAlcalá GalianoDonoso Cortés y, sobre todo, en Cánovas del Castillo. Publicado por el Instituto de Estudios Políticos, en su temática y desarrollo puede verse la inclinación de Díez del Corral al paradigma de la política de escepticismo: equilibrio de poderes, gobierno mixto, historicismo, templanza, flexibilidad. Posteriormente, Díez del Corral  señaló que el leitmotiv del libro era la búsqueda, tras la guerra civil, de una alternativa política moderada cuyo modelo era el régimen de la Restauración. El libro fue traducido al francés y al alemán y valorado positivamente por Friedrich Hayek y su amigo Raymond Aron.
No menos importante fue El rapto de Europa, donde analiza la influencia de la cultura europea en el resto del mundo, a través de sus conquistas técnicas, científicas e incluso en su vertiente mitológica. A ese respecto, estimaba que la Europa raptada, con la expansión planetaria de su cultura, tendría que redimirse por sí misma, reactualizando “el viejo e imperecedero tesoro del humanismo antiguo y cristiano”. La obra fue traducida al inglés, al alemán, al francés, al holandés, al italiano y al japonés. Entre sus grandes lectores y admiradores nipones, se encontraba el escritor Yukio Mishima. Tras más de cuarenta años sin salir al mercado, El rapto de Europa ha sido recientemente reeditado por Ediciones Encuentro.
Junto a su amigo Raymond Aron, Díez Corral fue uno de los grandes intérpretes y defensores de la obra de Alexis de Tocqueville, como pensador liberal y analista del proceso de democratización de las sociedades occidentales. En ese sentido, destacan sus libros La mentalidad política de Tocqueville con especial referencia a Pascal El pensamiento político de Tocqueville. Igualmente, son notables sus estudios sobre Montesquieu y sus relaciones con España.
Entre sus discípulos, destacan historiadores y politólogos de distintas trayectorias políticas e ideológicas, como José Álvarez JuncoCarmen IglesiasAntonio ElorzaDalmacio Negro Pavón o Javier Varela Tortajada. Sin embargo, su influencia se eclipsó a partir de los años setenta con la eclosión en las aulas universitarias del marxismo historiográfico representado, entre otros, por Manuel Tuñón de Lara.
Fue miembro de tres Reales Academias: Bellas Artes, Historia y Ciencias Morales y Políticas; de esta última también fue su presidente. Recibió en vida algunos premios oficiales de gran prestigio como el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y el Internacional Menéndez Pelayo, así como el de doctor honoris causa por La Sorbona. Pese a ello, su obra cayó el olvido. Todavía recuerdo un artículo suyo en ABC defendiendo la actualidad de los planteamientos políticos de Montesquieu, frente a las opiniones del líder socialista Alfonso Guerra.
En esta hora baja de España, en la que más que nunca necesitamos iconos intelectuales de referencia, la figura y la obra de Luis Díez del Corral ha de ser recuperada y revalorizada.

Bergoglio hace política

Ni es el primer Papa que hace política, ni será el último, de forma que no debería extrañarnos tanto. En la historia de la Iglesia hay casos inauditos de Papas metidos a políticos haciendo las más repugnantes alianzas, ataques y excomuniones solo por opiniones del Papa y por sus intereses o necesidades.
Que al actual Papa Francisco I (Bergoglio) le gusta meterse en politiquerías es algo bien conocido, y su intención ha sido siempre hacerse popular en la prensa y los medios de propaganda del Sistema. Nunca enfrentarse a esos medios por su posición generalmente anti cristiana en casi todos los temas morales… Por tanto el más reciente exabrupto de este agosto para condenar el ‘soberanismo’ (populismos que apoyan un mayor poder del Estado) y asociarlo con la guerra y el nazismo, junto a considerarlos culpables de las guerras, unido al apoyo del Papa a la invasión de migrantes, no debería cambiar nuestra opinión sobre estas intromisiones de un señor llamado Bergoglio (puesto que no son temas religiosos sino políticos y por tanto no habla como Papa sino solo utilizando ese cargo como altavoz mediático).
No hay ni el más mínimo tema religioso en esos temas, los populistas no atacan a la religión, ni son herejes, ni ateos, ni apoyan ningún tema contra el catecismo católico. Por tanto si a Bergoglio no le gustan Salvini, Trump, Bolsonar, Orban o su sobrino materno, tiene todo el derecho a ello, como a ellos no les gustará la persona de Bergoglio, cada cual con sus gustos. Diferente fue, por ejemplo, cuando el Papa Pío XII, en el verano de 1949, condenó oficialmente al comunismo, no por sus ideas económicas o su política en cualquier otro tema, sino por su brutal persecución oficial contra los cristianos y su declaración oficial de ateísmo. O sea por temas religiosos, no políticos.
Así pues es absurdo escandalizarse ante estas declaraciones de una persona, son sus opiniones, pues allá él con ellas. En realidad a mí tampoco me gustan los populismos de derechas sionistas de casi todos ellos.
Ahora bien, podemos analizar esas opiniones políticas, aunque no nos influyan, ni siquiera siendo cristianos, dado que son temas no religiosos.
– Los populismos actuales no han causado ninguna guerra por ahora, en cambio los globalistas y no populistas han sido causantes de las enormes matanzas en todo Oriente Medio, en el Tíbet, Palestina, en África, en todos sitios.
– Casi todos ellos son anti nazis radicales y pro sionistas, amigos entrañables y aliados de Israel, así que si se les acusa de ser similares a los ‘nazis’ no creo que le guste eso nada a Israel, al que acusaría de ser asimilable a los nazis…. un Israel del que tanto quiere ser amigo Bergoglio para tener el poder de su prensa a favor.
– Los populismos curiosamente en temas religiosos son bastante favorables a las posiciones del catecismo católico, mientras que Bergoglio aplaude a movimientos, gobiernos y organismos laicistas, ateos, masónicos, opuestos en cualquier caso al cristianismo y a sus valores, a la moral católica y a la familia cristiana.
Esto me recuerda cuando aquel gran político y pésimo Cardenal, Richelieu, apoyaba y financiaba a los sarracenos y protestantes contra países católicos por intereses políticos. – Recordemos que el Papa no es infalible, ni siquiera para los católicos, fuera de declaraciones oficiales en Concilios sobre temas religiosos de la teología.
Las excomuniones o declaraciones, condenas, etc. fuera de ese entorno no tienen más valor que el de la propia opinión.
– Sin duda los populismos cometen errores, y a veces actúan sin atenerse mucho a la moral cristiana (eso sí, se atiene mucho más que los regímenes no populistas). Sin duda una reconvención sobre alguno de esos excesos sería lógica. Pongamos el caso de ese barco lleno de inmigrantes, sería más cristiano haberlos dejado desembarcar, curarlos y darles de comer, y luego devolverlos todos a Libia o al país de origen bien tratados, y poner una multa enorme al dueño del barco por hacer algo ilegal.
Una cosa son las medidas a tomar y otra las formas de llevarlas cabo, siempre sin malos tratos. – Parecería más lógico que un Papa actual arremetiera contra los males que infectan la sociedad actual, las inmoralidades como las drogas y el crimen que se deriva de ellas, el terrorismo y el fanatismo, la persecución de los cristianos en todo el mundo, la delincuencia generalizada y la trata de niños, la pornografía y prostitución, el desprecio a la familia y al matrimonio, la usura y la esclavitud al dinero, el alcoholismo, etc… nada de ello producto esencial de los populismos.
Pero condenar todas esas cosas no tendría el apoyo de la prensa y los medios de masas progresistas y capitalistas. Lo repugnante en Bergolio no son sus opiniones sino la hipocresía de que en un mundo dominado por el dinero, la finanza y un materialismo rabioso y anticristiano designe al soberanismo como su principal enemigo.
En fin, que las opiniones para agradar al Sistema no son nada especial, siempre ha habido aduladores y seguidores del poder en aras a la fama y el aplauso. Nada nuevo bajo el Sol.
S.B.
La entrada BERGOGLIO HACE POLITICA se publicó primero en El Cadenazo.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Crónicas desde mi retrete (12) LA TRISTEZA DEL PROGRE

Varias noticias ocurridas en el mismo día me plantean la pregunta de ¿por qué los progres se ríen tan poco? O lo que es peor ¿por qué se ríen cuando tocaría llorar y, sin embargo, desconocen lo que es la alegría de vivir? Y es que el “progre” es un completo desubicado cuya personalidad es llevada y traída por el viento de la corrección político y, por tanto, debe estar atento a lo que hace o deja de hacer, porque lo que generaba risas ayer, mañana puede sufrir el interdicto y, sin embargo, tendrá que reír cuando lo normal sería abochornarse o, simplemente, mirar al suelo avergonzado. Los ejemplos son muchos, variados y suceden de continuo.

GRETA, LA NIÑA QUE NO DEBERÍA ESTAR AHÍ

Fijaron, sin ir más lejos, en Greta Thunberg, niña enferma convertida en espectáculo mediático. Triste, a ratos patética. De infancia obsesivo-compulsiva que dice que se la han robado. Habitualmente, debería echar la culpa a papá y mamá, actores ambos, que deberían haberle enseñado a no sobreactuar. El “progre” ha convertido lo que es la felicidad propia del a infancia en algo condenable: “¿Cómo va a estar feliz Greta si el planeta muere?”. Claro, es dramático. Y, por eso, en lugar de preocuparse de aquello que está al alcance de su mano (ayudar a sus padres, aprender, formarse y combatir sus minusvalías psíquicas) Greta prefiere pontificar sobre lo que ignora y sobre un terreno en el que solamente la ciencia tiene la última palabra: ¡a ver si vamos a creer que reciclando basura o reutilizando bolsas de plástico vamos a salvar el planeta! Pero Greta, esa obsesiva “activista del planeta”, vive rodeada de plásticos, come comida basura (las fotos que se han publicado sobre ella indican estas inconsecuencias) y la única diferencia con cualquier otro adolescente es que, a ella, sus padres -actores mediocres- la han vendido al peso a iniciativas mediático-progres, sacrificando su infancia, a cambio de un futuro seguro subsidiado por ONGs. Papá y mamá y el apoyo mediático progre han convertido en “salvadora del planeta” a una pobre niña con una larga lista de discapacidades mentales. En lugar de eso, deberían haberle enseñado a reír.

Esta campaña mediática para “salvar al planeta” incluye un nuevo elemento. Ser vegano. Si eres carnívoro estás por el genocidio. Fijo. Eres un asesino de seres vivos. El grupo de amigotes que brindaban con tintorro en torno a un estofado de buey o a unas costillas de cabrito, es, desde ahora, sospechoso. Sus risas ofenden la vida de los animales sacrificados. Pero, eso sí, no les toquen a los moros y a su “fiesta del cordero” porque degollar pertenece a su tradición ancestral. Lo vegano aplatana y hoy hacen falta seres aplatanados que no respondan a las crisis ni a esa marcha decidida y firme hacia el precipicio. Yo tuve mi experiencia -breve- vegetariana y todo el personal que acudía a ese tipo de restaurantes pertenecía al mismo modelo: circunspectos, blancuzcos, aspecto enfermizo, como si les faltara vitalidad. ¿Reír? Los he visto, aliñar una ensañada con la gravedad con la que se arrojan una paletada de tierra sobre un cadáver.


VEGANOS, SALVADORES DE POLLOS Y GILIPOLLOS

En realidad, si hubieran consultado a un nutricionista no vegetariano, les había explicado que acumulaban déficits vitamínicos. No me extraña que tengan la misma seriedad que Adán el día del padre. Sin olvidar que, a la vista de cómo se producen alimentos, especialmente vegetales (regados con verdaderos caldos de abonos químicos, vermicidas, fungicidas, herbicidas e insecticidas), comer compulsivamente vegetales supone atizarse sobredosis de venenos químicos. La “prudencia alimentaria” recomienda comer productos variados para evitar precisamente el absorber determinados agentes químicos.

Existe un caso extremo del que se ha hablado mucho en los últimos tiempos: esos progres veganos que consideran que su gran misión en la vida es asaltar gallineros y denunciar las condiciones de vida de los cerdos o de las vacas. Se nota que lo ignoran todo sobre los animales. Cuando se les oye decir seriamente que quieren evitar las violaciones de las gallinas o que nadie toque las tetas a las vacas sin su permiso, uno no puede por menos que pensar que nuestra civilización está pero que muy mal. Son progres, son así.

Lo mismo puede decirse de un gobierno que en dos años ha conseguido, como única realización, una sentencia favorable al traslado de un cadáver fallecido hace casi medio siglo. Como para estar orgulloso. Se frotan las manos y ríen: “Lo hemos logrado”… Para alguien normal, remover un cadáver de su tumba sería algo terrible, una odiosa profanación. Para los progres es su gran logro. Deberían de imitar a los independentistas catalanes y retorcer la historia como han hecho ellos: a fin de cuentas, si han tomado el 11 de septiembre de 1714 como el día en que se cercenaron las libertades de Cataluña en una guerra que fue de “sucesión a la corona de España” y no de “secesión de España”, bien podría establecerse una nueva Ley de Memoria Histórica en la que resulte prohibido afirmar que los franquistas ganaran en la guerra civil. “La verdad es la mentira y la mentira la verdad”,escribió Orwell como lema de su “Ministerio de la Verdad” en 1984.

El programa del PSOE y, no digamos, el de Podemos, está plagado de reivindicaciones dramáticas que encubren ese mal estado espiritual interior propio del progre, alejado de la alegría y de la vida. Se sabe que, en los hospitales, desde hace mucho, los médicos practican eutanasia a determinados pacientes aquejados de cáncer terminal y con permiso de pacientes o familiares. No es un plato de gusto, desde luego, para los que hemos pasado por esos trances. Pero el PSOE quiere legislar incluso el dolor como ha legislado los piropos.




LA TRISTEZA SEXUAL DEL PROGRE

Hete aquí otra prueba de que el progre no sabe reír. El piropo. Insultante… especialmente para el que no lo recibe. “¿Crees en el amor a primera vista o tengo que pasar otra vez delante de ti?”, “camina por la sombra, no te vayas a derretir, bombón”, “¿Desde cuándo las estrellas bajaron a la tierra?”, “quien fuera gato para pasar siete vidas contigo”… ¿Algo de todo esto puede considerarse ofensivo, discriminatorio o sexista?

Y, es curioso, porque en el sexo es en donde la izquierda progre pone más el énfasis. El progre convierte el placer y la sexualidad en angustia y conflicto. Si por los progres fuera, la heterosexualidad estaría en entredicho y habría que rellenar un cuestionario para garantizar la corrección política del cada coito. Se desconfía del amor y se acepta el sexo sin ninguna restricción… sin embargo, en ningún momento de la historia como en este, esta receta ha generado un número tan elevado de disfunciones sexuales, parafilias, inhibidos y frustrados sexuales que hacen las delicias de la industria psiquiátrica.

Para el progre de estricta observancia, incluso la belleza es sospechosa. Es una exaltación sexista y machista. Mejor ser fea y descuidada, para evitar que te valoren por tu físico y no por tus cualidades (para eso ya está la política de cuotas que algunos proponen que se imponga en todos los puestos de trabajo). El “mens sana in corpore sano”, es sexismo puro. La belleza, dicen los progres, puede encubrir bajeza moral. Y es más importante la altura ética (es decir, el progresismo) antes que la belleza siempre engañosa. El ideal femenino progresista es un cuerpo con sobrepeso, descuidado, con más pelo que una orgía de wookies, aspecto iracundo y, eso sí, liberada de cualquier servidumbre sexual…

En una vieja canción de montaña se decía: “Sólo palabras limpias, sólo verdades recias…”. Todo eso causa rechazo en el progre que preferiría cantar: “Sólo onomatopeyas, sólo corrección política”. Y así hemos llegado a donde estamos.

El valor de la risa es curativo. En los 90 hice un reportaje sobre “terapias de la risa”. Pero la risa parece prohibida en la casa del progre: ni chistes gays, ni de gangosos, ni de tartamudos, ni que contengan arquetipos sociales. Si por los animalistas fuera, se prohibirían incluso los chistes de peces (“Que le dice un pez a otro… Nada”). Hay que ir con mucho cuidado, de lo que uno se ríe. La sociedad progre libertaria es la más tiránica y restrictiva que se ha conocido desde el ocaso de los dinosaurios. Durante unos años de mi vida, me relacioné con anarquistas: creedme, no hay nada más autoritario que un anarquista, perpetuamente preocupado de ser víctima de las pulsiones autoritarias reflejas y que impone ese criterio a los que están cerca suyo.


-PAPÁ, PAPÁ, YO NO SE REIR. -PUES HAZTE TERRORISTA IDIOTA...

Si se hubiera realizado un estudio taxonómico sobre el terrorismo político, hubiera resultado, sin duda, que la cara de todos ellos era el reflejo de su alma. No he visto rostros de personas más amargadas y con mayor intensidad de amargura y hundimiento interior, que el de algunos terroristas vascos, cuya opción era simplemente una forma de huir de su triste cotidianeidad y canalizar sus pulsiones de matarifes. Josu Ternera, sin ir más lejos, era el arquetipo del hombre que se olvidó de reír. Y no digamos algunos de los rostros más habituales del independentismo catalán de nuestros días.

Los indepes, progres entre los progres, son seguramente el fenómeno político que más carcajadas ha generado en los últimos tiempos. Su exigencia de “democracia” y “libertad” cuando ellos mismos quieren imponer a más de la mitad del electorado, la voluntad de menos de la mitad del electorado, su negativa a reconocer que el “procés” ha concluido hace tiempo y nunca tuvo la más mínima posibilidad de prosperar, su defensa de la “identidad catalana” en unos momentos en los que ellos mismos la han desfigurado impulsando el proceso de islamización de Cataluña y esa interpretación de la historia de la que el Instituto de Nova Historia de Catalunya es la quintaesencia, acumulan más carcajadas que las que pueda generar la colección completa de clips de Leo Harlem, Ernesto Sevilla o Faemino y Cansado…

Entiendo perfectamente que los progres sean los principales defensores del “cigarrillo de la risa”. Usted y yo, seguramente, encontramos cada día miles de motivos para estallar en carcajadas (sólo con ver los informativos). Pero cuando se ha convertido la vida en un drama y se han asumido prejuicios y actitudes excéntricas, hace falta un estímulo para reír. De ahí que los progres desde hace 50 años hayan reivindicado el porro como tabla de salvación. Reír a cambio de un número en el sorteo de la esquizofrenia. Buena opción.

SEMBRAR TRISTEZA, EL GRAN LOGRO DEL PROGRESISMO

El progre vive y proclama todo lo que ha sido considerado durante 3.000 años de historia de Europa como superfluo, estúpido o, simplemente, aberrante. El progre vive de todo lo que ha sido desechado. No es raro: en tiempo de telebasura, de comida-basura, de cultura-basura, de política-basura, de información-basura, los valores que comparte deben ser, necesariamente, basura. Se alimentan hoy de lo que nadie ha querido consumir ayer. Que les aproveche.

Termino con una imagen espeluznante. Esa analfabeta estructural, verdadera tonta del bote, que ejerce como alcaldesa de Barcelona, ofreció en las fiestas de la Merced un espectáculo absurdo: un striptease gay para niños. Claro está que la mente de alguien que ya colocó como “asesora de prensa” a una individua cuyo único mérito había sido orinar ante la Puerta de Brandenburgo, o colocar hace unos meses un tobogán, también para niños, en forma de vagina en la Festa de la Terra, demuestra que su cerebro no da más de sí. Es la alcaldesa bajo cuyo mandato Barcelona se ha convertido en capital mundial de la delincuencia. Entiendo perfectamente que cada vez menos barceloneses rían… Sembrar la tristeza, finalmente, es el único logro, el gran logro del progresismo. Yo creo, incluso, que es su única intención.


miércoles, 25 de septiembre de 2019

Carta abierta a unos jueces infames

Ustedes saben perfectamente que el sujeto que aspira a profanar la tumba de Franco es un falso doctor. Es decir, que ha estafado a la universidad, a la opinión pública y a la democracia. Lo saben ustedes, entre otras cosas, porque ese  sujeto amenazó con acciones legales a quienes pusiesen en duda su doctorado, amenaza que no fue capaz de cumplir. Un estafador y profanador de tumbas, aupado además al poder por los grupos más totalitarios y separatistas, no puede gobernar una democracia sin causarle los mayores perjuicios.

Dicho Estafador se apoya en una llamada ley de memoria histórica, y ustedes saben perfectamente que esa ley es a su vez una estafa a la democracia. Porque solo en regímenes totalitarios tipo Corea del Norte se impone desde el poder a los ciudadanos la historia que deben creer.

Ustedes saben además que esa versión de la historia es falsa. Lo prueba el mero hecho de que precise imponerse desde el poder  y de  forma totalitaria, tiránica. Es una Ley de la Estafa Histórica.

Ustedes saben bien, porque es su obligación como jueces, que dicha ley amenaza las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra. Amenaza que el citado Profanador y su gobierno intentan desarrollar en persecución abierta a quienes defendemos la verdad de la historia.

Asimismo saben ustedes de sobra que dicha ley pretende convertir en mártires de la libertad a los asesinos, torturadores y chekistas que, abandonados por sus jefes, fueron juzgados y fusilados al terminar la guerra. Por tanto, los autores de la Ley de Estafa Histórica se solidarizan precisamente con tales “mártires de la libertad”; y, como estos antaño, tratan hoy de privar de libertad a los españoles.

Ustedes saben perfectamente que el pretexto invocado por el Estafador, de que una democracia no puede admitir  un monumento que honre a un “dictador”, es tan falso como el doctorado o la ley en que se apoya el desmán.

Ustedes saben que una institución importante de la democracia española es la monarquía, y que la misma se debe a Franco, por lo que la profanación de los restos de este es un ataque evidente a la monarquía. Y a la democracia.

Ustedes saben que Franco salvó a la Iglesia y la cultura cristiana del exterminio genocida a que la sometían aquellos “demócratas” con quienes se identifican el Profanador y su ley. El ultraje a los restos de Franco humilla así a la Iglesia y agrede de nuevo a la raíz cultural de España y de Europa. Muchos pueden fingir indiferencia, ustedes como jueces no pueden.

Ustedes saben que el paso del franquismo a la democracia se hizo en referéndum de 1976 “de la ley a la ley” por abrumadora mayoría. Es decir, se hizo DESDE el franquismo y CONTRA las pretensiones rupturistas de antifranquistas similares al Estafador. Y se hizo así porque la vasta mayoría del pueblo español tenía memoria inmediata y real del franquismo, opuesta a la  memoria-estafa que intentan implantar hoy ¡por ley!

La memoria del franquismo era entonces la de un régimen que había vencido a un Frente Popular salido de elecciones fraudulentas, el cual había asesinado al jefe de la oposición y a cientos de personas más, que se había entregado, con el oro, a Stalin, organizado las chekas y llevado a varias regiones al borde de la secesión. Después, el franquismo había mantenido a España al margen de las atrocidades de la guerra mundial, había derrotado al maquis comunista, había reconstruido el país sin depender de nadie, había vencido a un delictivo aislamiento internacional, había presidido la época de mayor desarrollo económico vivido por España antes o después y había creado una sociedad próspera y políticamente moderada. Los votantes en el referéndum de 1976  querían precisamente una democracia fundada en los logros anteriores, de ningún modo una vuelta a un viejo pasado añorado solo por demagogos irreconciliables y a menudo alucinados como el Profanador.

 Ustedes saben muy bien que ninguna democracia funciona en sociedades de miseria, grandes diferencias sociales y plagadas de odios políticos, como fue la república. Y saben que el franquismo creó las condiciones para una democracia estable y no caótica, y que por eso el pueblo decidió esa evolución. Y también por eso el Profanador y sus huestes, y los separatistas que añoran un pasado nefasto, se retratan en toda su sordidez  moral al intentar vengarse ultrajando los restos de un gran estadista.

En cambio, ¿qué debe la democracia a gentes como el Estafador y su partido? Les recordaré algunos de sus “méritos”, que no deben olvidarse. Empezaron con la gravísima ilegalidad de la expropiación de Rumasa, madre de mil corrupciones,  y con la declaración de la muerte de Montesquieu, es decir, de la independencia judicial. Esto debieran tenerlo ustedes muy en cuenta, por lo que les atañe y nos atañe a todos. La corrupción se extendió como una mancha hasta institucionalizarse en alguna región. Ese partido ofreció a la ETA la “salida política” reconociendo así sus crímenes como actos políticos, contra la Constitución y el estado de derecho. Tal medida no impidió al mencionado partido practicar el terrorismo de estado en un bandazo que no excluía el anterior. Su primera experiencia de gobierno se saldó con tres millones de parados y una grave crisis económica. Y su segunda experiencia fue peor: llegó a los cinco millones de parados, rescató a la ETA de la ruina a que la había llevado el gobierno anterior, primer gobierno que desde la transición había aplicado el estado de derecho a los etarras,  promovió los separatismos como nunca antes, reconociéndoles una soberanía práctica, promovió el islam y una inmigración salvaje, entregó ilegalmente soberanía a la burocracia de Bruselas… Por no seguir: estas son las contibuciones del partido del Estafador a la democracia, contribuciones continuadas por el partido teóricamente opositor.  Julián Besteiro, un socialista demócrata –rara avis–  reconoció que el poder de los suyos se había asentado en “un Hilamaya de falsedades”. Ese himalaya opresivo  y venenoso ha vuelto a cubrir en gran parte el clima social de España.

  Ustedes deben saber, por oficio, que no hay libertad ni democracia sin estado de derecho; y ustedes deberían ser los garantes de ese estado contra los abusos, las demagocias y las estafas de personajes como el Doctor y su partido. Ustedes debían elegir entre defender el derecho o defender a los estafadores. Ustedes han optado por defender a estos últimos,  en nombre, para más injuria, del “interés general”. El interés general de los profanadores y separatistas.  Para perpetrar el gran desmán, todos juntos han debido vulnerar la decisión popular de 1976 y las normas más básicas de la convivencia libre y civilizada. De hecho han culminado ustedes la demolición del estado y la legalidad construidos en la transición, rematando de paso a Montesquieu. Han echado ustedes sobre sus hombros una tremenda responsabilidad que no es solo política, sino histórica. Y la historia demuestra que estas infamias no suelen salir gratis a sus autores  ni, por mayor desgracia,  a las sociedades víctimas de ellas.

¿CAMBIO CLIMÁTICO? NI CASO. LO QUE DEBE PREOCUPARNOS ES EL CAMBIO DEMOGRÁFICO QUE SUFRE EUROPA

Negar el cambio climático te puede llevar al patíbulo de los condenados por negar algunos de los mantras oficiales de la izquierda que han sido fijados como verdades dogmáticas; y por consiguiente, no sujetas a refutación posible.
Numerosos científicos han desmontado la teoría de que el calentamiento global y el cambio climático se debe a la mano del hombre. Los ciclos de la actividad solar son determinantes en el aumento de la temperatura del planeta. ¿Por qué los gobiernos de la izquierda se empeñan en echar la culpa a la mano del hombre? ¿Se puede enfocar el cambio climático desde el punto de vista científico? Parece ser que no.
Aún en el supuesto de que fueran ciertas las teorías sobre el cambio climático, nos preocupan cosas más importantes. Por ejemplo, que no podremos salir de esta decadencia moral más que por un enorme resurgimiento moral, enseñando a los hombres a amar, a sacrificarse, a luchar y morir por un ideal superior. Los mismos que están destruyendo el edificio de la dignidad humana en Occidente son los más interesados en que creamos sus teorías sobre el calentamiento global. ¿Qué buscarán estos bribones?
Nos preguntamos por qué para los dirigentes europeos es más importante el futuro del arce que el de su propio pueblo. Por qué les angustia más el nivel de emisiones de dióxido de carbono que la progresiva disminución de las poblaciones autóctonas en los países europeos bajo mando de organismos e instituciones controladas por una élite. Por qué debería turbarnos más el supuesto calentamiento global que el plan deliberado para acabar con las etnias occidentales. ¿Acaso hay algo dentro de la creación divina más importante para el progreso humano que el aporte genético que impulsó todas las ramas del conocimientos? ¿Debemos preocuparnos por un futuro del que dejarán de formar parte preponderante los grupos nacionales y étnicos que dan sustento a nuestra razón y forma civilizadora de vida? ¿Podemos mantener el soplo de la esperanza por las cuestiones medioambientales si éstas no observan el principal activo que tiene el planeta tierra: sus moradores de raza blanca? ¿Son creíbles las preocupaciones climáticas de dirigentes mundialistas que han inducido a la población al individualismo y a que priorice el consumo compulsivo por encima de cualquier valor moral? ¿Son creíbles las agoreras predicciones sobre el cambio climático de unos científicos corruptos que, en cambio, son incapaces de precisar la meteorología en cualquier punto del planeta con 24 horas de antelación? ¿Es culpable Donald Trump de esta metástasis colectiva que este puñado de eurocidas pretende corregir en reuniones de burócratas charlatanes como las de Kioto o Río? Pero sobre todo, insistimos, ¿por qué es más importante la reducción de la masa forestal que la conversión de las poblaciones caucásicas en claramente minoritarias dentro de sus propìos países?
Los tentáculos del multimillonario George Soros enredan políticas y generan caos en países de todo el mundo a través de las legiones de empleados de su filantrópica Open Society. Su dinero financia grupos extremistas buscando derrocar el capitalismo y promover un orden global radical medioambientalista. Su séquito de asesores abarcan todo el globo en posiciones de influencia y poder, e implementando su agenda radical. El advenimiento de esta nueva religión medioambientalista necesita desesperadamente de nuevos y deslumbrantes demagogos para empujar la causa del calentamiento global y silenciar a sus opositores bajo pena de delito o pecado mortal. Entra en escena Jorge Bergoglio, el sonriente y completamente misericordioso argentino.
El 13 de marzo de 2013, con el súbito e inesperado cambio de régimen en la Ciudad del Vaticano, Soros y sus empleados en la ONU comprendieron que con el nuevo pontífice argentino izquierdista el clima se calentó de golpe y abundaron las oportunidades. George Soros no podría haber imaginado un socio más perfecto en el escenario mundial, el que había estado buscando durante toda su carrera: un gran líder religioso pontificando como autoridad moral en favor del medioambiente, países sin fronteras y migraciones masivas.
A pocas semanas de la elección de Francisco, el colaborador de Soros y secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon cumplió con la visita de cortesía obligada al nuevo pontífice, y Moon supo que algo había cambiado dramáticamente en el Vaticano. Luego de su visita papal, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon anunció al mundo: “Conversamos acerca de la necesidad de avanzar sobre la justicia social y presionar para que el mundo alcance los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).También hablamos de la necesidad de que todos nosotros y el mundo avancemos en dignidad y derechos humanos, especialmente las mujeres y las niñas”.
Escandalosamente, el nuevo Vicario de Cristo electo parecía haber bendecido los ODM y ODS favorables al aborto, pero este era sólo el comienzo de la gran farsa del medioambientalismo.
Así pues, si éste es el futuro que nos espera, con un mundo dominado férreamente por gente como Soros, con pueblos mestizados y adocenados, sin apenas disidencia, y donde el futuro de los pingüinos preocupe más que el de las personas nativas de Occidente, no es extraño que a muchos no nos preocupe nada el calentamiento global ni hasta la caída en la tierra del asteroide Apofis.

Fuente

jueves, 12 de septiembre de 2019

Recordatorio

Ursula Haverbeck está todavía cumpliendo la última sentencia de 2 años, tras ser detenida en su domicilio por la policía alemana, acusada de refutar públicamente el número de muertos oficiales del “Holocausto”.
No saldrá de prisión hasta el 7 de mayo de 2020.
Ursula Haverbeck tiene 90 años…

martes, 10 de septiembre de 2019

Jorge Carrión: «Las librerías que permitan que las personas se conozcan son las que tienen más futuro»

Jorge Carrión va a Ikea a comprar billies, orquídeas y albóndigas, y de paso roba lápices. Los necesita para subrayar sus libros y hacer anotaciones. A veces los usa, de forma meditada, como separadores de páginas y a veces aparecen, por olvido, dentro de un libro que dejó de leer en cualquier punto y seguido. «Me encanta la dimensión plástica del libro», dice. «Me recuerda a jugar con plastilina».
Apunta ideas, señala frases, dobla esquinas de páginas. Mete billetes de avión y de tren por los capítulos. Arranca el adhesivo del código de barras y lo pega en la contracubierta para recordar dónde lo compró. «Es una especie de lazo genético que indica la procedencia del libro», explica.
Es algo que este escritor y periodista hace por impulso, pero, si le pides una justificación, la tiene. Habla de la conexión entre las manos y el cerebro que describió Richard Sennet en su libro El artesano. Los pensamientos pueden quedar en el aire. Esfumarse. Evaporarse. Pero lo que se toca se sella. «Yo recuerdo lo que he subrayado, lo que he tocado, lo que he doblado. Utilizo todas las formas posibles de convertir el libro en memoria manual. Convertir el libro en una caja donde hay objetos es una forma de trabajar mi memoria».
Esto lo descubrió con el tiempo. Al principio, cuando el doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona aún era un niño, los libros eran paseos. De su casa a la biblioteca y de su casa a la librería. Mediaban pocas calles entre los dos edificios, pero suficientes para hacerle entender que «hay un diálogo entre la biblioteca y la librería que converge en tu propia biblioteca de casa».
El director del Máster en Creación Literaria de la Pompeu y colaborador del New York Times en español acabó obsesionado con las librerías. Las buscó allá donde iba; las buscaba para leerlas y escribirlas. Y ocurrió lo inevitable: sus visitas se hicieron libro, Librerías (Anagrama, 2013).
Este mes de septiembre, Jorge Carrión publica un nuevo libro que reúne más viajes, algunas entrevistas y profundas reflexiones sobre la lectura. Contra Amazon (Galaxia Gutenberg, 2019) es un libro que se asoma al futuro de las bibliotecas y que, cuando hace falta, peregrina al pasado para rescatar historias tan impresionantes como esta que leyó del escritor Alberto Manguel en Una historia de la lectura:
En el siglo X, en Persia, el gran visir al-Sahib ibn Abbad al-Qasim, con el fin de no separarse de su colección de 17.000 volúmenes durante sus viajes, se la hacía transportar por una caravana de cuatrocientos camellos adiestrados para caminar en orden alfabético.
«Es una imagen preciosa de la cultura cuando viaja», observa Carrión. «La cultura, incluso cuando viaja, no cede al caos. Para eso leemos, para eso estudiamos».
Tú ordenas tu biblioteca y ella se va desordenando.
Me doy cuenta de que la voy ordenando cada tres o cuatro años, casi siempre por una mudanza. Este verano la he ordenado de nuevo y me parece un ejercicio maravilloso y necesario. Tengo que estar conectado con mi biblioteca y ordenarla es el modo de hacer esa reconexión.
Siempre que la reordeno me deshago de un centenar de libros que ya no voy a utilizar. Me encuentro con libros repetidos y ese es el indicador de que es el momento de ordenarla: significa que ya no sabes ni los que tienes. Intento no pasar de los 6.000 o 7.000 libros porque más allá de esa cantidad, ya no controlo lo que tengo.
El librero italiano Romano Montroni dice que en las librerías no debe haber un servicio de limpieza. El librero ha de quitar el polvo de los libros porque es el modo de saber qué libros tiene y cuáles puede recomendar. Ocurre lo mismo con la biblioteca personal: tienes que limpiarla, ordenarla, mimarla, para saber cómo te puede ayudar y nutrir.
Dices que las librerías han sido para ti lo que las iglesias fueron en algún momento para tu madre.
Yo no he vivido la fe católica que vivieron en España las generaciones anteriores a la mía, pero en las librerías he encontrado esa sensación de comunidad, de recogimiento, de concentración, de respeto que supongo que otras personas encuentran en los templos. La palabra religión viene de religare, de volver a ligar el vínculo entre el creyente y la divinidad. Ese sería el objetivo de visitar un templo: hacer un vínculo. Y yo diría que en las librerías y las bibliotecas todavía es posible reconectarse con una relación que está en crisis: la del ser humano con el libro como un objeto importante. Todavía somos la cultura del libro.
Los historiadores decidieron llamar al humano actual homo sapiens sapiens pero, para ti, podría haber sido el homo bibliotecario porque dices que el orden alfabético o el orden por géneros o por pasiones ya forma parte de nuestro ADN.
Llevamos tantos siglos ordenando libros y documentos que hay una dimensión muy importante en nuestro cerebro con forma de un archivo. Puestos a decidir qué es lo humano, ese tipo de criterios vinculados con la biblioteconomía y la documentación serían importantes. Amazon ve todos los productos igual: una aspiradora, un dron, una pizza, un libro. En cambio, este homo bibliotecario, esta dimensión libresca nuestra, no nos hace ver igual una dron o una pizza que un libro.
Las librerías pequeñas, las librerías de autor, ¿son la personalidad del librero desplegada en una serie de libros?
Estas librerías, de no más de 10.000 o 15.000 volúmenes, muestran una radiografía del cerebro y del corazón del librero. Ahí están sus intereses y sus amores. En lo que pone en el escaparate y en la mesa de novedades puedes ver lo que es más importante para él: lo que quiere vender y prescribir. A mí me interesan mucho los libreros excéntricos, heterodoxos, que crean mesas y anaqueles con asociaciones inesperadas, siguiendo la consigna de Aby Warburg de la distancia extraña y secreta entre libros. De pronto, una estantería propone una relación entre autores, temas, épocas que tú nunca hubieras relacionado.
En Contra Amazon cuentas que en Japón y en Portugal has encontrado librerías en las que hay que pagar una entrada como si fueran un museo.
Nunca me llevo las manos a la cabeza cuando hay una novedad cultural. No me parece descabellado que si hay que pagar para entrar a un museo, también haya que pagar para acceder a una librería con dimensión de museo. Habría que ver hasta qué punto Bunkitsu, en Tokio, y Lello, en Oporto, son librerías reales. Bunkitsu es un coworking donde hay libros de consulta y libros en venta. Lello es un museo; es un lugar muy extraño. Es muy bonito, pero su belleza no justifica la fama. Mucha gente cree que va a conocer la librería de Harry Potter, pero es un malentendido. No está demostrada ninguna relación entre la librería y la película, pero da igual: ya se ha convertido en un icono turístico.
Bunkitsu y Lello son dos excepciones en el mundo. Lo que sí hay son librerías de socios y librerías que usan fórmulas de filiación para asegurar su continuidad. No me parece extraño que se busquen otros modos de financiación. En un museo o en Netflix no puedes entrar a curiosear y durante siglos sí lo hemos podido hacer en las librerías. Tienen que ir encontrando su modo de sobrevivir y uno, por qué no, podría ser una cuota de acceso. Imagino un club cultural que, por una cuota mensual, tienes acceso a talleres, charlas, a comprar equis libros al mes. Aplicar lógicas de otros espacios a las librerías del siglo XXI.
Describes bibliotecas literarias como las de Alonso Quijano y el capitán Nemo. ¿Qué has encontrado ahí?
Google Books ve el mundo desde una perspectiva algorítmica, pero nuestro modo de verlo es tan distinta todavía que incluso en películas de ciencia ficción, como Interstellar, o series de fantasía, como Juego de tronos, encontramos bibliotecas. Somos incapaces de pensar el mundo, incluso desde la ciencia más avanzada, sin situar en su centro una biblioteca.
En Solaris, el protagonista pasa mucho más tiempo en la biblioteca de la nave espacial leyendo sobre el planeta Solaris que saliendo a explorarlo. Creo que el ser humano está muy anclado en esa idea que decía Borges de que el mundo tiene forma de biblioteca. Durante mucho tiempo me ha interesado leer esto en clásicos como el QuijoteLa biblioteca de Babel y en muchas novelas de Jules Verne, porque imaginó bibliotecas en muchos terrenos, no solo en la nave de Veinte mil leguas de viaje submarino.
¿Dónde has encontrado las librerías que más te han sorprendido?
Estoy muy fascinado con las librerías y las bibliotecas de China. Es muy interesante lo que está pasando ahí en términos culturales, y las librerías y bibliotecas están jugando un papel fundamental en la transformación del país en un imperio definitivo. Vi una librería increíble que se llama Page One. Hay, al menos, seis librerías dentro y cada una tiene un diseño, una arquitectura y una atmósfera diferente. No cierra en las 24 horas del día: es una experiencia vértigo constante.
Aunque estuve allí y me encantó, y en The Kid’s Republic, que me encantó también, lo más sorprendente es que hay librerías fascinantes por todo el país. Es más, las más importantes e impresionantes no están en Pekín ni en Shanghái. Están en ciudades que no son conocidas por los occidentales, pero que están albergando proyectos urbanísticos, económicos y tecnológicos increíbles y, con ellos, aparecen grandes bibliotecas y librerías. Aparte tengo mis propios fetiches y preferencias, como la Biblioteca Pública de Nueva York, las librerías Strand y Mc Nally Jackson de Nueva York, y tantas otras. Pero si tuviera que decir dónde está pasando algo magnífico, en términos librescos, yo diría que en China. En Pekín se siente el nervio del futuro.
Amazon ha arruinado a muchas librerías. Pero hay otro asunto importante: este hipermercado planetario tiene un poder brutal para difundir ideología en los productos que recomienda, destaca y promociona.
Totalmente. Cuando publiqué el «Manifiesto contra Amazon», en la revista JotDown, pretendía llamar la atención ante un nuevo hábito que se había tomado de un modo irreflexivo. Mucha gente compraba en Amazon porque era rápido, fácil, sin haberse parado a pensar por qué lo hacía.
En ese artículo decía que a mí no me gusta que me espíen (en un Kindle pueden ver, en cada momento, dónde está mi atención) y decía algo más: en el correo electrónico y en las redes sociales, tú puedes mentir respecto a tus datos (tu lugar de residencia, tu teléfono, tus datos bancarios). En cambio, en Amazon, tienes que dar tus datos correctos para poder utilizar el servicio. Hablamos de una compañía que no está controlada ni regulada debidamente y que tiene los datos bancarios de una masa importantísima de ciudadanos.
Desde que publiqué el manifiesto, que tuvo mucho eco en EEUU, en Portugal y en Francia, podía haberlo actualizado, pero creo que es mejor mantenerlo en su indignación y en su juego inicial. Hoy se podría hablar también de la cantidad de versiones falsas que se están vendiendo de los libros clásicos. Les han cambiado las palabras, les han cambiado frases, pero el lector no lo sabe y lo compra porque es más barato que la edición auténtica. Lo contaba un reportaje de The New York Times: están difundiendo versiones muy peligrosas de libros políticos como 1984, de George Orwell.
También se podría hablar de la precariedad de los repartidores. Hay muchos temas. Pero el título del manifiesto es más simbólico que práctico. Yo no llamo al boicot a Amazon. Me encantan algunas series de Amazon Prime Video, como La fabulosa señora Ms. Maisel. Puedes ver una serie en la plataforma sin que eso altere el sistema de un modo nocivo. En cambio, si compras libros en Amazon, sí que estás alimentando una tendencia que puede perjudicar a las librerías y al mundo editorial. Es una empresa que opera casi en monopolio. Está obligando a las editoriales a venderles libros a un precio que hace peligrar su supervivencia.
Ese artículo de The New York Times fue un nuevo mazazo. Pensábamos que las mentiras solo corrían por el papel de prensa y las redes digitales. Pero han traspasado la tapa dura. A las fake news se unen los fake books.
Lo que está ocurriendo con las plataformas es que todas se están dirigiendo hacia un terreno muy inquietante. Facebook, en el modo en que ayudó al Brexit, a Trump. Youtube, porque se ha demostrado que el algoritmo tiende a favorecer el fascismo. Y Amazon, que también lo están utilizando para eso.
¿Cómo imaginas el futuro de las librerías?
Nunca habrá un único modelo de librería. Seguirán existiendo las librerías de bibliofilia: pequeñas, anacrónicas, desconectadas, con un librero antipático pero, de algún modo, carismático. Pero diría que las librerías que tienen más posibilidad de sobrevivir a largo plazo son las que diseñen experiencias intelectuales y también emocionales. Una de las grandes amenazas de las ciudades es la economía de la soledad (ya la mitad de la población encuentra pareja por internet).
En este contexto, las librerías se han convertido en espacios de encuentro, de contacto, de diálogo, de amistad y de relaciones personales en grupo. Creo que las librerías que apuesten por experiencias intelectuales y emocionales, y que permitan que las personas con intereses compartidos se conozcan, se acompañen y se quieran, son las que tienen más futuro.
Imagen de portada: Jorge Carrión, en la Biblioteca Nacional de Argentina. Foto de Beto Gutiérrez.


domingo, 8 de septiembre de 2019

El refugio

Que no os engañen, esta avalancha humana no busca refugio. No os lo creáis.
Mirad las imágenes, y pensad qué está pasando. Hay mujeres y niños, sí, pero sobre todo hay hombres jóvenes. Bien vestidos y con móviles de última generación. Sanos y fuertes.
No voy a preguntar por qué no luchan por su tierra. No les hace falta, vienen a por la nuestra, porque saben que nosotros no pelearemos por ella. Y nuestra tierra mola más.
Que no os cuenten milongas. Aquellos que lloran como plañideras la muerte de un pequeño en la playa, llevan años ignorando la sangre y el sufrimiento de millones de niños iguales que Aylan. Los mismos que han ayudado a las bestias islámicas a instaurar el infierno en la tierra, son los que nos señalan con el dedo, los que nos llaman insolidarios.
No paséis por el aro. No agachéis la cabeza porque no sea políticamente correcto defender lo nuestro. Si esta sociedad ha decidido suicidarse abrazando al invasor, no seáis cómplices.
No os creáis nada. Preguntaos por qué, con la excusa de la guerra siria, vienen oleadas de personas que llevan años viviendo en países donde no hay conflicto.
Preguntaos por qué eligen venir a países lejanos, arriesgando su vida y la de sus niños, cuando pueden buscar «cobijo» en países musulmanes, más cercanos y económicamente boyantes.
Preguntaos por qué tenemos que acatar las decisiones de aquellos que jamás tendrán que convivir con los «refugiados». Por qué las instituciones ponen tanto énfasis en fomentar nuestro complejo de culpa y se han apresurado a tachar de insolidario a todo aquel que simplemente pida prudencia y serenidad. Por qué, a pesar de la evidente amenaza que ésta invasión supone para Europa, los medios sólo ven peligroso nuestro potencial racismo. Por qué nadie pregunta quién va a pagar los subsidios, viviendas y ayudas que, según la ley, debe recibir cada refugiado.
Por qué los europeos preferimos dejar entrar a cualquiera en nuestra casa, pagar su sanidad, el colegio de sus hijos, mantenerlos indefinidamente,…dejarnos pisotear, con tal de que nadie pueda llamarnos racistas. Ni siquiera cuando quienes nos lo llaman, son los mismos que han empujado a esa gente hasta nuestras fronteras.
Por qué pesa más la opinión de los voceros de la tele que nuestro sentido común.
Por qué los europeos nos hemos vuelto tan papanatas que no nos hemos dado cuenta de que, el día menos pensado, tendremos que refugiarnos de los refugiados.
Matria Militia

El mito del Euskera perseguido por Franco, por Francisco Torres

  Lamentablemente, cuando hoy alguien busca información sobre un tema acude de forma inmediata a la red. Un lugar donde cabe cualquier cosa ...