martes, 12 de julio de 2022

Dalmacio Negro: "¿El rearme de Europa? La UE aumentará impuestos, pero no hará nada salvo que lo mande EEUU"


 

POR EMILIA LANDALUCE FOTO JAVIER BARBANCHO

Pregunta.- Me parece increíble que defienda a Putin después de lo de Ucrania. 

Respuesta.- Realismo político. El cristianismo es la religión de la libertad, y la civilización occidental es la única liberal porque la ha construido la Iglesia. Y Putin defiende, en cierto modo, esa civilización, que es cristiana, frente al nihilismo imperante en Estados Unidos y Europa.

P.- Ese realismo del que usted habla parece evidenciar que Putin se quedará con el Donbás.

R.- Rusia se fundó en Kiev. Los vikingos fundaron luego en el norte la Rusia de Nóvgorod, Iván III el Grande fundó el Principado de Moscú, que unió esas dos Rusias e Iván IV el Terrible se tituló Zar, de Tzar, César en eslavo, de Moscovia. Un imperio como EEUU, forma política distinta del Estado: abarca estados, naciones, ciudades, tribus, religiones diversas... Es, justamente, el caso de Rusia.

P.- Pero eso no justifica el ataque a Ucrania. Han muerto muchos.

R.- Lo explica. Al implosionar la URSS en 1989, los norteamericanos fomentaron -prudentemente en aquel momento- la separación e independencia de Ucrania con el Donbás y otras regiones rusas. 

P.- Decía usted que hay cada vez más con versos a la Iglesia ortodoxa.

R.- La Iglesia ha hecho a Europa. La ortodoxa griega, que ha padecido el comunismo, se mantiene más firme que las demás iglesias.

Las protestantes están casi desaparecidas y de la católica prefiero no hablar.

P.-De momento, las sanciones se han probado ineficaces con Rusia.

R.-Perjudican más a Europa y EEUU, que a Rusia. Europa, con la manía ecologista de liquidar la energía atómica, depende del gas y, algo menos, del petróleo ruso. Un alto porcentaje de alemanes, viendo peligrar su economía, está ya en contra de una mayor implicación en Ucrania.

P-¿Y cómo cree que acabará todo? R.-Supongo que Rusia acabará incorporan do el Donbás.

P.-Usted es un descreído de la UE.

R.-También por realismo político. Julien Freund decía que la unificación de Europa debió comenzar con una alianza militar, que es como empiezan todos los entes políticos. Empezó mal y se ha convertido en una unión burocrática europea que legisla sobre cuestiones de detalle.

P-Pues... R.- La UE es además enemiga de las naciones, que, como explica muy bien Pierre Manent, son la forma política de Europa. Pero apareció el Estado soberano, una innovadora forma política artificial, que se consolidó en el siglo XVI de la mano de las monarquías, y subordinó a las naciones.

P.- Ahora, cada vez más, se dice mucho eso del Estado español.

R.- Gustavo Bueno explicó muy bien que España, incluso en la Edad Media, tendía a ser un imperio. Los Reyes Católicos crearon una especie de Estado inconsútil, como el de Maquiavelo, quien se limitó a describir la política de su tiempo. Los teólogos del Papado hablaban ya de lo stato, «lo que está ahí», y Maquiavelo llamó Estado a los gobiernos despóticos y tiránicos que se instalaron a partir del siglo XIII en las ciudades republicanas del norte de Italia distanciando el gobierno del pueblo. Distancia que consagró Hobbes, el teórico del Estado distinguiéndolo de la sociedad. El Estado la protege a cambio de ponerla al servicio de la razón de Estado; en último análisis, los intereses de la oligarquía gobernante.

P.- ¿Cómo?

 R.- La palabra sociedad designa al pueblo 

R.- La palabra sociedad designa al pueblo como un conjunto de individuos movidos por sus intereses particulares. No por el bien común, lo propio de una comunidad moral y política. El Estado es revolucionario en tanto artificial y manipula a la sociedad, tendiendo a absorberla, a ser totalitario.

P.- ¿Son totalitarios todos los Estados?

 R.- La mayoría. El Estado es el gran rival de la Iglesia desde que trasladó el francés Bodino al Estado, en el siglo XVI, la summa potestas papal en cuestiones religiosas para poner fin a las guerras civiles, igual que el Papa pone fin a las discusiones entre católicos (Roma locuta, causa finita). Pero la soberanía estatal suprime la libertad política, que no se reduce a votar. Y los Estados han llega do a ser tan extensos y tan fuertes, que fungen como liberales entre comillas, en lo que no afecta a su poder. El totalitarismo es la politización de la vida entera invocando la democracia, el humanitarismo y los derechos humanos, que destruyen el Derecho. Los gobiernos se entrometen ya legislativamente en las relaciones sexuales, en lo que hay que comer, lo que se puede decir... 

P.- España, nación de naciones... 

R.-Tonterías de oligarquías y aspirantes a histórica oligarcas deseosos de enriquecerse, como en Cataluña y el País Vasco. España es mente la nación más antigua de Europa. José María Jover la remontaba al Imperio romano. Incluía, por cierto, la Hispania Tingitana, cuya reconquista incluyó Isabel la Católica en su testamento. El descubrimiento de América cambió la trayectoria.

P-Sin abandonar a Gustavo Bueno, la nación como sujeto politico es un concepto mu cho más tardío. 

R.- La nación política es un invento de la Revolución francesa. Designa la supremacía de una clase, la burguesía, sobre el resto de la nación histórica. Marx, Tocqueville, etc., lo en tendieron muy bien. 

P-Pero las naciones políticas parecen condenadas a disolverse en organismos supranacionales, tipo Unión Europea.

R.- Lógico, si se renuncia a la soberanía, Pero dudo que vaya adelante la sovietizada Unión Europea. Ahora mismo, lo de Ucrania va a ser un revulsivo mundial, sea cual sea el resultado. 

P-Claro, la UE se rearmará para defenderse... La cumbre de la OTAN

R.-Aumentará impuestos, fabricará dinero y no hará nada, salvo lo que mande Estados Unidos, dividido ahora entre los nihilistas del Partido Demócrata y los republicanos que quieren restaurar la Norteamérica tradicional.

P-Volviendo a Ucrania.

R.-Con Rusia están en este momento todos los grandes espacios: China, la India, Brasil... 

P-China y Rusia son dos realidades total. mente opuestas. O sea, digamos que Rusia, si es como usted dice, es Occidente. Y China es otro imperio.

R.-Pero comunista, es decir, reaccionario. La nueva Rusia no es comunista, pero tolera a los comunistas. Presencié una vez la fiesta del 1 de mayo en la plaza Roja de Moscú. Desfilaron comunistas con banderas, con la efigie de Stalin, de Lenin, etc., y Putin pronunció un discurso creo que contemporizador. Los rusos -también los chinos- no quieren saber nada de memorias históricas, falsificaciones para elogiar indirecta mente a los que las inventan. Aceptan crítica mente el pasado sin memorias revanchistas contra Lenin, contra Stalin y el pasado.

P.- Pero ahí está Lenin, en su mausoleo. 

R.- Porque la Rusia actual no reniega de su historia: la acepta como es. Además, no se borran fácilmente 70 años de bolchevismo, unas seis o siete generaciones. ¿Nos vamos a inventar ahora que aquello fue malo para justificar que nosotros somos buenos, que es, en el fon do, la finalidad de la memoria histórica? Pues no, la historia es como es y se acabó. Es decir, Rusia prosigue su camino respetando su historia en lo bueno y en lo malo. Al revés de lo que está ocurriendo en Europa y Es   Tia en lo bueno y en lo malo. Al reves de lo que está ocurriendo en Europa y Estados Unidos.

P-¿Qué son los Grandes Espacios de que hablaba?

R.-Son formas imperiales, espacios abiertos, mientras los Estados son formas cerradas. Carl Schmitt se dio cuenta de que, debido a la técnica, tiende el mundo a organizarse como una sola constelación política en la que determinan los Grandes Espacios las relaciones políticas.

P-¿Y acabará China sobrepasando a EEUU?

P-No lo sé. De momento, es un coloso con los pies de barro. Y si se está re organizando el mundo como una única constelación política en la que mandan los grandes espacios, lo único que tiene sentido son los equilibrios entre esos grandes poderes.

P-Y...?

R.-Putin dijo muy claramente el otro día que se acabó la unipolaridad. El mundo estaba bajo la pax americana y Norteamérica fungía como el imperio mundial. Esto se acabó. Rusia emerge como otro imperium mundi. Que sea mucho más débil económicamente es lo de menos. China es otro imperio, como India o Brasil. Y no son los únicos. La Europa no rusa podría ser otro Gran Espacio. Pero la Unión Europea es una burocracia antieuropea.

P.- Explíquese.

R.- Se empeña en ser un superestado en detrimento de las naciones, que son su razón histórica, la tradición que configura Europa. No una tradición estática sino una tradición creadora. Por otra parte, la Europa nihilista es antipolítica, lo que inhibe su capacidad de irradiación, esencial en los imperios auténticos. Lo mismo que Norteamérica en este momento, cuya profunda crisis moral puede revertirse empero en las próximas elecciones.

P.- Se burla usted de la etiqueta populista. R.-Depende. En España, donde el progre sismo reinante encarna todo lo negativo, no existe (Chantal Delsol dixit), pero tiene mala prensa. Sin embargo, le debe mucho el socialismo. Pues lo que ocurre aquí repercute allí. El populismo auténtico es la reacción del pueblo contra las oligarquías que mandan. Y da igual que se trate de un gobierno monárquico, aristocrático o democrático. Todo gobierno es oligárquico. Lo explicaba muy bien David Hume: hasta el sultán de Egipto -el Stalin o Mao de entonces- dependía de sus jenízaros: si decidían no obedecerle no era nadie. Todo gobierno se apoya en una oligarquía. Las predominantes hoy son las económicas. Pero pueden ser de muchos tipos.

P.- Estábamos en el populismo.

R.- La palabra y el concepto populismo son romanos. La oligarquía senatorial gobernaba y medraba con los impuestos que pagaba el pueblo. En el año 448 antes de Cristo, el pueblo, la plebe -hoy plebeyo tiene un sentido negativo-protestó, se retiró al monte Aventino, que controlaba el río Tíber, por donde llegaban los víveres y amenazaron a los senadores con bloquear el comercio si no les concedía - participar en el gobierno, que es lo que reclaman los populismos auténticos. El senado claudicó y el gobierno se llamó desde entonces Senatus Populusque Romanus (el Senado y el Pueblo Romano).

P-¿Y el futuro?

R.- Los procesos históricos son lentos. El interesante pensador ruso Alexander Duguin -que no acaba de convencerme-sostiene que el des tino de Europa es unirse a Rusia formando Euroasia. El mayor Gran Espacio -desde Vladivostok a las Azores-capaz de contener geopolítica mente a China. Lo que sí creo es que, sin una relación normal con Rusia, Europa no va a ninguna parte. En fin, estamos en un interregno muy confuso, cuyo desenlace depende en gran medida de la tecnociencia.

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viernes, 8 de julio de 2022

RAZA y el Tercer Reich o cuando la película de Franco tuvo problemas en Berlín (II), por Francisco Torres García

 Franco quiere que RAZA se proyecte en Alemania

La película fue estrenada en Portugal de forma inmediata y se armó una comisión para que llevara la cinta a Argentina y a otros países hispanoamericanos. En Argentina sufrió algunos cortes significativos al eliminar la escena del asesinato/martirio de los monjes por los republicanos (una de las grandes escenas de la película). También se conseguiría el acuerdo para su exhibición en Italia, siendo proyectada fuera de concurso en la bienal de Venecia de ese año.

La comisión española que fue a Berlín a negociar ya asumía los problemas que podía tener la película con la censura nacionalsocialista, por lo que intentaron limar en las explicaciones las aristas que sabían podía despertar:

«al hablárseles de RAZA y preguntarnos cuál era el concepto de la Hispanidad, dióseles una ligera descripción de lo que la Hispanidad es para nosotros, y nos contestaron que tenían que estudiar el caso, porque no estaban seguros de que a los alemanes les interesase defender y propagar esta ida por Alemania; que era un problema español para los españoles y no para ellos. Naturalmente ha habido que usar mucho tacto en las entrevistas y se les hizo ver que RAZA era un primer paso muy diplomático y hábilmente dado en que no se hacían grandes alusiones a esa unión espiritual de todos los pueblos americanos, sino que más bien cantaba el espíritu de sacrificio y el valor espiritual de unas ideas que han salvado a España del comunismo y ya en este camino, el disco del comunismo es el que hemos hecho girar todo el tiempo. Parece que así decreció la prevención del primer momento».

La comisión era pesimista con respecto al estreno de RAZA en el Reich: «no les impresiona lo más mínimo el hecho de que sea una película oficial del Estado español, ni le han dado la menor importancia que sea una presentación oficial del Consejo para la persona que fue a visitarles [probablemente se refiere a las gestiones realizadas por Sáenz de Heredia en Berlín]. Son completamente fríos y les resbala la argumentación de este tipo».

Las negociaciones para la exhibición de la película en Alemania y en los territorios ocupados se abrieron en febrero de 1942 y se simultanearían con las que se realizaron para el convenio cinematográfico germano-español (lo que podemos seguir gracias a la documentación conservada en el CDMH de Salamanca). Para ello se desplazó a Berlín el director de la película José Luis Sáenz de Heredia, pero las negociaciones con la empresa alemana, la Transit-Film, que se haría cargo de la distribución en el Reich y países ocupados, la llevaría en persona el marino Jesús Fontán Lobe, jefe de la casa militar de Franco y amigo personal del mismo desde antes de la guerra.

 

La misión Sáenz de Heredia.

Ahora bien, Sáenz de Heredia, con anuencia de Franco, llevaba una segunda misión, además de participar en las gestiones para la exhibición en Alemania: proyectar la película en el frente ruso a los soldados de la División Azul, pero también realizar diversas tomas para el rodaje de la segunda parte de la película animado seguramente por el gran éxito del primer mes de exhibición de la cinta en España. De hecho, tanto el director como el propio Franco comenzaron a desarrollar ideas para la segunda parte. Ambos coincidían en que los héroes que RAZA retrataba tenían que ir a combatir con la División Azul. Sáenz de Heredia iba en misión oficial con el apoyo claro y directo de Franco. Por lo que no deja de ser interesante subrayar el significado posible de la negativa que obtuvo en Berlín.

Lo que en principio, dado que era un deseo de Franco, proyectar la película ante los divisionarios, parecía sencillo no lo fue. Inicialmente, las comisiones militares enviadas desde España no habían tenido mayor problema a la hora de visitar a los divisionarios. El general Moscardó lo había hecho a principios de diciembre de 1941. En noviembre, Serrano Suñer, altamente preocupado por la situación de los soldados españoles, había pedido ir a visitar a los divisionarios y la respuesta germana fue que había que prepararlo y que podría ser en enero. En realidad, los mandos militares recelaban de una presencia de tal magnitud en un momento delicado en el frente. En enero de 1942 la situación se había vuelto aún más compleja. El 10 de enero Franco había hecho llegar su deseo de que la División Azul fuera retirada del frente dadas sus enormes pérdidas, antes había propuesto una rotación para sus hombres siguiendo el modelo usado por los propios alemanes durante la guerra civil. Los mandos militares alemanes estimaron que no era posible retirar la unidad. No tenían con qué sustituirla. El tira y afloja se mantendría hasta principios de marzo.

En este marco de referencia Sáenz de Heredia se iba a encontrar con la negativa alemana para llevar su película hasta el frente e iba a permanecer en Berlín unas semanas intentando obtener el permiso necesario y colaborar en los acuerdos de distribución y explotación en el Reich. Al tratarse de un encargo del propio Franco la embajada española en Berlín se sumaría a la presión y a las gestiones. Así esta solicitaría el pertinente permiso, pero el agregado militar, Roca de Togores, estimó que lograrlo sería «imposible» y que había que buscar apoyos. Ante esto el director de la película recurrió a la intervención de Hensen que fue un fracaso. Presionó al embajador, conde Mayalde, para que fuera una petición oficial en toda regla. El día 2 se había hecho el envío de la primera nota de petición. Por la documentación diplomática sabemos que la nota no obtuvo respuesta.

¿Era solo prevención por la situación militar? Lo cierto es que los alemanes pidieron ver la película. Se iba a realizar un pase especial para ocho funcionarios del Ministerio de Propaganda regido por el todopoderoso doctor Joseph Goebbels, quien debió de ser informado sobre el contenido de la cinta por sus funcionarios. Sáenz de Heredia, en una carta dirigida a Jesús Fontán, explica lo sucedido:

«A petición de Hensen se proyectó el jueves la película en el Ministerio, ante ocho funcionarios entre los que estaba el lugarteniente de Goebbels. No me hizo mucha gracia el asunto, pero como no quería que mi negativa entorpeciera la petición del permiso hube de acceder y previa autorización de Mayalde [embajador de España en Berlín], se dio esa sesión “absolutamente privadísima”».

Esta proyección no desbloqueó la situación como la lógica podría hacer pensar. Recordemos que era una gestión oficial en la que se ha comunicado que es un deseo de Franco, pero ahora es el Ministerio de Propaganda el que interviene. No tenemos constancia de cuál fue la reacción ante la película. Indirectamente hay que suponer que la reflejada en una carta posterior de Sáenz de Heredia, ya en España, sobre lo dicho por uno de los miembros de la Cámara del Cine del Tercer Reich:

«por las manifestaciones verbales de dicho Sr. Greven […] así como por otros informes más confidenciales, pude formar un concepto claro del poco interés que esta película profundamente anticomunista y de un espíritu tan elevado de hispanismo, despertó en dicho Sr. Greven, hasta el punto de considerarla inaceptable».

El 23 de marzo la embajada española en Berlín comunica que el Alto Mando de la Wehrmacht, tras intentar que si bien no fuera en el frente sino que se proyectara en la inmediata retaguardia, niega el permiso a Sáenz de Heredia amparándose en que no se admiten la llegada de civiles a la zona de operaciones.

 

El intento de una proyección oficial

La comisión española que informó a Franco estimaba que, para conseguir desbloquear la situación con respecto a RAZA, sacrificando la cuestión económica llegado el caso, «es necesario operar de arriba hacia abajo. Se hace indispensable una previa gestión diplomática, haciendo constar el interés de España en que Alemania conozca el esfuerzo hecho por nosotros y los sufrimientos pasados por la Patria para liberarla del comunismo, así como que nos interesa el conocimiento de las virtudes españolas y patriotismo ante el pueblo alemán». Para ello proponía que se hiciera «una especie de presentación oficial por la Embajada, de la copia de la película, invitando a todas aquellas autoridades entre las que convenga hacer ambiente favorable a la misma». Después vendría la negociación económica. Era una idea que ya llevaba Sáenz de Heredia:

«Aquí todo el mundo quiere ver la película y me piden que la de antes de llevarla al frente a lo que me estoy resistiendo, pues según lo tratado para la exhibición oficial en Berlín debe estar Vd. aquí. La presencia suya en Berlín sería muy conveniente por todos […] Creo que adelantaríamos notablemente el camino y puesto que está en venir todo sería que variásemos un poco el plan y que fuera primero lo que iba a ser después. Es decir: si usted viniera ahora trabajaríamos juntos mi ida al frente, daríamos la sesión en Berlín y después nos separaríamos: Vd. a España y yo a Rusia. Esto sería “archi-conveniente” y si Vd. está en posibilidad de hacerlo será lo mejor desde luego […]. Lo ideal sería que Vd. viniese. Si piensa hacerlo comuníquemelo enseguida para que yo sepa a qué atenerme».

Naturalmente en El Pardo no se debió estimar pertinente el viaje de Fontán por razones obvias. Sorprendentemente el estreno oficial en Berlín se retrasó casi dos meses, pero reduciéndolo a un pase en la embajada española para diversas autoridades y el cuerpo diplomático. La distribución pública continuaba bloqueada. La exhibición no tuvo como respuesta más que una oferta alemana, realizada unos días después, que los españoles no podían admitir por lo que Sáenz de Heredia la rechazó, exigiendo una explotación al 50% y no la entrega de los derechos por una cantidad que resultaba muy escasa. La negociación iba a quedar suspendida hasta que se concluyera el acuerdo cinematográfico hispano alemán.

 

La proyección ante los combatientes españoles.

Los divisionarios tuvieron noticias del estreno de RAZA a través de su periódico la Hoja de campaña. Como anotamos en nuestro citado estudio sobre la novela y la película, probablemente para acallar a Sáenz de Heredia y satisfacer las peticiones de la embajada española se procedió el 16 de marzo a realiza un pase especial para obreros españoles y divisionarios heridos organizado por la Sociedad Germano-española y por la organización La Fuerza de la Alegría dependiente de la Wehrmacht.

Finalmente, en mayo de 1942, la película llegó a la retaguardia divisionaria, siendo posible que la Kraft durch Freude organizara la proyección en algunos hospitales. Según los testimonios de divisionarios recogidos en sus memorias se estrenó el 14 de mayo en el Hospital de Campaña divisionario. La copia que llevó Sáenz de Heredia había permanecido en Berlín. El historiador Carlos Caballero ha publicado el recuerdo del falangista José María Gutiérrez del Castillo: «Espléndida, se ve con emoción y al final se canta el Cara al sol de manera espontánea. Sin embargo, no aparece el papel que ha tenido la Falange en nuestra guerra». Finalmente se habilitó un local en uno de los puestos de mando regimentales para su proyección para que el máximo posible de divisionarios, por turnos organizados, pudieran acudir a verla. No pocos divisionarios recuerdan las lágrimas y la emoción que despertó. La Hoja de campaña en su comentario tras el estreno en el frente hacía propia la obra: «RAZA es, hasta hoy, la película de la División Azul, porque es el canto entusiasta a los voluntarios de empresas inverosímiles, a los almogávares que llevaron la bandera de España a miles de kilómetros… y nuestra tarea es más parecida a la de los héroes de esta magnífica producción».

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Franco sonríe en Mingorrubio en espera de volver a la actualidad con la nueva ley

 Por mucho que pueda fastidiar al Gobierno y a sus palmeros, Franco murió en la cama rodeado del cariño y el respeto de muchísimos españoles. El que diga lo contrario miente. Yo, que también tengo mi propia memoria histórica, como la tiene todo el mundo, tenía 16 años cuando murió el Generalísimo. A mí y a mis amigos, nuestros padres nos dieron permiso para ir a una de las interminables colas que serpenteaban por Madrid para ir a rendir un último tributo al General que había llevado a la victoria al Bando Nacional en una ya entonces casi olvidada guerra civil. Debo reconocer que con 16 años mi franquismo era escaso, a pesar de ser hijo y nieto de militares victoriosos en la Cruzada. Mis amigos y yo estábamos más por salir sin hora de regreso que por rendir un último homenaje al vencedor de la batalla del Ebro.

 
La nueva ley mal llamada democrática va a declarar ilegal al franquismo. ¡A buenas horas! Nadie les ha dicho que el Régimen se auto liquidó con el famoso harakiri el 18 de noviembre de 1976, en un alarde de patriotismo y de sentido común, al aprobar la Ley de Reforma Política. Hace ya casi medio siglo que esa parte importantísima de la historia de España es eso solo, historia. Los procuradores en Cortes franquistas, que renunciaron sus privilegios a cambio de nada, van a pasar a ser unos criminalizados por lo que hicieron.
 
Con la nueva ley las sentencias y sanciones de los tribunales franquistas podrán ser declaradas ilegales. ¡Pensé que todo estaba prescrito! Supongo que será una nueva vía de financiación para los de siempre. Debemos recordar las palabras de Errejón cuando instaba a sus camaradas a crear una serie de tinglados para garantizar la pasta a sus militantes cuando saliesen del poder.
 
Entre las nuevas memeces que trae la ley es declarar víctimas al gallego, vasco y catalán... y por qué no al bable, a la fabla de Fonz y al cheli. Víctima son las personas, no las cosas y menos las lenguas... pero detrás de esto está el reconocimiento de que tres comunidades autónomas son víctimas certificadas, por el mero hecho ser sus pequeños partidos independentistas los que sujetan a Sánchez. Es casi seguro que este apartado de la ley será una forma de castigar al español y hacer llegar un río de dinero a los de siempre. Los votos se compran con oro.
 
La nueva ley incorpora alguna maldad de última hora. Se amplía la aplicación temporal de la ley de 1978 a finales de 1983, con lo que se mete los primeros años de la modélica transición española en el mismo saco que el franquismo. Para dar paz y sosiego a los españoles se va a crear una comisión independiente con el objetivo de esclarecerlas hasta 1983. ¡Ya sabemos lo que se entiende por independiente! Ahora los herederos de ETA, los asesinos, gracias a la aritmética parlamentaria, van a poder juzgar a Felipe González, Alfonso Guerra y tantos otros socialistas y no socialistas. La vuelta de la tortilla. Al que le pique, que se rasque.
 
La ley vuelve con la retirada de los títulos nobiliarios franquistas, otra de las cuestiones que nos quita el sueño a los españoles. Siempre pensé que la izquierda sencillamente retiraría todos los títulos nobiliarios, como vestigio de una sociedad feudal, como algo propio del Antiguo Régimen, por anacrónicos. Sería lógico que quedasen como algo fuera , queridos y utilizados al margen del sistema por aquellos que los tienes, aquellos que les gusta y que, sencillamente, los usan, pues con ello no hacen mal a nadie. Poner en una tarjeta una corona ducal y fulano de tal conde de cual no debe ser un delito, como mucho un acto de ostentación, como si alguien pusiese en su tarjeta Miembro de la Sociedad Ornitológica de Nueva York. Recuerden lo que le gustaba a las ministras de Zapatero aparecer en Vogue. ¿Por qué no ser como Grace Kelly? Las ministras viajan en jet para ser como las chicas de Sexo en Nueva York.

La ley se llama democrática cuando de democrática no tiene nada. La democracia en un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. La nueva ley surge de una voluntad espuria de un gobierno que ha llegado al poder gracias a la anomalía democrática de la aritmética parlamentaria y a la estupidez sin cuento de Mariano Rajoy. Recordemos que, en 2016, hubo 24 millones de españoles que votaron en un censo de 36 millones, es decir que diez millones de españoles renunciaron a decir lo que opinaban. Es decir, que dos de cada tres españoles, como poco, no estaban con lo que se avecinaba el día del voto de censura. Si esta ley sale adelante, pues, que sea gracias a un referéndum...

No pude pasar a ver el cadáver de Franco. Me había puesto lentillas muy poco antes y una de ellas, en las apreturas, entre la mucha gente, se me salió del ojo. No era capaz de ponérmela sin mirarme al espejo. Me tuve que ir a casa.
 
Franco, mis abuelos Emilio y Luis, que hicieron la guerra como oficiales de regulares y en la Mehala, seguro que nos miran desde el cielo sorprendidos pensando que con todo lo que se nos viene encima estamos con estas tonterías. Pero si hay algo muy serio en todo esto. Al que disienta de la historia oficial, por un delito de opinión, de pensamiento, se le puede poner una enorme multa e incluso ir a la cárcel. Lo dicho, llamar a esta ley democrática es una perversión del lenguaje. Su nombre debería ser de Ley del Silencio o del Candado.

jueves, 7 de julio de 2022

SAVITRI DEVI, LA SACERDOTISA DE HITLER


 “Entrego estas páginas a los camaradas, hermanos de raza y de fe, dondequiera que estén con el antiguo saludo ritual de los leales y las dos palabras actualmente prohibidas.”

Savitri Devi. Recuerdos y reflexiones de una aria. – http://elcadenazo.com/index.php/recuerdos-reflexiones-una-aria-savitri-devi/ –

Es interesante conocer cuáles fueron las motivaciones y las circunstancias que contribuyeran a la orientación que provocaran la militancia, fuerte y activa, si bien casi sin medios, hasta su fin el 22 de octubre de 1982 a las 0 h 25. Diversos factores intervinieron en su formación, de diferente importancia, pero todos convergentes, sin que lo pareciera abiertamente.

Hoy en Francia, la educación oficial promueve el aprendizaje de una lengua extranjera desde primaria (cuando ya no se está en maternal). Ahora bien, cuando tu padre te habla en griego, tu madre en inglés y el resto de la gente en francés, la vivacidad de tu mente es aguijoneada muy pronto por la necesidad, y tu apertura al mundo se manifiesta entonces desde la primera infancia. Esa fue la educación familiar de Maximiani Portas que, adolescente, aprendería alemán durante el curso de su ciclo secundario; desde antes de su mayoría de edad ella era cuatrilingüe. Más tarde en la India ella estudiaría el hindú y el bengalí por sí misma y por gusto. Aquello que fue su edad, su vivacidad, su curiosidad, su apertura de espíritu, su dinamismo, la poseerían entonces y siempre.

En el verdadero culto que Savitri Devi rinde a su ídolo, se puede discernir una cierta propensión al misticismo, presente ya en casa de la joven Maximinani. Ahora bien, es difícil dedicar a un ser humano, tal devoción sin que haya, en el origen, un substrato psíquico y una confluencia de acontecimientos que concurren, incluso desde lejos.
Muy pequeña todavía, su padre la llevaba a la misa del domingo en la iglesia ortodoxa; el perfume del incienso y la mayor intimidad del rito oriental, con sus cantos y sus oraciones, despertarían su sensibilidad. Por otra parte, desde los cinco años, ella rechaza comer carne, la vista de la sangre le era repulsiva; su madre le preparaba platos vegetarianos. En el seno de su comunidad, ella se sentía más griega que francesa, y organizó con el pope, una clase de escuela griega para los más pequeños, con paseos a lo largo del Ródano, bellas historias que les contaba, meriendas en casa de sus padres (chocolate humeante y brioches perfumados).

Fue durante sus años de educación religiosa cuando estudió seriamente la Biblia, y cuando todos los horrores complacientemente descritos en el Antiguo Testamento (Libro de Josué), la indispondrán profundamente respecto a los Hebreos y sus descendientes, y dejaran en ella una indeleble impronta de disgusto.
La colonia griega de Lyon estaba muy atenta a la política extranjera de Francia, y se discutía de ella con pasión. En 1914 la guerra estalla y, en los Balcanes, nuestros fieles aliados Serbios están en peligro. La Gran Idea (Megali Idea) de los griegos, era el retorno a la patria helena de las tierras griegas conquistadas por el Imperio otomano. Después del desembarco de los franceses en Salónica (1915), las tropas anglo-francesas entran en Atenas (1916). El rey es destituido, Venizélos está en el poder y el bloqueo de las provincias fieles al rey provoca disturbios. Profundamente afectada por las múltiples traiciones de los Aliados, la colonia de Lyon estaba desesperada cuando, en 1922, la ofensiva de Mustafá Kémal en Asia Menor reocupa Esmirna: 30.000 cristianos, Armenios, Griegos y “Francos” fueron salvajemente masacrados, la ciudad arde por entero, un millón de personas desplazadas pedirían asilo. Maximiani, impresionada, no sentiría mas que desprecio por Francia e Inglaterra.
Ese fue precisamente el comienzo de su evolución, pues ella veía en ello el fin del Helenismo, “una civilización de hierro arraigada en la verdad, una civilización poseedora de todas las virtudes del mundo antiguo y alguna de sus debilidades, y todos los logros técnicos de la edad moderna sin la hipocresía moderna, la mezquindad y la miseria moral” como ella lo escribió en Pilgrimage.

Pero volvamos a la joven chica que prosiguió sus estudios secundarios, lo que no le impidió, en 1919 con su familia (tiene 14 años), tener una primera visión de la guerra: visita un campo de prisioneros alemanes y simpatiza con ellos.
La literatura la apasiona. No puede sustraerse a Victor Hugo quien, en les Orientales y con el Enfant grec, le comunica el espíritu de resistencia que ella conservará mientras viva. También habría podido decir: “Quiero pólvora y balas” (“Je veux de la poudre et des balles”).
Y después tiene sobretodo Leconte de Lisle que reforzará su amor por Grecia con sus Poèmes antiques y le inclinará ya, con L´Arc de Civa hacia el conocimiento de los esplendores de la India y, con sus Poèmes Barbares, al de los pueblos escandinavos, germanos y celtas, su paganismo y su resistencia heroica al cristianismo invasor. Es verosímil, que, inconscientemente, dentro de esta joven ortodoxa, se produjera entonces un giro de su experiencia intelectual, ya considerable, que le hizo aborrecer el cristianismo y el judaísmo; su joven misticismo bien parece haberse transferido entonces hacia el paganismo en general, y más concretamente sobre el hinduismo.
De todos modos en 1922 pasa con éxito su bachillerato. Para recompensarla, se le ofrece su primer viaje a Grecia donde, en 1923 y como muchacha independiente, se hospeda en la Residencia Internacional de Atenas. La visita de la ciudad, la exploración del país, exaltan su admiración.

De vuelta en Lyon en diciembre, se inscribe en la universidad desde enero de 1924 y comienza los estudios de filosofía. En junio ella pasa su examen de psicología. En Febrero de 1925, pasa el de lógica, En junio es el examen de ética y de sociología, Y, en 1926 ella obtiene su licenciatura en Letras. En Febrero de 1928, en el consulado de Grecia en Lyon, obtiene la nacionalidad griega, con pasaporte. Es un acto capital que materializa su ruptura con todo lo que caracteriza la civilización “occidental”, en especial sus hipocresías.
Obtiene el doctorado en Letras. De acuerdo con el profesor Edmond Goblot, su tesis se titula: Ensayo crítico sobre el pensamiento de Théopphile Kaïris (1784-1853), educador, reformador, filósofo. Para sus investigaciones hace entonces su segundo viaje a Grecia (Universidad, Academia, biblioteca de Atenas) que durará dos años, desde marzo de 1928 a noviembre de 1929. Siempre como estudiante recorre el Peloponeso a pie y a caballo.

En el transcurso de esta estancia de estudios, albergada por su amiga Marika Kaloyérikou, participa en un peregrinaje ortodoxo a Palestina durante la cuaresma. Ve y comprende bien cosas que desarrollan en ella una verdadera hostilidad (que reprime aun) tanto para con el cristianismo como para con el judaísmo, y su retorno a Atenas, después de Pascua, entre los esplendores del pasado, es propicio a su orientación hacia un paganismo, un panteísmo biocentrista. Termina allí su tesis de doctorado en Letras.

Hitler, un simple nacionalista

En noviembre de 1929, vuelve a Lyon y se inscribe allí en la facultad de Ciencias. Y 1930 será para ella un año “cargado” desde todos los puntos de vista. No olvidemos que domina ya la lengua alemana. Hasta entonces gracias a la prensa, consideraba a Hitler como un simple nacionalista luchando por la revisión de los tratados de Versalles y de París. Pero lee una edición alemana de Mein Kampf (cuando tiene 25 años) y decide paralelamente a sus estudios universitarios, tratar de saber lo más posible sobre los Arios y su paganismo politeísta, a los cuales ella enlaza ya la “religión” mitológica griega, que conoce bien debido a su joven nacionalismo heleno. Y es esta curiosidad determinada que finalmente, decidirá su orientación. (Punto de reseña: en 1930 Alfred Rosenberg publica el Mito del siglo XX).
Volvemos a los estudios. Desde Enero de 1930, aconsejada por el profesor Etienne Souriau, eligió el objeto de su tesis de doctorado en Ciencias: la Simplicité mathématique. Para realizarla (admiremos la hazaña) supera en Julio sus exámenes de química, física y de mineralogía, en Noviembre, de química general. En Julio de 1931, examen de química biológica. En septiembre, breve estancia en Atenas para revisar su tesis doctoral en Letras sobre Kaïris. En Diciembre, conclusión de su tesis doctoral en Ciencias.
Ya en 1903 (Lokamanya) BÂl Gangâdhar Tilak publicaba su obra principal escrita en prisión: “The Arctic Home in the Vedas, being also New Key to the interpretation of early Vedic Texts and legends” (El Hogar Artico en los Vedas, Nueva Clave para la interpretación de los primeros Textos y Leyendas Védicas.).
Él probaba allí el origen polar de lo que se llamará más tarde la civilización indoeuropea. Durante sus estudios, Maximiani Portas tomó conocimiento de ello. Sin embargo el precursor de Gandhi se pone en el index por los bien-pensantes de hoy en día por haber transgredido el dogma Ex Oriente lux.

Llegada a la India

Su padre muere en Febrero de 1932 y lega su herencia a su hija: este dinero le da su independencia. Es necesario retener esta fecha, pues es a partir de ella que Maximiani comienza a convertirse en Savitri Devi sin saberlo. La primera parte de su vida, la del estudio, ha terminado. En Abril se embarca en Marsella hacia Colombo (Ceylan) y, en Mayo, atraviesa el “Pont de Rama” para asistir al festival de primavera en Râmeshvaram, que la emociona profundamente como una transposición de los sueños de dominación mundial de los Arios (y de los nazis). Durante este año, una célula del NSDAP se crea en la India que, en 1937, se convertirá en un grupo territorial.
Un paréntesis: en la primavera de 1934, vuelve a Lyon para defender allí su tesis doctoral en Ciencias que ella obtiene.

De nuevo, en Mayo de 1935, está en Râmeshavaram para volver a ver allí el festival de primavera. En 1935 enseña historia de Inglaterra y de la India en Jerandan College de Delhi, después en Mathurâ. Al fin se presenta, por sí misma, a Shrimat Swâmi Satyânanda, presidente de la Misión hinduista de Calcuta (contra el islam y el cristianismo), que la asigna como conferenciante itinerante para Bihar, Bengala y Assam. Cuando ella le pregunta si puede hacer referencia a Hitler y a Mein Kampf en sus conferencias, él le responde que “Hitler es para ellos una encarnación de Vishnú, el dios que impide a las cosas correr a su destrucción, que las conserva y va contra el tiempo”. Esto da una idea de la opinión de las castas superiores en un país bajo ocupación colonial inglesa.
Entonces ella viaja “en trenes indios siempre abarrotados” y pasa por Benarés, Lahore, Peshâwar, Vrindâvan, Mathurâ, los templos de Udaïpur y de Purî, el Ganges, El cónsul de Italia en Calcuta dice ya de ella que se ha convertido “ la misionera del paganismo ario”.

Por la Misión contacta con los grupos nacionalista hindús: el movimiento de juventud del doctor Balakrishna Shivaram Moonje, la Rashtriya Svayamsevak Sang (RSS) del doctor Hedgewar, la Hindu Mahâsabhâ de Vinayak Damodar Savarkar; es este último que en 1923 en la prisión de Ratnagiri, escribió Hindutva, historia de la India desde el punto de vista hindú y definición de la hinduidad y del hinduismo.
La RSS la rama del doctor Golwalkar estaba constituida en organización paramilitar, medio apropiado de educar a los Hindús y de formarlos en unidades de defensa contra los musulmanes, en darles conciencia de su pertenencia racial. Savitri Devi, no solamente aprobaba el método, sino que impulsaba a la militarización dentro de un cuadro fascista deliberado, en vista de la independencia del gran subcontinente.

Es en 1937 cuando ella se encuentra con Subbas Chandra Bose que, de julio de 1933 a Abril de 1936, después en Septiembre de 1937, estuvo en a Alemania en vista de una alianza germano-india. El fundador de la Legión india, el “Duce de Bengala”, fracasa: En cuanto a Chandra Bose, fue sacado de Alemania en 1943, por Kiel con el submarino U-180, relevado por el I-29 japonés al Este de Madagascar (25ºS-60ºE) en pleno océano Índico.
El 9 de enero de1938, una relación griega de Calcuta la presenta a Sri Asit Krishna Mukherji, doctor en Historia (Londres) editor y brahman, fundador de The New Mercury, bimensual que se le podría calificar de nacionalsocialista, sostenido por el consulado alemán de Calcuta desde 1935 hasta su prohibición en 1937. El era rubio de tez clara, perfectamente anglófono, resistente al colonialismo británico y combatiente para la independencia de su pueblo, que trata en el seno de los acontecimientos al punto de provocarlo. Ellos se hicieron una profunda impresión recíproca.

Este encuentro marca la confirmación de la conversión de Maximiani, que deviene entonces en Savitri Devi, del nombre de la diosa solar del hinduismo. En efecto, ella acaba de encontrar al que tiene la misma concepción del mundo que ella, un mundo pan-ario; pues, para A. K. Mukherji, los Estados y los pueblos nacen y mueren en función del vigor de su substrato racial: la mezcla les lleva a su ruina. Los conocimientos de A. K. Mukherji, en historia europea la sorprenden; ella está encantada de discutir con él sobre la política del Oriente bizantino, ella, la Griega. Y reconoció en él un maestro en el nazismo. Es la comunión en un mismo ideal que ha reunido estos dos seres, y sus vidas militantes se desarrollarán al unísono hasta el fin.

Defender la civilización hindú

En 1939 ella publica, en Calcuta por la Misión Hindú, “A warning to the Hindus”, que participa del programa de reconquista de la vasta zona de civilización hindú de antes de la colonización, de la renovación del paganismo olvidado, de los cultos de la Naturaleza, de la juventud y de la fuerza racial, en una palabra, un estimulante del nacionalismo hindú. Está “Dedicado al Divino Juliano, emperador de los Griegos y de los Romanos. Puede la India futura hacer de su sueño imposible una realidad viviente, de un Océano al Otro.”

En esta ocasión, Ganesh D. Savarkar la presenta así: “Ella presenta una ventaja con relación al trabajador habitual perteneciente a la multitud hindú: ella era de nacionalidad griega. Es en parte por eso que era sensible al arte, al pensamiento y al dharma hindús, y en parte por razones más profundas, ha sido atraída por nuestra sociedad y ha adoptado lo que nosotros llamamos la hindutva para el resto de su vida.” Es su helenismo pagano lo que le ha permitido impregnarse profundamente del sistema socio-religioso hindú y, por transposición mental basada sobre las analogías, de considerar a Hitler como una clase de avatar moderno de Visnú.

En 1940 ella publica al fin el “Ëtang aux lotus” (el Estanque de los lotos) que había escrito en 1935 y 1936. Pero, con la guerra, su situación cambia: ella es extranjera, sospechosa pues, y corre el riesgo de la expulsión o el internamiento preventivo. Entonces, A. K. Mukherji, su amigo, le propone el matrimonio para permitirle tener un pasaporte británico y así la libertad de viajar. Ella reconoce que no fue un matrimonio romántico, sino fundado sobre una amistad profunda e ideales comunes. El 9 de Junio de 1941 Savitri Devi en sari rojo y oro, se convierte en la señora Mukherji para el estado civil y según el rito hinduista.
De nuevo para la Misión Hindú, Savitri visita el sur de la India en 1940, predicando allí el olvido de los prejuicios raciales, los rencores religiosos, para que el subcontinente se una al fin y pueda acceder a la independencia. Ella publica, en Julio, The Non-Hindus Indians and Indian Unity, editado por la Misión.
Es la guerra en Europa y también en Asia: el compromiso político de la pareja Mukherji es importante… y peligroso. En efecto, “con un sentido agudo de los manejos diplomáticos y políticos”, estando el consulado de Alemania evidentemente cerrado, Mukherji publica una revista en inglés, The Eastern Economist, sostenida secretamente por la legación Japonesa en Calcuta (que será cerrada, también, en 1941 tras Pearl Harbour).

Ayudar al Japón

Cambiando de táctica, en 1941 son las recepciones cordiales, a las cuales son invitados, los oficiales aliados que, jactándose con orgullo (y ayudando las botellas de excelente whisky) abastecen, sin saberlo ellos, de preciosas informaciones a sus invitados, que las transmiten a los Japoneses: en Birmania, los aeródromos secretos son bombardeados y dejados inutilizables, se montan emboscadas, las unidades aliadas rodeadas y llevadas a las duros caminos de la cautividad. En 1942, los Japoneses son dueños de Birmania y de sus pozos de petróleo, la “ruta de Birmania” hacia el Yunnan está cortada. Pero la rueda del Destino gira. En 1945 se produce la derrota de Alemania y el desplome del sueño ario. Se produce también el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, y el Japón se rinde. Desesperada, Savitri Devi Mukherji decide dejar la India. En Noviembre, con tristeza, ella se separa de Asit Krishna su marido y, después de tantos años de militancia abierta y activa, ella se compromete en una verdadera carrera de propaganda neonazi clandestina que durará hasta el final. Es el segundo cambio de su existencia, la tercera parte de su vida que empieza.

En noviembre de 1945 embarca en Bombay para Londres, trata de hacer contacto con los antiguos camisas negras de Oswald Mosley. Pero no encuentra más que pequeños burgueses atemorizados y retirados de la política. Entonces va a Francia, en Lyon visita a su madre, activa resistente; se da cuenta de que una gran barrera ideológica las separa. Lo que no la impide acabar en marzo 1946 su libro ‘Impeachment of man’ que será publicado en Calcuta por Mukherji.

De vuelta a Europa

De nuevo en Londres, hace publicar su ‘A Son of God’ por la Sociedad Teosófica de Inglaterra, y su fiel amiga Muriel Gantry la encuentra un empleo. Pues su recursos son reducidos y se alquila en una pequeña pensión familiar.
Todo el mundo habla de las atrocidades nazis, lo que la exaspera y desespera. Cambia de pensión y, una noche, sueña que está en la celda de Goering en Nuremberg, y que ella le da una pequeña cosa, de la que ella ignora su naturaleza, diciéndole: “Tomad esto, no deje a estas gente que lo maten como a un criminal”, y su sueño se acaba. La mañana siguiente, el 16 de octubre 46, se entera por la prensa que Goering acaba de suicidarse con cianuro. Su sueño había sido lo que ella llama un viaje astral.

El 28 de noviembre de 1946 se embarca en Hull hacia Reykjavik en Islandia, la isla de Thule de los antiguos griegos, para dar unas conferencias sobre el faraón Akhenaton. Solo le quedan cinco libras esterlinas en el bolsillo. Trabaja de criada en una granja y empieza a aprender el islandés. Se apercibe que los habitantes (arios puros) son alérgicos al nazismo. Más tarde es profesora de una austriaca, esposa de un islandés. En la noche del 5 de abril de 1947 observa la fantástica erupción del volcán Hekla, y ve en ello un signo. En diciembre del 47 vuelve a Londres y encuentra un empleo de costurera en la Compañía de Baile Randoopa que da espectáculos de danza india por todos sitios. Mientras está preparando su libro ‘El Rayo y el Sol’ que es, en realidad, una exposición de la doctrina aria y un homenaje a Hitler. Con la compañía de danza recorre Escocia y llega a Suecia, a Estocolmo.
Allí, por casualidad, encuentra un viejo amigo inglés, simpatizante nazi, que le presenta a nazis suecos, entre ellos a Sven Hedin, el célebre explorador de Asia y el Tibet, entonces ya con 83 años. El 6 de junio discuten durante cuatro horas sobre el estado de Alemania y las posibilidades de renacimiento ario. Muy optimista, el viejo explorador le levanta la moral. Entonces decide ir a Alemania ‘en misión’.

Fabrica ella misma hojas de propaganda, como el la resistencia bajo la ocupación. Después toma el tren en Estocolomo el 15 de junio y pasa por Flensburg, Hamburgo, Bremen, Duisburg, Dusseldorf, Colonia … hasta París (15 horas de viaje). En cada parada ella distribuía propaganda disimulada en paquetes de cigarrillo, cajas de bombones o azúcar. Esta travesía por la Alemania en ruinas la marca profundamente.

Los folletos en Alemania

Para volver a Alemania ‘en misión’ para más tiempo necesita una autorización militar que obtiene por medio de un antiguo condiscípulo que trabaja en el Despacho de Asuntos Alemanes y que no sospecha nada. Durante tres meses distribuye seis mil folletos pro nazis en las tres zonas de ocupación occidental, del 7 de septiembre al 6 de diciembre del 1948. Después vuelve a Londres a pasar la Navidad con sus amigos y se prepara para una tercera ‘misión’ haciendo imprimir folletos con la cruz gamada.

Ha empezado a escribir ‘Oro en el crisol’ (La resistencia nazi en la Alemania Ocupada), en 1948 en el curso de su segunda misión de propaganda. Continua su relato de la Alemania en ruinas y en la miseria hasta su arresto en febrero 1949. lo termina en secreto en su celda de Werl. Después se encuentra con el nazi Friedrich Horn y su compañera, que se alojan en una pensión en Colonia. Allí debaten largamente y en el momento de marcharse Horn la da su ejemplar del Mi Lucha como un evangelio.
Es pues en febrero de 1949 en Colonia cuando ella empieza la difusión de su propaganda, se encuentra con Gerhard Wassmer, antiguo SS, que la ayuda en la distribución de 11.500 folletos. Pero Wassmer es arrestado en la misión católica donde se alojaba, cuando Savitri Devi llega es detenida por la policía y llevada a la prisión militar de mujeres, en Werl, en la zona británica. En el curso de los numerosos interrogatorios a la que la someten, donde se mezcla hinduismo y nazismo, cada vez que alguno protestaba contra la inhumanidad del nazismo, ella respondía con el desdén altivo contra ello y contra los infravalores de la democracia occidental y del liberalismo. Su visión reposaba en el espectáculo biocéntrico de la Naturaleza, la gran obra de la creación y la destrucción.

La prisión como liberación

Condenada a 3 años de prisión o a su expulsión hacia la India (Asit Krishna había escrito desde Calcuta al Tribunal Militar de Dusseldorf), ella escoge la prisión pero solo estará ocho meses. Ello será suficiente para conocer allí a otras detenidas, antiguas guardias de prisiones y campos, que la reciben como una de las suyas y la dan contactos exteriores.
Desde entonces fue considerada como una camarada y pudo así, más tarde, encontrar ayuda en la red de camaradas más o menos clandestinos. Pues fue por esas prisioneras políticas que sus concepciones ideológicas y su comportamiento militante se extendió entre los medios neonazis alemanes, y más tarde entre los ingleses y americanos. Al fin fue expulsada.
Para poder volver a Alemania, y durante muchos años, tuvo que entrar con otra identidad. Savitri Devi marcha a Atenas, en 1953, donde se encuentra con Maximiani Portas, su matrimonio hindú no tiene ningún valor legal en Grecia. Ella inicia un verdadero peregrinaje de visita a los lugares donde se desarrolló la vida de su ídolo, Hitler: Braunau, Lambach, Linz, Steyr, Viena, Munich y la Feldeherrenhalle, Berchstesgaden (donde sobre el muro de las ruinas del Berghof ella escribe ‘Un día será el de la venganza’), la Zeppelin Wiese de los Congresos de Nuremberg, la Luitpoldarena, etc… y alarga las visitas hasta los lugares esenciales de la historia de los antiguos germanos.

Los contactos nazis

Los contactos se le abren y así durante su peregrinaje puede visitar a los antiguos camaradas nazis salidos de los tribunales de desnazificación. Entre ellos el fundador de la ‘Kameradenwerk’, el piloto de Stukas Hans Ulrich Rudel, con 2.500 vuelos de combate y caballero de la Cruz de Hierro con palmas de Oro y diamantes. Pasa también en 1954 por los camaradas de lo que se llamará Odessa y es en 1958 cuando sale, en la editorial Mukherji de Calcuta, su libro ‘Peregrinación’ con las notas tomadas en 1953 y 1954.
En la primavera de 1957 Maximiani Portas decide volver a la India y llama a Savitri a su lado. Pero ésta, teniendo sus medios económicos agotados, hará el viaje del modo más económico, por tierra, salvo hasta Egipto. Llevando calurosas cartas de presentación de Rudel, se encuentra con el Dr. Omar Amin von Leers en el Cairo, especialista de las emisiones anti israelíes en la radio. Este vivía en El Maadi, a la orilla del Nilo, era rico y la alberga así como la ayuda.

Visita las ruinas del Palacio Solar de Tell-el-Amarna, construido por Akhenaton, uno de los héroes de su libro ‘El Resplandor y el Sol’. Por fin se despide de los von Leers y toma un barco griego en Alejandría para desembarcar en Beirut. Va en coche hasta Damasco, donde trata de contactar con las personas que le indica von Leers pero éstas han marchado de la ciudad durante el verano caluroso. Sigue su ruta hasta Bagdad y toma otro coche hasta Teherán y luego Mashad y la frontera con Pakistán. Debe esperar una semana el tren que la llevara a Lahore, llegando a Delhi el 30 de julio de 1957. Dos días más tarde se encuentra con su marido en Calcuta. Asit Krishna ha vivido modestamente tras el fin de la guerra, pero siempre ha pagado las ediciones de los libros de su esposa y enviarla ayuda bastante regularmente. Ella encuentra un trabajo como interprete de tres ingenieros de Alemania del Este que construyen un funicular en Orissa. Después vuelve a Calcuta donde es profesora en la Escuela Francesa desde septiembre 1958.

En marzo de 1960 muere su madre en Lyon, y tiene que arreglar los asuntos familiares. Se debe separar de Krishna por segunda vez en septiembre 1960 y se embarca para Marsella. Pero una vez llegada allí se marcha primero a Madrid pues Rudel la ha recomendado de encontrarse al célebre coronel SS Otto Skorzeny, que ha montado una empresa muy práctica de exportación-importación cuya actividad financiera y comercial a salvaguardado intereses financieros y comerciales alemanes de la postguerra.
Se dice que él organizó una red de evasión desde Alemania, asimismo le conectó con Leon Degrelle, ex comandante de la División Waffen SS Wallonie y con otros alemanes instalados en España, así como con Horia Sima de la Guardia de Hierro rumana, oficiales de la antigua Legión Condor, supervivientes de los Ustachi croatas de Ante Pavelic.
Tras haber establecido estos contactos vuelve a Francia y encuentra un trabajo de profesora interina en enero 1961 en el colegio Montbrison a 60 km. de Lyon, pues Maximiani Porta ha mantenido siempre los contactos con su Alma Mater, la Universidad donde hizo todos sus estudios.

En primavera Savitri Devi se va de vacaciones de Pascuas a Inglaterra a casa de su vieja amiga Muriel Gantry. Ser fija en la propaganda del British National Party (BNP) de Colin Jordan y John Tyndall, con los cuales había tenido correspondencia cuando estaba en España con Skorzeny.
Vuelta a Francia, Savitri Devi, continua escribiendo “Duro como el acero Krupp” en alemán, después termina un texto en inglés que ella había empezado en 1957 (“La verdadera historia de un muy discutible nazi y … una media docena de gatos”), publicado en Calcuta por Mukherji en 1961. Tiene ya 56 años pero conserva aun toda su energía.
En Inglaterra, Colin Jordan se separa del BNP y funda el National Socialist Movement. Un campo de verano con un Congreso Internacional se prevee para agosto 1962. El Ministro del Interior inglés reacciona prohibiéndolo y vigilando los aeropuertos y puertos para interceptar a los participantes del evento. Pero Savitri Devi está ya en casa de su amiga Muriel Gantry, Lincoln Rockell (del American Nazi Party) pasa por Irlanda, y llegados los que pudieron se celebró el campamento en un lugar secreto de Pinnock Cliffs. La policía acabó haciendo evacuar el campamento pero ya tarde, cuando ya estaba todo acabado.

Una nueva internacional NS había nacido, la WUNS o Unión Mundial NS

Más tarde en 1966, Colin Jordan funda la revista ‘National Socialist World’ en Arlington, que publica la versión ‘dévica’ de la ideología nazi, y las relaciones de Savitri Devi se amplían. Sus ideas personales sobre el nacionalsocialismo, en tanto que religión de la Naturaleza, el sistema hindú de ciclos temporales, las tres clases de hombres, ‘con, contra y bajo’ el Tiempo, el personaje de Hitler como avatar de Vishnu, se expanden entonces por el mundo por los canales de los grupos neonazis.

Recuerdos y reflexiones

Siempre como maestra, ejerce en el colegio de Firminy entre 1955 y 1967, pero viviendo en Montbrison. En cada periodo de vacaciones retoma contacto con sus amigos de Alemania, especialmente en Baviera. Se le prohibe su estancia en Inglaterra, por lo que no puede ir a enseñar a Irlanda y vuelve entonces a Grecia, donde da lecciones particulares de francés. Vuelta a Francia, con la ayuda de sus amigos puede tomar el avión a Bombay en junio 1967.

Tiene entonces 66 años y acaba su obra ‘Recuerdos y reflexiones de una aria’, especie de biografía y al mismo tiempo muestra de su religión ario-racista, en forma de testamento.
Empieza entonces a escribir ‘Ironías y paradojas en la Historia y la leyenda’, llena de anécdotas curiosas; al mismo tiempo continua la correspondencia con sus numerosos amigos. Vive en Nueva Delhi con su marido hasta 1973, después se trasladan a las afueras; Savitri tiene una pequeña pensión como profesora de francés que fue hasta 1977. Y en este año su marido, el querido Asit Krishna, enfermo, muere el 21 de marzo. Es también el año en que en los EEUU es asesinado Lincoln Rockwell. En Inglaterra, en 1968, Colin Jordan reorganiza el NS Movement con el nombre de British Movement (BM) y se desencadenan las peleas raciales, skins contra inmigrantes.

En Parma, en 1979, las ediciones del Veltro habían publicado ‘La India y el Nazismo’ (que sale con el título Recuerdos y Reflexiones de una Aria), y en 1980 las Ediciones di Ar, en Roma, publican la traducción alemana de ‘Oro en el crisol’, y Savitri Devi entra en el mundo del neofascismo italiano. Se entera del plan de paz que Alemania propuso a Inglaterra y que no fue aceptado, y entonces profetiza que el castigo para la pérfida Albion será su desaparición en un caos racial y vicio. ¿No es lo que ha pasado hoy en día?.
Pero a causa de las muchas pruebas que ha tenido que soportar, la salud de Savitri empeora, en 1978 sus dos ojos son atacados por cataratas. Una carta de la Sra Myriam Hirn a su corresponsal en Lyon dice: “Apreciado Sr., os escribo de parte de Savitri Devi que ha sufrido un ataque de parálisis del lado derecho, y que no tiene noticias suyas desde hace tiempo. Está inquieta por usted y desearía recibir una pequeña nota suya. Ella sufre una prueba más dolorosa para su alma que para su cuerpo, pues físicamente no sufre, pero mentalmente la es difícil de aceptar su situación. Está habituándose a su estado y vive ahora con una anciana inglesa y una alemana. Yo la grabo en cassette los libros que ella gusta de leer, pues no puede ver casi nada y en modo alguno leer. Yo escribo sus cartas y recibo las respuesta que se las leo y ella aprecia mucho tener noticias de sus amigos….”.
Gracias a la ayuda económica de muchos de sus amigos puede volver a Baviera, alojada en un asilo para ancianos y luego en casa de su amiga Elisabeth en Traunstein. Recibe numerosas visitas pues entre los camaradas las noticias corren rápidamente.

Vuelve a Francia en 1982 donde se aloja en un asilo de Lozanne, pero no le gusta y vuelve a Alemania, en casa de Georg Schrader, su fotógrafo, en junio y julio, y desde allí, con Schrader y su mujer visitan a Rudel en Kufstein, que quiere pagarla su vuelta a la India. Se encuentra con otros amigos en Munich. Se entera que Matt Koehl, dirigente del ANP en Virginia, la ha conseguido un visado para entrar en USA y dinero para el viaje.
Con gran ilusión se va a casa de su vieja amiga apolítica, Muriel Gantry, alegre pensando en volver a Virginia, pero esta enferma y se debe llamar al médico. Se acuesta y duerme. Muriel que la vela recalca que respiraba profundamente, y después silencio. A medianoche del miércoles 22 de octubre 1982 la encuentra muerta.
Es incinerada en el crematorio de Colchester el 7 de diciembre 1982. Numerosos periodistas estuvieron en los funerales de rito hindú. Las cenizas fueron enviadas a Matt Koehl, en la sede de Virginia del ANP, donde reposan en la sala de honor junto a las de Lincoln Rockwell, el jefe asesinado.

(Texto basado en el número de L’Autre Histoire de Henry Durrant sobre este tema. Tomado y extractado de ‘BLT’- nov.2003)

Fuente

Un católico antipático: Evelyn Waugh



Evelyn Waugh fue posiblemente el mejor escritor británico de su generación. Lo que no es poco decir, habida cuenta de que su época – la primera mitad del siglo XX – fue la última edad de oro de la literatura europea. Tenía Waugh un carácter rasposo, cáustico y atrabiliario. Cuentan que un día, en una fiesta, una matrona le espetó: “siendo tan católico como dicen que es ¿cómo puede usted ser tan grosero?”. A lo que el escritor respondió: “señora, imagínese cómo sería si no tuviera fe, ni siquiera sería humano”. 

La anécdota es definitoria del temperamento de Waugh, un personaje del que se ha escrito que era fácil de admirar, pero no tanto de amar.[1]Con esta boutade Waugh venía a sugerir – de forma indirecta y desviada – que el catolicismo no consiste, ante todo y por encima de todo, en hacer amigos. Lo que tampoco debería sorprender mucho, habida cuenta de que escrito está en el Evangelio “no he venido a traer la paz, sino la espada”. 

Evelyn Waugh era un católico antipático. Y en unos tiempos en los que la religión se diluye en servicios asistenciales, en terapias de autoayuda y en ñoñerías inocuas, eso es lo que le hace, a nuestros ojos, simpático. Como escritor, como católico y como personaje, Evelyn Waugh era una criatura del viejo mundo.Vista desde hoy, su obra es una displicente impugnación de los dogmas de nuestros días, desde un terreno – el de la novela – en el que se mezclan la teología y la literatura, la religión y la metapolítica.

Contra la “literatura católica”

Existe una prevención comprensible contra lo que se conoce como “literatura católica” o “escritores católicos”. Este resquemor se justifica en cuanto a que, con esta denominación, parece que se evoca una literatura catequética, didáctica e inclinada a tratar al lector como a un alumno.  El afán apologético limita, en los peores casos, la necesaria ambigüedad de la creación literaria y los “escritores católicos” pasan a ser, de forma más o menos consciente, simples “católicos que escriben”. Esta idea instrumental de la literatura es un riesgo no ya de los “escritores católicos”, sino de la literatura “comprometida” en general.  

Existe, por otra parte, un estereotipo del escritor y publicista católico: el de una especie de “Míster Wonderful” de costumbres morigeradas y opiniones moderaditas, convencido de la bondad del mundo y de que, concluido su periplo vital, le aguarda una butaca en el Cielo. Este tipo de optimismo militante – sonríe, Dios te ama– puede resultar impostado, cuando no cargante. Como ya habrá adivinado el lector, no era éste el caso de Evelyn Waugh. 

El autor de “Retorno a Brideshead” era un escritor de cuerpo entero, no un católico que escribe. Pero era un escritor que, incidentalmente, también era católico. El matiz es importante, como veremos. Su visión de la naturaleza humana era cínica y desoladora, y bien habría podido cantar – con los Monthy Python en La Vida de Brian– “Life´s a piece of shit, when you look at it” (bien mirado, la vida es una mierda). Arrogante e inclinado a la misantropía, petulante y maledicente, homosexual intermitente y adicto al sexo y al alcohol, nada hacía presagiar en el joven Waugh a un católico abonado a la misa tridentina. 

Cuerpos viles

Nacido en una familia bien, los primeros pasos en la vida de Waugh fueron caóticos.  Tras interrumpir sus estudios en Oxford – que acabaron en un fiasco – empezó a encadenar trabajos-basura. Fue maestro de escuela hasta que fue despedido por embriaguez. Tras un (tragicómico) intento de suididio y tras verse engañado y abandonado por su primera mujer, Waugh encontró su camino en la escritura. El reconocimiento no tardó en llegar. 

Su primera novela – Decadencia y Caída–  marcó el tono de lo que vendría después. Waugh retrata un mundo en el que la degeneración y la villanía son los estados naturales del hombre. Es la historia de un maestro en una escuela infantil plagada de borrachos, de abusadores de niños y de ex convictos, mientras que la madre de uno de los alumnos es la madamede una red de prostitución. El éxito comercial y literario fue inminente. Su siguiente novela – Cuerpos viles– es un retrato satírico de la vida hedonista y decadente de la juventud dorada (the bright Young Things) en el Londres de la edad del jazz: un universo plagado de ricachones pervertidos, de aristócratas estúpidos y de niñas bien con serrín en la cabeza, en el que cualquier atisbo de responsabilidad brilla por su ausencia. En Un puñado de polvo Waughnarra el fracaso de un matrimonio de la alta sociedad y sitúa a su protagonista en un final de pesadilla: obligado a pasar su vida leyendo novelas de Dickens a un maníaco en la selva del Amazonas. ¿Cuál era la fórmula de Waugh?

Tras su fachada cáustica, paródica y burlesca, la mirada de Waugh – señalan sus críticos – es la misma que la de T. S Eliot en su famoso poema The Waste Land: el mundo es una “tierra baldía” en la que el vacío y la bancarrota moral son la regla, en la que la bondad nunca es recompensada y en la que los inocentes son arrastrados a la destrucción por un entorno maligno. La diferencia con Eliot – señala el crítico Charles J. Rolo – es que el talento satírico de Waugh transforma la tierra baldía en un circo y el vacío existencial en una caótica arlequinada.[2]Es precisamente ese talento cómico – salpicado de retratos de costumbres y de un humor específicamente británico – lo que confiere a su obra una mortal seriedad.

Durante esos años sucedió algo que partió en dos la vida de Waugh: un buen día se convirtió al catolicismo. No se trató de una crisis mística, ni de una “caída del caballo” a lo Saulo de Tarso, ni de una revelación arrebolada de “la Luz” y “el Amor”. La conversión de Waugh fue, parece ser, cerebral y discreta. Él mismo explicaba que “a través de un firme convencimiento intelectual, pero con muy poca emoción, fui admitido en la Iglesia”.    

Lo cuál no supuso un giro mayor en su obra, ni convirtió a Waugh – como hemos visto – en un “escritor católico”. La religión tenía, en la mayoría de sus novelas, un papel periférico. Si lo trascendente tenía peso en su obra, lo es por su mera ausencia, por su retrato nihilista de un mundo sin Dios. 

Periodista, viajero y soldado

El ritmo literario de Waugh recuerda al del cine y el jazz, una técnica en ruptura con la tradición narrativa del siglo XIX. Waugh estudió pintura y eso se nota en sus observaciones rápidas, en sus caracteres dibujados con brevísimos trazos.[3] Unas cualidades ideales para el reportaje y la literatura de viajes, géneros en los que Waugh produjo excelentes páginas. Como reportero de guerra Waugh cubrió la invasión italiana de Abisinia. Leídas hoy, sus colaboraciones pueden sonar como pura propaganda fascista. Hijo del Imperio Británico, la mirada de Waugh sobre los africanos era condescendiente y colonial. Su experiencia como reportero y escritor de viajes quedó plasmada en dos obras satíricas. La novela Black mischief (traducida como “Merienda de negros”) hoy sería impublicable para un autor novel, salvo que éste decidiera recluirse en un zulo o someterse a lapidación pública. El genio satírico de Waugh brilla en la descripción del Imperio de Azania y de su Emperador Seth, Jefe de Jefes de Sakuyu, Señor de Wanda y Tirano de los Mares, Bachiller en Humanidades por la Universidad de Oxford, etcétera, etcétera. La novela Scoop (traducida como “Noticia bomba”) es una una sátira visionaria del periodismo como fábrica de fake news. Un año después – en 1939 – estallaba la guerra.

A pesar de tener ya 36 años, Evelyn Waugh se presentó voluntario y combatió en Creta como capitán en los Royal Marines. Parece que no fue muy popular entre oficiales y subordinados, lo que conociendo al personaje no es extraño. Se comportó, parece ser, como soldado de gran bravura y coraje físico. Dicen que la guerra despertó en él una ilusión patriótica: la del retorno de Gran Bretaña a su acostumbrada grandeza. La decepción con lo que vino después – la subordinación a la ex-colonia americana y la pérdida del Imperio – debió incidir con fuerza en su desencantada visión política.[4]Durante la guerra hizo algo para él importante: recopilar material para sus posteriores novelas. En 1942 publicó la novela Put Out More Flags(traducida como “Izad más banderas”) en la que retomó su vena satírica. Pero lo que vendría inmediatamente después sería algo diferente, algo que sitúa a su autor en otra dimensión, intelectual y literaria. 

Un problema teólógico

Decir que “Retorno a Brideshead” es la mejor novela del siglo XX es seguramente discutible, pero tal vez no lo sea tanto si decimos que se trata de la mejor novela católica de todos los tiempos. Y ello por varias razones. En primer lugar, porque su contenido católico no es del todo evidente y admite varios niveles de lectura. En segundo lugar, porque plantea – de forma extraordinariamente sutil – algunas de las cuestiones más peliagudas de la visión cristiana del mundo. En tercer lugar, porque trata al lector como a un adulto: no le impone conclusiones y le otorga libertad para obtenerlas por sí mismo, situándose, por tanto, a años luz de la literatura “de tesis” y de las novelas “con mensaje”.

¿Cuál es el tema principal de Retorno a Brideshead? Waugh lo describía así: “la influencia de la gracia divina en un grupo de personajes muy diferentes entre sí, aunque estrechamente relacionados”.

¿La gracia divina? Para entenderlo hay que situarse en el marco mental cristiano. La gracia divina puede definirse como el don gratuito que eleva a lo sobrenatural a la criatura racional, haciéndola hija de Dios y partícipe de la naturaleza divina. Está específicamente orientada a la salvación.

Es fácil ver aquí que esta idea está directamente relacionada con la idea de libre albedrío y de libertad humana. Si Dios actúa en el interior del hombre ¿hasta qué punto éste es libre? Si la gracia se le concede sin ningún mérito por su parte ¿hasta qué punto no se trata de una especie de predestinación? De este rompecabezas teológico derivan algunos de los mayores cismas en la historia del cristianismo, el protestantismo y el calvinismo especialmente.

Evidentemente, Evelyn Waugh no era un teólogo y no era su misión dilucidar este nudo de complejidades. Lo que hace en su novela, de forma muy delicada, es sugerir a la gracia divina como gran protagonista en la sombra, dentro de las visicitudes mundanas de una familia perteneciente a una tribu muy especial: los católicos ingleses. 

Memorias sagradas y profanas

Las “memorias sagradas y profanas del capitán Charles Ryder” – subtítulo de la novela “Retorno a Brideshead” – tienen como protagonistas a un grupo de católicos de la alta aristocracia inglesa en los años de entreguerras en el siglo XX. Conviene tener presente la ambigüedad social de este grupo de personas. Por un lado, son miembros de la clase privilegiada – el Establishment– en una sociedad eminentemente clasista como era la británica. Por otro lado, forman parte de una minoría excéntrica – los católicos ingleses – históricamente marginada por su fidelidad a Roma. En este grupo extraño se desarrolla la trama de esta novela, que es preciso resumir en breve sinopsis.

La narración se abre con un proustiano ejercicio de memoria. A fines de la Segunda Guerra Mundial, durante un desplazamiento con su compañía, el capitán Charles Ryder llega al castillo-mansión de Brideshead, en la campiña inglesa de Shelford, un lugar deshabitado y convertido en cuartel. Pero para Ryder el lugar está plagado de recuerdos. En esa mansión idílica tuvieron lugar una serie de episodios capitales en su juventud.

Charles Ryder recuerda cómo, vástago privado del afecto familiar, inicia hace muchos años sus estudios en Oxford. Allí conoce casualmente a otro estudiante, Sebastian Flyte, con quien traba estrecha amistad. De la mano de Flyte, Charles se introduce en el mundo exclusivo de la alta aristocracia británica – Sebastian es hijo de Lord Marchmain –  y es recibido en la majestuosa casa familiar de Brideshead, hogar de los Flyte. Ryder pasa en Brideshead un verano – la atracción homosexual con Flyte es evidente, aunque nunca se hace explícita – y vuelve de forma recurrente durante los dos años siguientes, hasta convertirse en un íntimo de la familia. Entre los moradores de Brideshead la religión surge en las conversaciones de forma espontánea, ante el asombro de Ryder, que juzga al catolicismo como una extravagancia. Pero la familia Flyte es, en realidad, una familia desestructurada. El patriarca – el descreído Lord Marchmain – les ha abandonado y vive en Venecia con una amante. La mansión es dirigida por Lady Marchmain, una “dama católica” de la alta sociedad, tan encantadora como manipuladora. Ryder está platónicamente enamorado de Lady Julia, la atractiva hermana de Flyte, quien finalmente se compromete con Rex Mottram, un vulgar hombre de negocios canadiense (representación para Waugh del “hombre moderno”). Completan el cuadro familar otros dos hermanos: Lord Brideshead, que es lo que hoy llamaríamos un “viejuno” – un rigorista católico un tanto casposo – y Cordelia, una jovencita vivaracha, perspicaz y con un punto monjil. Pero el eslabón débil de la familia es Sebastian. 

El joven Flyte es un niño grande que no quiere crecer, y que se pasea por doquier con un osito de peluche.  En realidad, tiene problemas emocionales – el carácter absorvente de su madre no es ajeno a ello –, problemas que trata de afrontar con ayuda del alcohol. Su descenso al alcoholismo es la causa del alejamiento de Ryder, que de forma progresiva pierde el contacto con la familia.

Una década después, el esteta Charles Ryder ha triunfado como pintor, pero su matrimonio ha fracasado. En un barco se encuentra casualmente con Julia Flyte, cuyo matrimonio está también en crisis. Ambos deciden separarse de sus respectivos cónyuges y se trasladan juntos a Brideshead. Lady Marchmain ha fallecido hace años. Sebastian, hundido en el alcoholismo, hace años que abandonó a la familia. De él se sabe que ha encontrado refugio como portero en una leprosería católica, en el norte de África.

Un día, inesperadamente, el patriarca Lord Marchmain anuncia su regreso a la Brideshead. Gravemente enfermo, acude a morir en la mansión familiar. Tiene lugar entonces el momento culminante de la novela. Julia se empeña en que Lord Marchmain reciba la extremaunción en su lecho de muerte, ante la indignación de Charles, que lo ve como un intento de manipular al moribundo. No en vano, éste había vivido como un librepensador hostil a toda idea religiosa. El párroco de la localidad – el padre Mackay, un hombre simple y sin pretensiones – acude a asistir al enfermo, pero es rechazado. En una posterior visita, con Lord Marchmain ya inconsciente, el párroco le susurra al moribundo que emita un signo de reconocimiento mientras le administra los santos óleos. Ante el asombro de Charles – toda la novela es una narración subjetiva – Lord Marchmain hace la señal de la cruz. Ryder recuerda en ese momento una frase sobre “el velo del templo que se rasgó de arriba a abajo”. Al salir de la habitación el padre Mackay se refiere a lo acontecido como si fuera algo rutinario, sin la mayor importancia: “ha sido bonito, lo he visto una y otra vez. El diablo resiste hasta el último momento y entonces la Gracia de Dios es demasiado para él. Creo que usted no es católico, señor Ryder, pero al menos estará contento de que las señoras hayan tenido este consuelo”. Casi a continuación, Julia le comunica a Charles que lo ha pensado bien y que no pueden casarse: ella no puede divorciarse y vivir en pecado con Charles.

La novela concluye donde comenzó: con el capitán Charles Ryder ante el castillo de Brideshead convertido en cuartel. Con su vida personal en ruinas, Ryder es una “partícula elemental” houellebequiana, “sin hogar, sin hijos, de mediana edad y sin amor”, como le confiesa a su lugarteniente Hooper (otro representante de la modernidad en la visión de Waugh). Ryder contempla Brideshead, lugar desolado y ayer esplendoroso. “Todo el trabajo reducido a nada, vanidad de vanidades, todo es vanidad”, se dice a sí mismo. Pero en una parte del castillo la vida no se ha extinguido. 

La pequeña capilla que Lord Marchmain construyó en su día – ante la insistencia de Lady Marchmain –  continúa atendida por dos sirvientas y un párroco local. Ryder se dirige a ella y observa la llama en una lámpara de cobre – de “diseño deplorable”– situada ante el Altar; es “la llama que los antiguos caballeros vieron desde sus tumbas y que vieron apagarse; esa llama vuelve a arder para otros soldados, lejos del hogar, más lejos en su corazón que Acre o Jerusalén. No habría sido posible encenderla si no fuera por los arquitectos y actores de la tragedia, y aquí la encuento esta mañana, de nuevo prendida entre las viejas piedras”. “Parece usted inusualmente contento esta mañana”, le dice Hooper al salir.

¿Teología o Love story?

Decíamos arriba que Retorno a Brideshead admite diferentes lecturas. Puede leerse, en primer lugar, como un majestuoso “retrato de costumbres”, como la crónica gatopardesca del fin de un mundo. Este ocaso está representado por un fin de raza: el de la familia Flyte. Los amantes de la estética british la encontrarán aquí en su versión más prístina: espléndidas campiñas y magníficas mansiones, lores extravagantes y mayordomos impertérritos, céspedes impecables y colegios oxonienses, esnobs chispeantes, petimetres en tweed y personajes que se visten de esmoquin para bajar a cenar. Signos e iconos de un ideal de civilización en la vieja Europa, antes de que cultura americana lo anegase todo de bazofia. 

En segundo lugar, la novela puede leerse como una “love story” frustrada. Esa es la interpretación del nieto del autor, Alexander Waugh, quien parece que heredó el apellido de su abuelo, pero no las luces. Con motivo de la adaptación cinematográfica de 2008 decía Alexander que la novela tiene un final abierto y “está escrita de tal modo que los católicos salgan felices, pero también los ateos empedernidos como yo mismo”. La película – digna de nuestro tiempo –  se resuelve con una moralina gayfriendly: el catolicismo represivo impide que todos se amen y sean felices. Poco que ver con la magnífica serie de televisión producida por Granada TV en 1981.[5]

En tercer lugar, la obra puede leerse desde el meollo teológico planteado por Waugh, con lo que su complejidad aumenta de forma exponencial. Como señalábamos arriba, el tema de la novela es la influencia de la gracia divina. Para mostrar cómo ésta se despliega, Waugh emplea una expresión que toma prestada a Gilbert K. Chesterton: el “tirón del hilo” (a Twitch upon the Thread).[6] Se trata de un cordel invisible del que pende un anzuelo, con la longitud suficiente para que la presa vague por los confines del planeta. Pero basta con un pequeño tirón para que la presa retorne al punto de partida. Los “pequeños tirones” se suceden a lo largo de la novela. En el tirón final Charles Ryder retorna a Brideshead, metáfora de la casa del Padre. Pero como decíamos arriba, esto implica un problema peliagudo: el problema de la libertad.

¿Son libres los personajes de Brideshead? En una interpretación de la novela, la profesora argentina María Sol Rufiner lo expone de la siguiente manera. La comunicación de la Verdad puede tener lugar deforma directa o indirecta. El mensaje se transmite de manera directa en las formas codificadas por el magisterio de la Iglesia. Pero puede comunicarse también de forma indirecta: en ese caso la Verdad se hace subjetiva, se trasmite al sujeto,pero lo deja libre. “La Verdad subjetiva es una verdad de apropiación, que no se puede alcanzar sino mediante el uso de la libertad”, escribe Sol Rufiner. En la trasmisión indirecta “el transmisor del mensaje es ocasión, pero sólo el Verdadero Maestro es el unico que puede dar la condición para que, mediante la libertad, el receptor de la Verdad se vuelva cristiano”.[7]Si lo quisiéramos explicar en términos de Heidegger, diríamos que la gracia se mantiene en la reserva, velada, pero en una reserva protectora, a la espera de ser desvelada por el hombre.  

Este enfoque se revela en un final necesariamente abierto (en eso el nieto de Waugh tiene razón). Algunos critican la escena culminante –  la agonía de Lord Marchmain – como un Deus ex machina, como una conclusión forzada con la que el autor imponesu mensaje cristiano. Pero eso es discutible. Waugh – decíamos arriba – es un escritor que respeta a sus lectores. Cuando antes de morir Lord Marchmain hace la señal de la cruz ¿quién nos dice que es consciente de lo que hace? Se trata, además de una narración subjetiva. Tal vez el narrador, Charles Ryder, sólo ve lo que de forma inconsciente quiere ver. Ahí reside la fuerza de Retorno a Brideshead: en su posibilidad de sugerir, de inocular la sospecha. Significativamente, muchos lectores no llegan a percatarse nunca de sus implicaciones cristianas.

Lecturas metapolíticas

La novela de Waugh admite conclusiones en clave metapolítica. Estas atañen a su idea de la religión como resistenciafrente al mundo moderno, como muralla frente al caos.Un tema en el que el escritor no se andaba con pamplinas.

Primera conclusión: la “felicidad” no tiene nada que ver con la religión. Así se lo espeta – literalmente – Sebastian Flyte a Charles Ryder. Dicho de otra forma: el catolicismo no consiste (no necesariamente, al menos) en soluciones consensuales ni en poner las cosas fáciles a la gente. Lo cual se da de bruces con una Iglesia acomodaticia ante los caprichos del mundo. Eso se vé muy bien al final de la novela, cuando frente al dilema entre el deber católico y la felicidad personal (el divorcio y una boda con Charles) Julia elige el deber católico. “Ésto es lo que hay, y si no le gusta váyase a otra parte”, parece decir el antipático Waugh.

Segunda conclusión: la religión es transmisión, herencia, legado colectivo. Los habitantes de Brideshead se comportan como si hubieran recibido un regalo valioso, algo que deben mantener, aunque les pesa como una losa y no acaban de comprenderlo. Cuando Charles pregunta a su amigo si de verdad creee “en todo ese horrible montón de sinsentido”, Sebastian le responde: “¿es un sinsentido? Ya lo quisiera. A veces suena terriblemente razonable para mí”. En realidad, el legado de los ancestros se vive como un privilegio, y eso confiere responsabilidad. La novela pone de relieve que la fuerza de la religión reside, en primer término, en una transmisión familiar que no se elige, no en una “libertad de elección” sometida a las reglas del mercado.

Tercera conclusión: impugnación de la mentalidad protestante y calvinista; rechazo de la prosperidad material como signo de salvación; abominación de la fusión roñosa entre la Biblia y el business, núcleo del “sueño americano”. Cordelia, la hermana menor de la familia, cuenta que Sebastian está en un monasterio en el norte de África, es ayudante de portería y continúa con sus escapadas alcohólicas, en compañía de un alemán cojo y sifilítico (historia que recuerda “la leyenda del Santo Bebedor”, de Joseph Roth). Entonces pronuncia una frase sorprendente: “no es una forma tan mala de abrirse camino en la vida”. Cordelia subvierte los significados mundanos del éxito y el fracaso. ¿Quién tiene la última palabra? Eso es algo que cada cuál dilucida en el último momento, al adentrarse en el Misterio.

Hacer es creer

Al explicar su conversión, Waugh subrayaba la capacidad de los católicos para “rezar sin sentimientos ni afectación”. Añadía que para ellos “rezar no se asocia con ninguna pretensión de superioridad moral”. Aquí hay algo que Waugh veía perfectamente: el catolicismo no es un moralismo (aunque a veces lo parezca). “Los católicos – escribía Waugh – van a la Iglesia porque no son buenos, mientras que los protestantes van a misa porque son buenos”. Waugh estaba fascinado con la convivencia cotidiana entre lo sobrenatural y lo mundano. La religión era para él algo práctico y concreto, algo que tiene que ver con formulas y con ritos, con los signos visibles de que la vida tiene un propósito y de que el orden del mundo es un orden divino. La religión era, para él, un antídoto contra el caos; el orden es restaurado cada día por el sacerdote a través de los sacramentos. Hay algo británico en esto, una renuencia a los alardes sentimentales. Antes de bautizarse Waugh escribía: “el problema es que no me siento cristiano en absoluto. La pregunta es, si debo esperar a sentir algo… o puedo empezar a ser católico en estado incompleto, recibir el beneficio de los sacramentos y recibir la fe después”.[8] Una conversión parecida a la de otro escritor inglés, Robert Hugh Benson, un cuarto de siglo antes: “no creo que nadie haya entrado en la Ciudad de Dios con menos emoción que yo. Allí estaba la Verdad, tan altiva como una cima de hielo, y yo tenía que abrazarla”.[9]Un catolicismo sin moralismo, sin emoción, gélido como un témpano. ¿Un catolicismo inglés?

La convicción de que las fórmulas y los ritos surten efecto por sí solos (son performativos, dicho en posmoderno pedante) tiene, en realidad, un trasfondo pagano. Hacer es creer: ésa es la fórmula que resume la religión de la antigua Roma.[10] Algunos la acusan de ritualista. Julius Evola lo resumía así: “entre los dioses y los hombres sólo había un intermediario: el rito, comprendido como una técnica precisa y objetiva, considerado como capaz de captar, de impedir o de provocar un efecto dado de las fuerzas espirituales, sin la intrusión de sentimientos o de comportamientos devotos…”.[11] Waugh describía el trabajo del sacerdote como algo que no tiene nada que ver con su carisma personal, de la misma forma en que la personalidad del artesano es irrelevante para la ejecución de su trabajo. La confianza resulta de la seguridad en que hay un orden en el mundo, y sabemos en qué consiste.[12] Hay algo que muchos “neopaganos” actuales rehúsan admitir: el último residuo del paganismo reales el catolicismo, no las reconstrucciones intelectuales modernas, demasiado modernas.

Todo lo anterior nos sirve para comprender una obsesión de Evelyn Waugh: con las fórmulas y con los ritos no se juega. Así se explica que considerase a la liturgia del Concilio Vaticano II – con la supresión de las misas en latín – como un ataque personal.  

La cristiandad y Europa

Los personajes de Brideshead no son “ciudadanos del mundo”. Son parte de una estirpe y de una tierra. El patriarca de la familia – Lord Marchmain – es quien mejor representa estas ideas. En el umbral de la muerte, Lord Marchmain recita la historia de la tierra, de la heredad, de las generaciones: 

“Al prado le llaman “la colina del castillo”, al prado de Horlick, cuyo terreno es desigual y la mitad abandonado, lleno de ortigas y brezo en huecos demasiado profundos para que pase el arado. (…) Ahí yacían nuestras raíces, entre el brezo y la ortiga, entre las tumbas de la vieja iglesia y la capellanía donde no canta ningún clérigo. (…) Éramos caballeros en aquella época, barones desde la batalla de Agincourt. Los mayores honores llegaron con los reyes Jorge. La baronía continúa. Cuando todos hayáis muerto, el hijo de Julia llevará el nombre que sus antepasados llevaban antes de los días de abundancia (…) los de crecimiento y construcción, cuando drenaron los pantanos y araron los páramos, cuando uno edificó la casa, su hijo añadió la cúpula, y el hijo de éste amplió las alas y embalsó el rio…la tía Julia vió cómo armaban la fuente, que ya era vieja entes de llegar aquí, curtida durante doscientos años por el sol de Nápoles y transportada en un destructor en los tiempos de Nelson…” 

El simbolismo es claro. En torno a la familia se afianza la heredad. Dentro de la heredad se construye un castillo. En torno al castillo surge la nación. Sobre la nación se alza la Iglesia.

La religión de Evelyn Waugh no es una moralina humanista, ecuménica y global. Si su Iglesia es universal, lo es porque se alza sobre los hombros de una familia, de una comunidad, de una nación, porque se entrelaza con la historia como la hiedra en los castillos. En el momento de su boda, Lord Marchmain, que adopta (nominalmente) el catolicismo como deferencia a su novia, le agradece a ésta que “le haya devuelto a la Iglesia de sus ancestros”.

En su biografía del mártir católico Edmund Campion, Waugh escribía que, tras la Reforma en Inglaterra, las iglesias de los pueblos se habían convertido en “conchas vacías”. Un vacío que se cierne, ya irreparable, sobre una lglesia anglicana ya indistinguible del mundo. Para Waugh el cristianismo es el eje de la construcción de Europa, y sabía que la civilización no puede reducirse a una “comunidad de valores”. Las abstracciones tipo “nuestros valores” eran, según él, una receta segura para el caos.[13] Al igual que el romántico Novalis, Waugh pensaba que la civilización europea “llegó a su ser a través del cristianismo, y sin el cristianismo no tiene sentido, ni puede exigirse a nadie que sea fiel a ella”.[14]¿Defensa de un confesionalismo político? ¿Nostalgia por el Trono y el Altar? No necesariamente. Pero sí asunción clara de un legado histórico. De forma pionera, Waugh decía algo parecido a lo que tantos “católicos ateos” defienden hoy en día. La reivindicación del catolicismo como civilización, como forma de vivir y de entender el mundo, frente al desarraigo de la globalización.  

Pero que nadie se llame a engaño: Evelyn Waugh era un creyente. “Yo reverencio a la iglesia católica, no porque esté establecida o porque sea una institución, sino porque es verdad”. La fe no era para Waugh un adorno que uno se coloca cuando tiene ya la vida resuelta, sino que era “la esencia de la cosa misma” (the essence of the whole thing). “En la realidad más profunda de las cosas – escribe Miguel Castellví – Waugh estaba convencido de que las realidades visibles son mera apariencia de las sobrenaturales”.[15]

Revuelta contra el mundo moderno

“Por fin el enemigo estaba claramente a la vista, inmenso y odioso, con su disfraz quitado. Era la Edad Moderna en armas. Cualquiera que fuese el resultado, había un sitio para él en esa batalla”.

EVELYN WAUGH, Men at Arms (1952)

Evelyn Waugh no era un vocero de eso que hoy llamamos “la angloesfera”. Era un inglés europeo, y contemplaba a los Estados Unidos con la mirada de un británico del siglo XVIII, consternado ante aquella rebelión de mercachifles. “No existe eso que llaman “un americano” – escribió en una ocasión–. Todos están exiliados, desarraigados, trasplantados y avocados a la esterilidad”. Los Estados Unidos representaban para él una fuente inagotable de fealdad, la ofensiva de una civilización mecanizada y estandarizada a la que abiertamente despreciaba.

Si decimos que Evelyn Waugh era un reaccionario nos quedamos cortos. El escritor se vanagloriada de situarse “con doscientos años de retraso” en relación a su época, y lamentaba que no existiera un partido político suficientemente reaccionario para poder votarle. A las acusaciones de “reaccionario” respondía que “un artista debe ser reaccionario, tiene que situarse contra el tenor de su época, no dedicarse a danzar en torno suyo”. Ni Philippe Muray lo expresaría mejor.  

Más que un reaccionario, Evelyn waugh era un rebelde contra el mundo moderno. Su rebeldía estaba en el extremo de la provocación, de la caricatura incluso. Tras el fracaso de su primer matrimonio, una vez bautizado, el sexualmente ambiguo Waugh se las arregló (anulación mediante) para fundar una familia con siete retoños. Recibía a sus hijos cada día, de uno en uno y durante diez minutos (“el tiempo suficiente, espero, para infundir respeto”). Se retiró a vivir lo más lejos posible del mundo moderno, en una remota casa de campo en Gloucestershire, en la que “nada tiene menos de 100 años, excepto las cañerías, que están estropeadas”. Allí se dedicó a estudiar teología, a escribir sus novelas con pluma de tinta antigua y a trasegar el vino de su bien provista bodega. Desde allí lanzaba diatribas sobre el rumbo de la Iglesia católica y las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, que el autor de Retorno a Brideshead juzgaba “incoherentes, amorfas e informes, en cuanto introducen caos e incertidumbre, reflejos de una teología eucarística que se aparta del sentido sacerdotal y sacrificial (…) con una pérdida de la claridad del sacrificio en el rito Tridentino”.[16] Sería interesante conocer hoy sus opiniones sobre las misas “inclusivas” de performances teatralizadas, danzas tribales y pachamamas.

Los últimos años de Waugh se vieron ensombrecidos por una caída del interés por su obra. Cuestión de modas. Esnob hasta el final, rechazó su nombramiento como Comandante del Imperio británico, porque, según él, merecía la designación superior de Caballero del Reino. Casi todos los que le conocieron en vida hablan mal de él, pero nadie discute su genio literario. Años después de su muerte, la figura de Waugh comenzó a agigantarse. La mayoría de sus novelas fueron llevadas a la pantalla. Todo lo cual nos lleva a una pregunta intrigante.

¿Són las “malas personas” mejores escritores? ¿Se escribe mejor con la pluma cargada de veneno? La de Waugh, ciertamente, estaba cargada de odio contra el mundo moderno. Señala el crítico Christopher Hitchens que tanto Waugh como Eliot nos parecen hoy frescos, mientras que Chesterton e Hilaire Belloc nos parecen pintorescos y antiguos. Los dos primeros transmiten “algo de la energía movilizadora del fascismo”.[17]

Algunos críticos reprochan a Evelyn Waugh que, para tratarse de un escritor católico, demostró poca compasión y ninguna humildad. Dicen que en su obra no se encuentra ni un atisbo convincente de amor. Puede ser. Pero para escritores de acrisoladas cualidades morales, de compromisos con el Bien de la humanidad y de insobornables defensas de las minorías, nuestra época ya está servida. Waugh tenía muchos defectos, antes y después de convertirse. Un carácter altanero y humillante, escasa empatía, cambios bruscos de humor y problemas con la bebida. No tenía las cualidades que hoy reportan parabienes oficiales. Su visión era diferente. ¿Cómo condensarla? 

Probablemente en la mirada final de Charles Ryder, cuando contemplaba esa llama “que los antiguos caballeros vieron desde sus tumbas, y que vieron apagarse, y que vuelve a arder para otros soldados, lejos del hogar, más lejos en su corazón que Acre o Jerusalén”. Claro que para pensar así hay que ser un católico antipático.

Evelyn Waugh en la puerta de su casa: “entrada prohibida a los paseantes”.


[1]Enrique Sánchez Costa, El resurgimiento católico en la Literatura Europea Moderna (1890-1945). Ediciones Encuentro 2014, p. 232.

[2]Charles J. Rolo, “Evelyn Waugh, The Best and The Worst”. 

https://www.theatlantic.com/past/docs/issues/54oct/rolo.htm

[3]Miguel Castellví, “Retorno a Evelyn Waugh”

[4]El historiador británico John Julius Norvich relata una monumental bronca de su padre con Waugh, al comienzo de la guerra, al declarar éste último (según Norwich) que “prefiero que Alemania gane la guerra a que lo hagamos nosotros si es a hombros de los americanos”. Entrevista en youtube.   

[5]Carlos Villar Flor, “Cómo diluir un clásico católico en la pantalla”. Aceprensa, 28-11-2008.

La miniserie producida en 1981 fue protagonizada por Jeremy Irons, con un reparto en el que se incluyen gigantes como Laurence Olivier y John Gielguld. La magnífica banda sonora está a cargo de Geoffrey Burgon. Esta producción es un ejemplo extraordinario de lo que puede ser la colaboración entre la televisión y la literatura. Se trata tal vez – según no pocos críticos – de la mejor serie de televisión de la historia. Nada que ver con Netflixy sus culebrones urdidos a golpe de estudios de audiencia. 

[6]En la novela de Chesterton El candor del padre Brown.

[7]María Sol Rufiner, “El problema de la Cristiandad hoy: Análisis de “Retorno a Brideshead” de Evelyn Waugh desde el problema del devenir cristiano”.

https://www.academia.edu/4572591/_El_problema_de_la_Cristiandad_hoy_An%C3%A1lisis_de_Retorno_a_Brideshead_de_Evelyn_Waugh_desde_el_problema_del_devenir_Cristiano_

[8]Joseph Pearce, Literary Converts. Spiritual inspiration in an age of unbelief.  Ignatius Press 1999, Edición Kindle. 

[9]Joseph Pearce, Obra citada.

[10]John Scheid, Quand faire, c´est croire: les rites sacrificiels des Romains. Aubier 2011. 

[11]Julius Evola, Symboles et “Mithes” de la Tradition Occidentale, Mélanges. Arché Milano 1980, pp.61-62. 

[12]Ian Ker, The Catholic Revival in English Literature 1845-1961. Newman, Hopkins, Belloc, Chesterton, Greene, Waugh.Gracewing 2003, p. 188.

[13]Ian Ker, The Catholic Revival in English Literature 1845-1961. Newman, Hopkins, Belloc, Chesterton, Greene, Waugh.Gracewing 2003, p. 198.

[14]Miguel Castellví, “Retorno a Evelyn Waugh”

El mito del Euskera perseguido por Franco, por Francisco Torres

  Lamentablemente, cuando hoy alguien busca información sobre un tema acude de forma inmediata a la red. Un lugar donde cabe cualquier cosa ...