miércoles, 25 de noviembre de 2020

Leer a Mishima y no morir en el intento (50 aniversario)

 

Lo tengo que reconocer, soy un apasionado lector de Mishima. Desde que tope por primera vez con este samurái de las letras he leído todos sus escritos que se han editado en español. También todos los escritos que versan sobre él. Puedo decir que habiendo bastante literatura en torno a Mishima, nos encontramos con textos brillantes y otros que no lo son tanto.

Yukio Mishima es uno de los escritores más controvertidos, brillantes, dramáticos, y a la vez delicados de las letras niponas contemporáneas al que, como total seguidor admiro, pero, cuya lectura no prescribo a la ligera a cualquier lector.

En varias ocasiones ha surgido la cuestión de por dónde empezar en una lectura Mishiminiana sin morir en el intento. Sobre todo, a los lectores nacionalistas que, buscando una lectura en defensa de la tradición y los valores eternos, descubren el listado interminable de obras de este genio nipón, que no siempre es acorde con sus ideas o con un Mishima preconcebido.  

Mishima es un autor intenso. Obsesionado con lo excelente, tanto en el fondo como en la forma y siempre desde una visión cuasi espartana. Personajes cerebrales, enfrentados a sus polos opuestos, con sentimientos profundos a flor de piel que en numerosas ocasiones no logran detener sus impulsos más oscuros. Pero este lo dejamos en sus novelas para centrarnos en el ensayo.


Recomendare la lectura de dos títulos fáciles de conseguir que no dejaran indiferentes al lector. También un video que nos ayudara a comprender en términos generales al Mishima estético-político.

LECCIONES ESPIRITUALES PARA JÓVENES SAMURÁIS

Esta joya esta compuesta por cinco textos con diversos apartados esenciales para entender el pensamiento Mishima. A medida que el lector avanza en la obra, va penetrando en el mundo del autor compuesto de belleza, muerte y erotismo envuelto en el secular código de honor de los Samuráis. Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis es todo un testamento ideológico. En el subraya la necesidad de construir, o más bien recuperar, una ética viril y guerrera donde se mantenga como eje principal los valores eternos de la lealtad, el respeto, la educación, el coraje y el esfuerzo.  Habla de forma abierta de las frustraciones que el propio Mishima sufre viviendo en un Japón rendido a la modernidad extranjera. Realiza un análisis de vida y expone lo qué le llevo a formar e integrar una milicia desarmada como la Sociedad del Escudo: “la llama perdida del espíritu de los guerreros”.


Reivindicando de este modo, el honor extremo de los Samuráis ancestrales, como peculiaridad esencial en el alma de Japón.  Dando un repaso al arte, la política, el pudor, el esfuerzo, el placer,…

Un capítulo totalmente decisivo es “Introducción a la filosófica de la acción”. Donde desarrollara su propio significado de las acciones. Para Mishima, la acción es la más importante de los ejercicios por ser a su vez el más efímeroPero a su vez, la reflexión estética debe estar precedidas por una larga preparación, junto con un cultivo lento y religioso que, son precedidos por un largo periodo de consecuencias trágicas. Una filigrana filosófica que debe formar espiritualmente a los jóvenes héroes.


SOL Y ACERO

Publicado en 1967, es decir, tres años antes de su suicidio. El propio autor declara que se trata de un “híbrido entre la noche de la confesión y el día de la crítica”. Y su pilar central será el culto al cuerpo como argumento estético.  

Mishima escribió este pequeño opúsculo con 42 años. Tenía más que seguro su dramático final: el suicidio ritual. Durante este último periodo de tiempo, Mishima dedicaría todo su esfuerzo en finalizar tanto la acción como el pensamiento. Planeo al detalle su incidente y, en el ámbito de las letras, acabó su obra magna El mar de la fertilidad. Esta tetralogía, es una compleja novela que, marcaria su testamento literario. 

Sol y acero rompe con los escritos habituales de Mishima. Es un punto y a parte en el desarrollo de su pensamiento. Una ruptura interna que se exterioriza mediante el esfuerzo del cuerpo y su reencuentro con el sol. No solamente cambio de cuerpo físico, sino que transformo también su escritura.


Esta tremenda transformación, es un vuelco violento y radical, que golpea contra los fantasmas del pasado lejano del propio autor. De este modo materializa, la mente brillante en el cuerpo de un guerrero de la antigüedad. El monje guerrero.    

“El acero me enseñó con exactitud la correspondencia entre el espíritu y el cuerpo”

Por otra parte, podemos certificar, su búsqueda continua de la “sensación plena de la vida”. Realizando un culto desmesurado a la formación del cuerpo, una ferviente devoción a la propia disciplina que, implica conseguir sus objetivos por la misma necesidad de sentir esa sensación buscada desde su infancia:

“Es verdad que, cuando levantaba un cierto peso de acero, yo era capaz de creer en mi propia fuerza. Sudaba y jadeaba pugnando por obtener una prueba de esa fuerza. En momentos como ese, la fuerza me pertenecía a mí, y también pertenecía al acero. Mi sentimiento de existir se alimentaba de sí mismo (…)  Evidentemente, mi felicidad se basaba en la alegría de haber superado finalmente las pruebas necesarias para habitar allí (…) Este precioso pasaporte, no a través de las palabras, sino de cultivar mi cuerpo y nada más que eso”.


PELÍCULA “PATRIOTISMO”O“EL RITO DEL AMOR Y LA MUERTE”

“Patriotismo” es un cortometraje de 1966 dirigido y protagonizado por el propio Mishima. Está basado en su cuento corto con el mismo nombre publicado en 1960. Es una película muda, en blanco y negro y de poco menos que treinta minutos. Está ambientada en el intento del golpe de estado Ni-niroku Jiken, por parte de un grupo de jóvenes oficiales del ejército. Estos entusiastas del sistema imperial se alzaron sin ningún éxito el 26 de febrero de 1936. El protagonista, interpretado por Mishima, es Takeyama, un joven oficial que, pese a simpatizar con las ideas de sus camaradas de armas, decide excluirse de la rebelión por haber contraído recientemente matrimonio con la bella Reiko. No logra superar sus remordimientos y cambia de idea, pero ya es tarde para unirse al alzamiento. Se aplica la ley marcial y es muy posible que el joven oficial sea llamado a unirse a las tropas leales y reprender a los sublevados. En caso de ser apresados los rebeldes, se les aplicaría la pena de muerte. Takeyama, teme que sea incluido en el pelotón de fusilamiento y tenga que dar muerte a sus camaradas. Tras un profundo y largo tormento, decide practicarse el ritual guerrero del seppuku, con su esposa como testigo. Posteriormente ella también se suicida cortándose la garganta con un puñal corto.


Este relato, anacrónico y fuera de los estereotipos y modas del japón de la época, era la carta exaltada y abiertamente desafiante, por parte de su vehemente autor, a la generación de postguerra. Mishima se rebelaba frente al espíritu decadente postmoderno. La descripción con gran detalle del suicidio del joven oficial era, la negación máxima de los cimientos sociales modernos. El profundo rechazo a la percepción colectiva que tácita e implícitamente se representaba en la sociedad decadente de postguerra.

Ambientada en una habitación individual, se compone de tomas anchas estáticas y primeros planos, la mayoría de los cuales oscurecen los ojos de su mudo protagonista. Predomina el color blanco, símbolo de la pureza imperial y habitual en el teatro tradicional Noh. Una vez más Mishima explora el suicidio ritual, esta vez estético, uniendo lo visual con la belleza, el amor, la disciplina, el compromiso y la muerte.

Al fondo de la habitación, cuelga una pintura kanji que dice “Sinceridad”. Esta palabra que adquiere connotaciones simbólicas en el sepukku, actúa como elemento visual sumamente importante. Determinará el ángulo, la iluminación y las posiciones de los actores durante el teatro. Pese a permanecer estable, fija la determinación absoluta de los protagonistas. Sirve también para recordar al espectador la devoción que tienen ambos a su nación y al Emperador. En el relato se puede comprobar perfectamente la intención que Mishima tiene en representar un dios que se encarna como persona humana. Lo que en la cultura japonesa se llama arahitogami (1).

Harto de la sociedad que le tocó vivir, después de haberla combatido fructíferamente con la pluma, solo quedaba dar el paso, mediante el Patriotismo, hacía una acción violenta que, actuase de revulsivo contra las conciencias dormidas. Mishima pasaría a la eternidad un 25 de noviembre de 1970, es decir hace 50 años, mostrando su total sinceridad mientras se rasgaba el vientre en honor y redención del emperador.

Honor y Gloria eterna a Mishima.

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