jueves, 30 de abril de 2020

España tiene que rediseñar sus modelos económico y político y elegir entre libertad o esclavitud

Hoy, 1 de mayo, es un día en el que los sindicalistas y los adoradores del Estado solían invadir las calles y plazas para ampliar su influencia y dominio y para empujar a la sociedad hacia la tiranía del poder absoluto del Estado. España tendrá que elegir pronto entre la libertad y la esclavitud y no podrá aplazar esa decisión por más tiempo. Después del coronavirus, de la dura experiencia de gobierno nefasto bajo Sánchez e Iglesias y de la terrible crisis económica generada por la pandemia, España no puede seguir siendo un país de desempleados y camareros en la economía y de maleantes en la política. La nación está obligada a rediseñar tanto su modelo económico como el político para ser un país más rico, eficaz, decente y digo. La hostelería, que ha ido el gran negocio de España, tiene que dejar de ser el principal motor de la economía y los partidos políticos, dueños y señores del poder, tienen que desaparecer o reformarse hasta que dejen de ser asociaciones de malhechores y se transformen en agrupaciones de ciudadanos ejemplares al servicio del bien común. 

Pero los eternos idiotas que sueñan con recuperar el pasado no parecen darse cuenta de que España tiene que resetearse y cambiar hasta ser irreconocible. Tendrán que cerrar miles de hoteles, bares y restaurantes y tendrán que abrir miles de industrias transformadoras porque en el futuro se hundirán la globalización, el turismo, la hostelería y el imperio de los depredadores en la política. España tendrá que dejar de ser un Estado plagado de parásitos y enchufados políticos y un infierno fiscal del que huyen las empresas y las inversiones y tendrá que flexibilizar el empleo y derribar sus barreras burocráticas para atraer el dinero y facilitar la creación de empleo y riqueza. 

La peor equivocación sería optar por una economía estalizada, propia del comunismo, donde todo el poder y todos los recursos sean de un Estado manejado por políticos inamovibles, una opción que ha fracasado en todos los países donde se ha experimentado, tras dejar a su paso un reguero de pobreza, sufrimiento, esclavitud y muerte. 

Cuando entramos en la Unión Europea nos obligaron a desmantelar nuestras industrias y a tirar por la borda nuestro rango de décima potencia industrial del mundo. Nuestros altos hornos, astilleros, hilaturas y demás complejos industriales y químicos perecieron y Europa nos reservó un papel como país de vacaciones y de servicios. Ahora, ese mundo, basado en las visitas de extranjeros y el turismo, se ha derrumbado porque el miedo a contagiarse de coronavirus ha acabado con el consumo en bares y restaurantes y con ese mundo globalizado que viajaba de una punta a otra en vuelos baratos y atestados. España tiene que cambiar su modelo y elegir entre "la vida y la muerte". 

Pero lo más importante que tendrá que hacer la España del post-coronavirus es optar entre los dos modelos que pugnan por controlar el futuro: la libertad y la esclavitud, o lo que es lo mismo el Estado y la sociedad civil, el comunismo esclavizante y asesino o el sistema de libertades y derechos al que llamamos "democracia". 

Personalmente dedicaré todo mi esfuerzo para que el camino elegido por España sea el de la libertad, entre otras razones porque viví durante dos años en las entrañas del monstruo (Cuba) y conozco demasiado bien su atrocidades. 

Lo lógico es que España avance por las mismas rutas que sus aliados de la Unión Europea y la OTAN, que elegirán la democracia y no el brutal comunismo, experto en fabricar pobreza y esclavitud. Pero antes tendrá que deshacerse de obstáculos peligrosos, adscritos al totalitarismo estatalista, como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus contaminados y degradados partidos políticos, hoy alineados con las corrientes que proclaman la supremacía del Estado sobre la sociedad y del comunismo sobre las libertades democráticas. 

Así que nos encontramos en la gran encrucijada donde se bifurcan los caminos y donde compiten por el futuro la libertad y la esclavitud, las libertades y la sumisión a los poderes estatales, los gobiernos bajo control o los gobiernos descontrolados y dueños de todo, incluso de las vidas de sus ciudadanos, esclavos y sometidos. 

Casi todos los vicios que hoy practica la España de Sánchez tendrán que desaparecer cuando España quede reseteada: tendrá que dejar de ser un infierno fiscal, un paraíso para los políticos, atiborrados de dinero y de privilegios, un drama para el pueblo, sin poder ni influencia, un mundo feliz para los corruptos, una democracia degradada y sin controles ni separación de poderes, una nación endeudada hasta la médula y un basurero moral donde florecen la trata de blancas, la delincuencia internacional, el blanqueo de dinero sucio, la prostitución, el tráfico y consumo de drogas, la mentira como método de gobierno, los partidos llenos de malhechores y corruptos y los gobiernos con poderes casi infinitos. 

Hay que elegir entre una España y otra. O somos amigos de tiranos como Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte y unos pocos más o lo somos del llamado "mundo libre", que también tendrá que reformarse y regenerarse porque hoy está contaminado de leninismo intervencionista y múltiples bajezas. 

Francisco Rubiales 


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