El nacionalsocialismo y los nacionalsocialistas somos, desde 1945, a quien el Sistema otorga el título de: El mal absoluto.
Ni Pol Pot, ni Stalin y las purgas soviéticas, ni los yankees con su genocidio indio y sus bombas de amor atómicas, su brillante intervención en Vietnam, las guerras balcánicas, los furores usakos en Oriente Medio, Menos Medio y Lejano, ni los franceses en Indochina o actos de alta traición como, por poner un ejemplo entre cientos, la de nuestro “emérito” Rey al Sáhara vendiéndoselo a su amigo el Rey de Marruecos o la escandalosa impunidad VIP de la élite económica. Todo eso no interesa. Nazis caníbales comeniños, nazis vampiros, nazis asesinos surfistas, nazis empalmados… nazis de mierda, en resumen.
¿Han visto alguna vez, alguna película donde los nazis muestren ser humanos, idealistas, amantes, padres cariñosos, soldados enamorados, niños felices? No.
Tanto enconamiento me recuerda la famosa frase de dudosa atribución a Goebbels “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”, y, en este caso, además se ha convertido en religión.
Independientemente de si los “nazis” eran buenos o malos, un tema interesante, habría que preguntarse abiertamente por qué está prohibido y penado tener una opinión disidente de “la verdad oficial” al respecto. Una verdad que necesita leyes para mantener su credibilidad deja mucho que desear.
Otra frase que se me viene a la cabeza es una de mis favoritas: “dime a quién no puedes criticar y te diré de quién eres esclavo” ya ven, un Adagio digno de la Blasa, la vieja del visillo.
Próximamente: cambio climático, la herencia nazi.
Paciencia. El año no ha hecho más que empezar.
PERICO DE LOS PALOTES
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