sábado, 20 de junio de 2020

Grandes hitos de la liberación aliada de Europa: Berlín



HISTORIA

La historia de Berlín en sí es la historia de la propia Alemania, tal y como la conocemos hoy día. Dos pueblos fundados alrededor del año 1200, Berlín y Cölln, se unieron en 1307 formando una sola ciudad de 7000 habitantes que conservó el nombre de Berlín. La ciudad entró en la historia en 1415, cuando fue elegida capital del Margraviato de Brandeburgo, entonces uno de los muchos Estados del mosaico que componía el Sacro Imperio Romano Germánico. En 1759, Prusia Oriental estaba en poder de los rusos que habían tomado Berlín en el marco de la Guerra de los Siete Años. Rusia se retiró en 1762 debido a que, a la muerte de la emperatriz, su sucesor, Pedro III, que admiraba a Federico el Grande de Prusia, firmó un tratado de paz.
Por ser Brandeburgo parte del reino de Prusia, Berlín se convirtió en capital del Imperio alemán (en 1871) cuando Prusia logró la unificación de Alemania, tras derrotar primero a Austria en la guerra de las Siete Semanas (1866) y luego acabar con el Segundo Imperio Francés al vencer a su ejército en la Guerra Franco-prusiana. Desde entonces experimentó un considerable aumento demográfico, pasando de 824.484 habitantes en 1871 a 1.888.313 en 1900 y a 4.024.165 en 1925. La ciudad se convirtió en un referente cultural, arquitectónico y centro financiero a nivel mundial.
Capital del III Reich, Berlín alcanzó en 1939 su máximo demográfico con 4.338.756 habitantes. El Führer Adolf Hitler planificó obras urbanísticas de gran envergadura a cargo de Albert Speer y el renombramiento de esta como Germania, que no se llevaron a cabo debido al inicio de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la mayor parte la ciudad fue destruida por los bombardeos aéreos realizados por la Royal Air Force británica y la USAAF, la aviación de los Estados Unidos, a lo que se sumó la batalla de Berlín contra el ejército soviético al mando de Gueorgui Zhúkov.

GENOCIDIO

Se conoce con el nombre de Batalla de Berlín a la serie de bombardeos aéreos, con sus subsiguientes combates, que padeció la capital alemana desde mediados de 1943 a abril de 1945. La primera parte, de noviembre de 1943 a marzo de 1944, corrió a cargo del Bomber Command británico, la segunda, de marzo de 1944 a mediados de abril de 1945 fue desarrollada por las VIII y XV fuerzas aéreas norteamericanas.
Ya antes de esta batalla, Berlín había sido muchas veces atacado, pero siempre por los aviones del bomber command y en ataques nocturnos. Así, por ejemplo a mediados de enero de 1943 los aviones británicos volvieron a atacar Berlín (la anterior incursión había sido realizada en 1941) en dos noches consecutivas, intervinieron 388 tetramotores Lancaster, de los cuales 22 fueron derribados. En septiembre del mismo año el mariscal Harris (1892-1984) jefe del bomber command, lanzó 3 grandes ataques contra Berlín en el breve término de 10 días, participando en total 1647 bombarderos pesados, solo en uno de los ataques los daños ocasionados fueron de la misma cuantía que todos los sufridos por Londres durante la batalla de Inglaterra en 1940 y en la ofensiva con cohetes V en 1944.
La batalla de Berlín comenzó propiamente el día 18 de noviembre de 1943, la inicio el bomber command con una incursión de 444 bombarderos pesados. A partir de estas fechas los ataques se repitieron con frecuencia, destacando 16 de ellos por su excepcional magnitud. En enero de 1944 en solo 6 ataques fueron arrojadas 9000 toneladas de bombas contra la ciudad. El 16 de febrero fueron 1000 los bombarderos que sobrevolaron la capital germana, sobre la que lanzaron 2500 toneladas de explosivos. Finalmente el día 24 de marzo de 1944 el bomber command, que había actuado siempre de noche y sin escolta de caza, puso término a su ofensiva, que por cierto se desarrolló casi siempre en malas condiciones meteorológicas, realizando los bombardeos por encima de espesas capas de nubes, siendo excepcionalmente raro el que alguna que otra tripulación consiguiera contacto visual con el objetivo, lo que los hacía menos precisos, bombardeando tanto instalaciones militares y de gobierno como bloques de casas.
El hecho de que los nuevos cazas P 51 Mustang poseyeran el suficiente radio de acción para acompañar a los bombarderos hasta sus objetivos situados a unos 1350 kms de sus bases, en marzo de 1944 indujo al general Spaatz (1891-1974) a acceder a la petición británica de que las fuerzas aéreas norteamericanas tomaran el relevo en la batalla de Berlín. Y así efectivamente, el 3 de marzo de 1944 la VIII Air Force realizó la primera incursión sobre la gran urbe alemana, iniciando una serie de ataques que no cesaran hasta abril del año siguiente. Además algo más tarde, la XV FA con base en Italia se incorporara en la misma tarea.
El 6 de marzo de 1944 tiene lugar el primer ataque norteamericano contra Berlín: 600 aparatos B 17 descargan 1626 toneladas de bombas, perdiendo, 69 bombarderos y 11 cazas, lo que supone un elevado índice del 10% de pérdidas. A los 2 días la VIII FA repite la agresión, esta vez con 462 aparatos B 17 a los que acompañan 891 cazas, arrojando 1063 toneladas de explosivos y artefactos incendiarios, esta vez fueron derribados 37 bombarderos y 17 cazas, perdiendo los alemanes 87 aparatos.
A partir de estas fechas, los aviones norteamericanos no cesan en su ininterrumpido castigo a la capital alemana, si bien alternan los grandes ataques con otros de menor magnitud. Destaca en particular el realizado el 21 de junio de 1944 en el que intervienen 2500 aviones entre bombarderos y cazas (23 alas de bombardeo y 33 grupos de cazas) que lanzan unas 2000 toneladas de bombas, en este caso la reacción de la defensa alemana fue muy enérgica y se produjo uno de los mayores combates aéreos de la campaña: los 90 cazas Bf 109 y Fw 190 que interceptaron a los atacantes derribaron 44 bombarderos a costa de 32 propios. En cambio el 5 de diciembre los aliados consiguieron un notable éxito, debido al estado de desgaste sufrido por la Luftwaffe para esa fecha, desarrollando totalmente la misión, destruyendo 90 cazas alemanes y perdiendo solo 4 bombarderos.
El 3 de febrero de 1945, mientras que 400 bombarderos B 24 realizaban una operación de diversión contra Magdeburgo, 1.000 B 17 bombardearon masivamente Berlín, causando enormes daños materiales y la muerte de 25.000 personas. El 26 de febrero de 1945 la capital alemana sufrió su 40° gran bombardeo que, al mismo tiempo, era el número 400 de todas las agresiones aéreas que había sido objeto hasta entonces. Los 1.112 bombarderos norteamericanos lanzaron 2.879 toneladas de bombas, perdiendo solamente 5 bombarderos y 5 cazas. Durante el mes de marzo de 1945, la ciudad fue severamente atacada los días 6, 13, 18, 20 y 24, resaltando por su dimensión la incursión del 18, durante la que descargaron 3.000 toneladas de bombas a costa de la pérdida de 48 aviones. El 10 de abril de 1945, 1.232 bombarderos efectuaron el último gran ataque contra la capital germana y apenas 6 días después, la infantería soviética iniciaba su asalto final a la ciudad.
De 245,000 edificios en Berlín, 50.000 fueron completamente destruidos y 23.000 severamente dañados; 80,000 civiles (documentados) habrían sido asesinados. No quedaron árboles, ni hierba, y solo cráteres ennegrecidos y ruinas de edificios. La ciudad de Berlín, una de las más bellas y envidiables del mundo, estaba en total ruina. Actualmente es generalmente aceptado que la Batalla de Berlín ciertamente no fue el éxito que Harris, que pretendía nada menos que borrar a la ciudad del mapa por todos los medios y a cualquier precio, había predicho. Recibió a cambio un costo realmente elevado en vidas de cientos de sus propios hombres.

La ciudad hoy.

Poco queda hoy en día del Berlín Imperial de antaño. La Reconstrucción crítica (en alemán, kritischer Rekonstruktion) es el nombre dado al proceso de cambios arquitectónicos y urbanísticos que protagonizó la capital alemana tras la caída del Muro de Berlín en 1989. Constituye el instrumento regulador del desarrollo urbanístico de la ciudad y sus contenidos se componen de una serie de reglamentos o exigencias. El movimiento alentó el regreso a tipologías arquitectónicas tradicionales y buscó contribuir al despertar de la memoria histórica oculta en la trama de sus calles y espacios públicos, no mediante la reproducción de estos elementos, sino a través de su “reinterpretación”. La reconstrucción crítica se fundamenta en la incorporación de criterios y pautas estéticas de la ciudad antigua del siglo XIX en el urbanismo actual, como método para no perder la identidad de la ciudad, frente a la disparidad de los estilos de las propuestas arquitectónicas que se formulaban para Berlín.
A partir de las condiciones históricas de Berlín, Stimmann y Dieter Hoffman-Axthelm tuvieron la responsabilidad de volver a unificar la ciudad con los criterios de la arquitectura posmoderna. Los dos trabajaron en la supervisión del proyecto desde el Rotes Rathaus (Ayuntamiento de Berlín), en la oficina de la administración del senado para el desarrollo de la ciudad. Stimmann también usó la Reconstrucción crítica como base para su Planwerk Innenstadt, un plan de desarrollo en el centro de Berlín que favoreció la demolición de edificios de mediados de siglo y el relleno de parcelas vacías con estructuras de uso mixto de mayor densidad urbana.
De este modo poco queda del original Berlín salvo contadas excepciones. La pretendida intención de resucitar el Berlín tradicional con un diseño contemporáneo más bien ha tenido como resultado la creación de una ciudad que raya con un hortera posmodernismo salpicado de decenas de lacrimógenos monumentos y memoriales de épocas pasadas.
JAVIER FERNÁNDEZ

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