miércoles, 17 de junio de 2020

El mayor suicidio masivo de la historia europea




En los últimos meses de la 2GM, cuando la victoria final parecía cada vez más difícil y el Ejército Rojo acechaba, entre 700 y 1.000 ciudadanos de Demmin que entonces tenía unos 15.0000 habitantes, prefirieron morir antes que vivir en un mundo en el que los nazis no gobernaran.

Fue el mayor suicidio masivo en la historia de Alemania.

No existen cifras exactas, pero los historiadores calculan que no menos 10.000 y un máximo de 100.000 personas tomaron esta decisión en toda Alemania siguiendo el ejemplo de los jerarcas del partido (es imposible saberlo con exactitud debido a los trágicos días del fin del Reich y la imposibilidad de saber cuál se suicidó o cuál murió asesinado a manos soviéticas).

Al quitarse la vida, era habitual que los adultos se llevarán también a sus hijos. Es lo que hizo Goebbels, ministro de Propaganda y canciller en los últimos días del III Reich, cuando él y su mujer, Magda, envenenaron a sus seis hijos. Y fue él con su discurso radiofónico “Antes muertos que caer en manos de los Rusos”, quien lo profetizó antes de que se desatara la locura colectiva.

“Los cuerpos cubrían toda la orilla del río. Fueron excavadas fosas comunes en el cementerio porque no era posible darles entierro de otra manera. Los recogíamos en carretillas y los depositamos a la fosa. Por el camino íbamos reconociendo a vecinos, la maestra del pueblo, el practicante…” relata una de los testigos que ha relatado la historia, la que entonces era solo una niña de 10 años, Irene Bröke.

Las noticias que se recibían por radio hicieron que los habitantes de Demmin recibieran mensajes donde se relataban los saqueos, asesinatos y violaciones que el Ejército Rojo practicaba por los lugares que caían bajo su dominio. Los soviéticos fueron descritos como lo que eran, hordas de salvajes que asesinaban, robaban y violaban a las mujeres.

El sufrimiento de los civiles alemanes durante la guerra, ya sean las violaciones de mujeres o los bombardeos de ciudades como Potsdam, es un tema complejo.

Demmin fue quizás el caso más extremo de locura colectiva que invadió al país en los primeros meses de 1945, pero no el único. En Berlín se registraron ese año 7.000 suicidios, de los que casi 4.000 se produjeron en el mes de abril. Se recogieron cientos de testimonios de aquellos días de quienes asociaron a sus propias vidas el fin del nacionalsocialismo.

Como el profesor Johannes Theinert y su mujer Hildegard, que comenzaron a escribir un diario en 1937, al año siguiente de casarse. La última entrada está fechada el 9 de mayo de 1945. “La crisis se acaba. Las armas callan”, anota Hildegard. Ese mismo día, Johannes disparó a su mujer y después a sí mismo. La última entrada del diario que alguien encontró tras su muerte decía: “¿Quién se acordará de nosotros, quién sabrá cómo hemos acabado? ¿Tienen estas líneas algún sentido?”.

Al leer lo anterior me viene a la memoria un cartel de propaganda alemana del final de la guerra que tenía unas banderas rasgadas y decía algo así como “han caído nuestros muros mas no nuestras ideas”…

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