Tal que si de una inocentada se tratase, el 28 de diciembre de 1982 (primer año triunfal del Felipismo) El Ferrol repudiaba su apellido “el Caudillo”, topónimo que había mantenido orgulloso cosido a su nombre desde 1938.
El Libro de Plenos nos recuerda que con la mayoría aplastante de izquierdas (16 concejales) no hubiera hecho falta más para ser aprobada la moción, pero aún así un edil de la UCD sumó su voto a los de los zurdos en un guiño propio de bastardo arrancado de “Los Pazos de Ulloa”.
Bien mirado, aquel voto solitario no desentonaría con la actitud actual del gran jefe de la derecha española, que no es otro que Núñez Feijóo.
Lo cierto es que a algunos que estábamos acostumbrados al nombre compuesto entonces nos pareció que la ciudad quedaba un tanto huérfana y comenzamos a llamarla “El Ferrol del Gallego”.
Hoy, 38 años despues del magnicidio ferrolano, una juez decide quitarle el Pazo de Meiras a los herederos del Gallego.
No la he leído, pero creo que la sentencia ordena algo así como “devolver el inmueble al Estado”.
Según la RAE: DEVOLVER, 1. tr. Volver algo a su estado anterior. 2. tr. Restituir algo a quien lo tenía antes.
En buena lógica, si de restituir a sus anteriores propietarios se trata, el Pazo de Meiras debería ser devuelto a los descendientes de la Condesa de Pardo Bazán. Los que sean que vivan.
A quien seguro no podrá ser devuelto “el inmueble” es al hijo primogénito de Doña Emilia ni a su primer nieto, pues ambos, los dos juntitos padre e hijo, fueron asesinados en Madrid el 11 de agosto del 36 por milicianos de la Checa de Bellas Artes.
Hoy, los nietos de aquella chusma que asesinó sin piedad a la familia Pardo Bazán dicen que se ha hecho justicia…
La casona de Meirás se la queda el Estado ampliando así la nueva y prometedora Desamortización que ha iniciado Sánchez metiendo mano a las huchas municipales y a todo aquello que sea susceptible de ser subastado, pero para mí siempre será “El Pazo del Gallego”.
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