lunes, 15 de agosto de 2022

George Soros: 8.600 millones alimentan su leyenda negra

 

Para George Soros (91) el mundo es un tablero de ajedrez. Quita reyes, maneja peones, todo lo maneja desde la torre y siempre ejecuta el último movimiento. Sus jaques mate son jugadas maestras. El hombre que quebró el Banco de Inglaterra en 1992 al manipular el precio de la libra en el Miércoles negro sigue maquinando estrategias para establecer un nuevo Orden Mundial a costa de naciones-estado. Con una fortuna de 8.600 millones, su agenda es su arma de poder.

No le importan las consecuencias sociales cuando toma decisiones. Es un lobo con piel de cordero. Forbes cifra su fortuna en 8.600 millones de dólares, pero lo que realmente le hace ser prácticamente indestructible son sus contactos, ya que se pasea por la Casa Blanca, la ONU, el Foro de Davos y el Parlamento Europeo cuando y como le da la gana.

Ya apuntaba maneras cuando los nazis invadieron Hungría, porque se las ingenió para comprar documentos falsificados para toda su familia y sobornó a un funcionario para hacerse pasar por su ahijado cristiano. Obviamente, cambiaron su apellido judío, Schwartz, por el de Soros, un palíndromo que en húngaro significa 'sucesor designado' y en esperanto 'volará'. Asentado en Londres empezó a trabajar como camarero y mozo de equipaje de ferrocarril, lo que no impidió que estudiara en la prestigiosa London School of Economics donde fue discípulo del filósofo Karl Popper, cuya idea de una economía liberal en aras de finiquitar los totalitarismos democráticos caló en Soros.

Dotado de una extraordinaria inteligencia, cuando emigró a Estados Unidos en 1956 se puede decir que su vida profesional abarcó dos ámbitos retroalimentados entre sí, primero se centró en lo económico y décadas después en lo político. Una vez convertido en multimillonario gracias a los beneficios conseguidos por los fondos de inversión en plena Guerra Fría quiso materializar el ideal de Popper para democratizar las sociedades. De ahí que en 1979 creara la Open Society Foundations, cuyos tentáculos operan en la actualidad en más de 120 países.

Su peso en el tablero geopolítico mundial es enorme. Con una complicada ingeniería económica, Soros camufla a través de oenegés, think-tanks y lobbies su financiación para crear un mundo libre de fronteras con una visión ultraprogresista en lo político-social y ultraliberal en lo económico. A raíz de la desintegración de la URSS en 1991, el milmillonario ha usado el filantrocapitalismo para influir políticamente.

La periodista Pilar Urbano, el doctor en Ciencias Económicas y Empresariales Juan Antonio de Castro autor de los libros Soros, rompiendo España y No sólo es Soros ofrecen una radiografía de cómo se está gestando el panorama.

Para empezar, George Soros es el demiurgo de las denominadas revoluciones de color. La negra en Serbia (2000), la naranja en Ucrania (2004), los Tulipanes en Kirguistán (2005) y la que más nos toca de pleno, la amarilla en Cataluña. El multimillonario se asentó en Barcelona con la Open Society Initiative for Europe durante el mandato de Artur Mas (66) en 2012 con la que financió, entre otras, algunas actividades del Diplocat -Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña-, el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), el Observatori DESC, en la que Ada Colau ejerció de coordinadora. En Cataluña también cuenta con un socio fundamental, el empresario Jaume Roures (72), que, a través de los informativos de La Sexta, mostró al mundo la represión policial sobre los radicales durante el 1-0.

Pero no se contenta solo con España, también busca desintegrar la Unión Europea. Controla y sufraga la migración del Mediterráneo porque es el dueño de los barcos Open Arms y Aquarius y, por ende, financia indiscriminadamente a Médicos Sin Fronteras. No resulta extraño, pues, que la ultraderecha europea propague fake news y teorías conspirativas.

En África fue el artífice de la Primavera Árabe que supuso la caída de los dictadores Hosni Mubarak (Egipto), Gadafi (Libia) o Ben Ali (Túnez) y reformas gubernamentales en Marruecos, Baréin, Siria, Omán o Jordania. A Soros también le apoyaba otra de las familias más influyentes del siglo XX, la de los Rockefeller. Obviamente, en muchas de sus decisiones está amparado por organizaciones mucho más poderosas como el Bilderberg o la Trilateral, a la que también pertenecen nombres clave como Henry Kissinger (99).

En su país de adopción lo tiene un poco más complicado porque tiene que hacer frente a castillos hasta ahora inexpugnables, por eso no pudo evitar la ascensión al poder de los republicanos George Bush Jr. (76) y Donald Trump (76). Por eso apoya Black Lives Matter y los movimientos proaborto, feministas y LGTBI, entre otros muchos. El globalismo de Soros no ha hecho más que empezar, cada vez tiene más aliados y sus cinco hijos piensan continuar con su legado.

En 2012 se casó con su tercera mujer, Tamiko Bolton, 41 años más joven que él, que este 12 de agosto cumplirá 92. Antes había estado con Annaliese Witschak (desde 1960 hasta 1983) y con Susan Weber (entre 1983 y 2005). El matrimonio puso fin a la comidilla más divertido de Nueva York que sostenía que tenía a varias novias viviendo en el mismo edificio para visitarlas con frecuencia.

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