viernes, 27 de septiembre de 2019

Bergoglio hace política

Ni es el primer Papa que hace política, ni será el último, de forma que no debería extrañarnos tanto. En la historia de la Iglesia hay casos inauditos de Papas metidos a políticos haciendo las más repugnantes alianzas, ataques y excomuniones solo por opiniones del Papa y por sus intereses o necesidades.
Que al actual Papa Francisco I (Bergoglio) le gusta meterse en politiquerías es algo bien conocido, y su intención ha sido siempre hacerse popular en la prensa y los medios de propaganda del Sistema. Nunca enfrentarse a esos medios por su posición generalmente anti cristiana en casi todos los temas morales… Por tanto el más reciente exabrupto de este agosto para condenar el ‘soberanismo’ (populismos que apoyan un mayor poder del Estado) y asociarlo con la guerra y el nazismo, junto a considerarlos culpables de las guerras, unido al apoyo del Papa a la invasión de migrantes, no debería cambiar nuestra opinión sobre estas intromisiones de un señor llamado Bergoglio (puesto que no son temas religiosos sino políticos y por tanto no habla como Papa sino solo utilizando ese cargo como altavoz mediático).
No hay ni el más mínimo tema religioso en esos temas, los populistas no atacan a la religión, ni son herejes, ni ateos, ni apoyan ningún tema contra el catecismo católico. Por tanto si a Bergoglio no le gustan Salvini, Trump, Bolsonar, Orban o su sobrino materno, tiene todo el derecho a ello, como a ellos no les gustará la persona de Bergoglio, cada cual con sus gustos. Diferente fue, por ejemplo, cuando el Papa Pío XII, en el verano de 1949, condenó oficialmente al comunismo, no por sus ideas económicas o su política en cualquier otro tema, sino por su brutal persecución oficial contra los cristianos y su declaración oficial de ateísmo. O sea por temas religiosos, no políticos.
Así pues es absurdo escandalizarse ante estas declaraciones de una persona, son sus opiniones, pues allá él con ellas. En realidad a mí tampoco me gustan los populismos de derechas sionistas de casi todos ellos.
Ahora bien, podemos analizar esas opiniones políticas, aunque no nos influyan, ni siquiera siendo cristianos, dado que son temas no religiosos.
– Los populismos actuales no han causado ninguna guerra por ahora, en cambio los globalistas y no populistas han sido causantes de las enormes matanzas en todo Oriente Medio, en el Tíbet, Palestina, en África, en todos sitios.
– Casi todos ellos son anti nazis radicales y pro sionistas, amigos entrañables y aliados de Israel, así que si se les acusa de ser similares a los ‘nazis’ no creo que le guste eso nada a Israel, al que acusaría de ser asimilable a los nazis…. un Israel del que tanto quiere ser amigo Bergoglio para tener el poder de su prensa a favor.
– Los populismos curiosamente en temas religiosos son bastante favorables a las posiciones del catecismo católico, mientras que Bergoglio aplaude a movimientos, gobiernos y organismos laicistas, ateos, masónicos, opuestos en cualquier caso al cristianismo y a sus valores, a la moral católica y a la familia cristiana.
Esto me recuerda cuando aquel gran político y pésimo Cardenal, Richelieu, apoyaba y financiaba a los sarracenos y protestantes contra países católicos por intereses políticos. – Recordemos que el Papa no es infalible, ni siquiera para los católicos, fuera de declaraciones oficiales en Concilios sobre temas religiosos de la teología.
Las excomuniones o declaraciones, condenas, etc. fuera de ese entorno no tienen más valor que el de la propia opinión.
– Sin duda los populismos cometen errores, y a veces actúan sin atenerse mucho a la moral cristiana (eso sí, se atiene mucho más que los regímenes no populistas). Sin duda una reconvención sobre alguno de esos excesos sería lógica. Pongamos el caso de ese barco lleno de inmigrantes, sería más cristiano haberlos dejado desembarcar, curarlos y darles de comer, y luego devolverlos todos a Libia o al país de origen bien tratados, y poner una multa enorme al dueño del barco por hacer algo ilegal.
Una cosa son las medidas a tomar y otra las formas de llevarlas cabo, siempre sin malos tratos. – Parecería más lógico que un Papa actual arremetiera contra los males que infectan la sociedad actual, las inmoralidades como las drogas y el crimen que se deriva de ellas, el terrorismo y el fanatismo, la persecución de los cristianos en todo el mundo, la delincuencia generalizada y la trata de niños, la pornografía y prostitución, el desprecio a la familia y al matrimonio, la usura y la esclavitud al dinero, el alcoholismo, etc… nada de ello producto esencial de los populismos.
Pero condenar todas esas cosas no tendría el apoyo de la prensa y los medios de masas progresistas y capitalistas. Lo repugnante en Bergolio no son sus opiniones sino la hipocresía de que en un mundo dominado por el dinero, la finanza y un materialismo rabioso y anticristiano designe al soberanismo como su principal enemigo.
En fin, que las opiniones para agradar al Sistema no son nada especial, siempre ha habido aduladores y seguidores del poder en aras a la fama y el aplauso. Nada nuevo bajo el Sol.
S.B.
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