domingo, 2 de octubre de 2022

Elvira Roca: "Yo votaría a favor de que Cataluña se fuera, estaríamos muchísimo mejor."

 



ESCRIBE ELVIRA ROCA BAREA (Málaga, 1966) que «España es un ratón que arrastra la piel de un elefante». Una nación excepcional por el empeño inducido en su propia excepcionalidad. Va por 39 ediciones de Imperiofobia, mucho más que un ensayo contra la leyenda negra: un nuevo paradigma historiográfico. Su éxito, con más de 150.000 ejemplares vendidos y una nueva edición ampliada, es imposible de perdonar en España.


 P. Los imperios engendran por igual odios y adhesiones, igual que los éxitos editoriales, ¿Cómo lleva usted todo lo que ha generado Imperiofobia? 

R. El ataque de cuernos que les ha dado a unos cuantos catedráticos es un fenómeno muy comprensible. El mundo acostumbrado a unos cuantos machos alfa que gobiernan los territorios que consideran de su exclusiva competencia, y en el momento en que aparece un verso suelto, una maestra de pueblo sin permiso de nadie, reaccionan como lo que son: unos carcas y unos acomplejados. Todo el mundo sabe el enorme poder que tienen en su cortijo, y se han sentido muy ofendidos por una outsider que incursiona en su territorio sin pagar peajes. Eso te da muchísima libertad, pero también supone estar expuesto. Yo estoy dispuesta a pagar cualquier precio por la libertad.

P. ¿Cómo cerramos el año Elcano? Parece que Portugal lo ha aprovechado mejor que nosotros...

R. Mi balance es muy penoso. Elcano no existe. Conocemos su nombre porque el señor que construyó el buque escuela, que era vasco, se empeñó en ponerle ese nombre. Y tuvo un rifirrafe con Franco, que lo quería llamar Minerva. He estado medio año dando clases en Luxemburgo, con alumnos alemanes y franceses, y creen que la vuelta al mundo la dio Magallanes. Vivimos desde antes del franquismo dominados por el espíritu de la autarquía. La historia solo tiene interés si le puedes aplicar alguna lectura localista: si se celebra algo en Andalucía es porque algunos tripulantes eran andaluces, o en Canarias si había cuatro canarios, y así. A nadie se le ocurrió que era una oportunidad para dar visibilidad a España, y a Elcano. La historia del mundo no se entiende sin este señor. Sin que a ese tío se le pusiera en las narices volver por un camino por el que nadie había ido. Y por eso se da la vuelta al mundo. 

P. ¿Estamos en el peor momento del tribalismo hispanoamericano? Chile parece que se resiste... 

R. La situación es catastrófica. Hay que tener claro que nada de lo que pasa en Hispanoamérica deja de pasar en España, y viceversa. Pero las clases dirigentes, en su ceguera, miran solo más allá del Pirineo. Los problemas de incapacidad del Estado para organizar el territorio de una manera eficaz, con seguridad jurídica y estabilidad política, los tenemos en España como los tienen en México, Colombia o Chile. Y si no creamos un marco conceptual que nos permita comprender el problema, jamás seremos capaces de solucionarlo.

P. O sea que los problemas de identidad de España son vasos comunicantes con Hispanoamérica, y nacen de una falta de autocomprensión histórica.

R. Totalmente. ¿Es tan difícil de ver que el mundo panhispánico comparte una serie de problemas a un lado y otro del océano? De un Estado que no se cierra nace el retorno a la feudalización, llámese narcotráfico, guerrilla, terrorismo o nacionalismo. No son más que manifestaciones de un espíritu feudal que solo triunfa ante la incapacidad del Estado de hacerse presente en todo el territorio. La pregunta es: ¿por qué una unidad política gigantesca, que se mantuvo unida tres siglos con dos océanos de por medio, una vez que se fragmenta genera esta espiral de balcanización incontrolable y que se mantiene viva dos siglos después de haberse iniciado? Por cierto, casi todo el pensamiento panhispánico ha sido de izquierdas.

P. Afirma que los Borbones hicieron un flaco favor a la defensa contra la leyenda negra.

R. Hubo una guerra mundial para determinar qué dinastía reinaría en el mayor imperio de Occidente. Y viene a reinar no cualquier dinastía, sino la mayor enemiga de los Habsburgo. Evidentemente, si se quiere afianzar en Madrid, la nueva dinastía no tiene más remedio que demonizar el periodo anterior. Nadie había reparado en el silenció historiográfico del siglo XVIII: no hubo un solo historiador en España que se ocupase del periodo Habsburgo. Esa damnatio memoriae explica el nacimiento del hispanismo en Francia y en Inglaterra. Su enorme influencia en la versión de la historia de España que se estudia en los libros de textos posteriores, que empiezan a hacerse en Francia. 

P. Algunos intelectuales han querido convertir Imperiofobia en el germen ideológico de Vox. ¿Qué responde a quienes la encuadran en la escuela del nacionalismo español y la nostalgia franquista?

 R. Eso sale de los mismo cuatro sujetos que hemos mencionado antes. Me da lo mismo. Yo he sido antinacionalista siempre, porque creo que el nacionalismo, el alimento de la horda, atora el cerebro. Esos comedores de ideología no se dan cuenta de que son ellos los que han absorbido hasta el tuétano la historiografía franquista, autárquica, que se basa en la idea de la España eterna. A diferencia de ellos yo creo que el imperio es un ciclo absolutamente cerrado hace dos siglos. Como nación contemporánea España nace en el XIX. Para creer en esa idea hegeliana de que España es la misma desde Pelayo, solo que se expande o se contrae, hay que ser tonto de remate. Esa es también la idea de López Obrador (AMLO). Yo creo en el tiempo. No creo que la historia del imperio español sea la historia de España, sino del mundo. sino del mundo. ¿Puede ser la misma España la de Nebrija, la de Luis de Camoens y la del cura mexicano Hidalgo? Porque los tres hablan de España como propia en sus obras. El error es enseñar en los libros de texto que España es la misma de entonces y enseñar al mismo tiempo los tópicos del excepcionalismo. Eso pasa por mirarlo todo con las anteojeras ideológicas y clericales.

P. Su libro es crítico con el papel de la Iglesia católica en la leyenda negra. 

R. La leyenda negra se alimenta desde dentro por el cambio dinástico y el desarrollo del afrancesamiento, y también por la corriente eclesiástica de Bartolomé De Las Casas. De la que es heredera la derecha pero también la izquierda. Yo estoy en el librepensamiento. Creo que un Estado tiene que organizarse de la manera más racional posible, pero llevamos dos siglos alimentando una visión ideológica de la historia sobre los pilares del trono y el altar.

P.Hay una derecha nacionalpopulista que alimenta un esencialismo que usted censura. Es estúpido reivindicarse hoy como herederos de Pelayo y Hernán Cortés.

R. Totalmente. Es una visión esencialista de la Historia que yo no comparto y que siguen sembrando las grandes instituciones de la Iglesia, que son las que en clave panhispánica siguen educando a nuestras clases dirigentes junto con las instituciones extranjeras., empezando por las universidades americanas. Pero yo distingo entre catolicismo e Iglesia católica. La institución ha competido siempre con el poder político hasta el siglo XIX: su influencia ha sido gigantesca y aun lo es. El día que se les ocurra formar buenas élites políticas, y no solo buenos ingenieros o empresarios, otro gallo cantará. Pero hasta ahora no les ha interesado porque con un Estado debilitado la Iglesia tiene mucho que decir: asistencia, educación, hospitales, etcétera. La Iglesia francesa, en cambio fue domesticada por Luis XIV y sí cooperó al afianzamiento de su Estado.

P. Las Casas no fue una excepción. 

R. Claro que no. ¿Quién lo convirtió en apóstol? Y uno tan demagógico y desquiciado. La Iglesia tiene una responsabilidad enorme en la balcanización -del carlismo al nacionalismo actual vasco o catalán-  cuya hoguera ha alimentado sistemáticamente la Iglesia.  En Hispanoamérica lo hacen con los movimientos indigenistas, pero es lo mismo. 

P. Frente a los que defienden que a los conquistadores les movía básicamente la codicia del oro o el fanatismo de la evangelización, usted defiende que fue el comercio.

R. Todo el tiempo es el comercio el móvil de las exploraciones. Colón busca abrir una ruta comercial. Como Magallanes y Elcano. 

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