viernes, 8 de julio de 2022

RAZA y el Tercer Reich o cuando la película de Franco tuvo problemas en Berlín (II), por Francisco Torres García

 Franco quiere que RAZA se proyecte en Alemania

La película fue estrenada en Portugal de forma inmediata y se armó una comisión para que llevara la cinta a Argentina y a otros países hispanoamericanos. En Argentina sufrió algunos cortes significativos al eliminar la escena del asesinato/martirio de los monjes por los republicanos (una de las grandes escenas de la película). También se conseguiría el acuerdo para su exhibición en Italia, siendo proyectada fuera de concurso en la bienal de Venecia de ese año.

La comisión española que fue a Berlín a negociar ya asumía los problemas que podía tener la película con la censura nacionalsocialista, por lo que intentaron limar en las explicaciones las aristas que sabían podía despertar:

«al hablárseles de RAZA y preguntarnos cuál era el concepto de la Hispanidad, dióseles una ligera descripción de lo que la Hispanidad es para nosotros, y nos contestaron que tenían que estudiar el caso, porque no estaban seguros de que a los alemanes les interesase defender y propagar esta ida por Alemania; que era un problema español para los españoles y no para ellos. Naturalmente ha habido que usar mucho tacto en las entrevistas y se les hizo ver que RAZA era un primer paso muy diplomático y hábilmente dado en que no se hacían grandes alusiones a esa unión espiritual de todos los pueblos americanos, sino que más bien cantaba el espíritu de sacrificio y el valor espiritual de unas ideas que han salvado a España del comunismo y ya en este camino, el disco del comunismo es el que hemos hecho girar todo el tiempo. Parece que así decreció la prevención del primer momento».

La comisión era pesimista con respecto al estreno de RAZA en el Reich: «no les impresiona lo más mínimo el hecho de que sea una película oficial del Estado español, ni le han dado la menor importancia que sea una presentación oficial del Consejo para la persona que fue a visitarles [probablemente se refiere a las gestiones realizadas por Sáenz de Heredia en Berlín]. Son completamente fríos y les resbala la argumentación de este tipo».

Las negociaciones para la exhibición de la película en Alemania y en los territorios ocupados se abrieron en febrero de 1942 y se simultanearían con las que se realizaron para el convenio cinematográfico germano-español (lo que podemos seguir gracias a la documentación conservada en el CDMH de Salamanca). Para ello se desplazó a Berlín el director de la película José Luis Sáenz de Heredia, pero las negociaciones con la empresa alemana, la Transit-Film, que se haría cargo de la distribución en el Reich y países ocupados, la llevaría en persona el marino Jesús Fontán Lobe, jefe de la casa militar de Franco y amigo personal del mismo desde antes de la guerra.

 

La misión Sáenz de Heredia.

Ahora bien, Sáenz de Heredia, con anuencia de Franco, llevaba una segunda misión, además de participar en las gestiones para la exhibición en Alemania: proyectar la película en el frente ruso a los soldados de la División Azul, pero también realizar diversas tomas para el rodaje de la segunda parte de la película animado seguramente por el gran éxito del primer mes de exhibición de la cinta en España. De hecho, tanto el director como el propio Franco comenzaron a desarrollar ideas para la segunda parte. Ambos coincidían en que los héroes que RAZA retrataba tenían que ir a combatir con la División Azul. Sáenz de Heredia iba en misión oficial con el apoyo claro y directo de Franco. Por lo que no deja de ser interesante subrayar el significado posible de la negativa que obtuvo en Berlín.

Lo que en principio, dado que era un deseo de Franco, proyectar la película ante los divisionarios, parecía sencillo no lo fue. Inicialmente, las comisiones militares enviadas desde España no habían tenido mayor problema a la hora de visitar a los divisionarios. El general Moscardó lo había hecho a principios de diciembre de 1941. En noviembre, Serrano Suñer, altamente preocupado por la situación de los soldados españoles, había pedido ir a visitar a los divisionarios y la respuesta germana fue que había que prepararlo y que podría ser en enero. En realidad, los mandos militares recelaban de una presencia de tal magnitud en un momento delicado en el frente. En enero de 1942 la situación se había vuelto aún más compleja. El 10 de enero Franco había hecho llegar su deseo de que la División Azul fuera retirada del frente dadas sus enormes pérdidas, antes había propuesto una rotación para sus hombres siguiendo el modelo usado por los propios alemanes durante la guerra civil. Los mandos militares alemanes estimaron que no era posible retirar la unidad. No tenían con qué sustituirla. El tira y afloja se mantendría hasta principios de marzo.

En este marco de referencia Sáenz de Heredia se iba a encontrar con la negativa alemana para llevar su película hasta el frente e iba a permanecer en Berlín unas semanas intentando obtener el permiso necesario y colaborar en los acuerdos de distribución y explotación en el Reich. Al tratarse de un encargo del propio Franco la embajada española en Berlín se sumaría a la presión y a las gestiones. Así esta solicitaría el pertinente permiso, pero el agregado militar, Roca de Togores, estimó que lograrlo sería «imposible» y que había que buscar apoyos. Ante esto el director de la película recurrió a la intervención de Hensen que fue un fracaso. Presionó al embajador, conde Mayalde, para que fuera una petición oficial en toda regla. El día 2 se había hecho el envío de la primera nota de petición. Por la documentación diplomática sabemos que la nota no obtuvo respuesta.

¿Era solo prevención por la situación militar? Lo cierto es que los alemanes pidieron ver la película. Se iba a realizar un pase especial para ocho funcionarios del Ministerio de Propaganda regido por el todopoderoso doctor Joseph Goebbels, quien debió de ser informado sobre el contenido de la cinta por sus funcionarios. Sáenz de Heredia, en una carta dirigida a Jesús Fontán, explica lo sucedido:

«A petición de Hensen se proyectó el jueves la película en el Ministerio, ante ocho funcionarios entre los que estaba el lugarteniente de Goebbels. No me hizo mucha gracia el asunto, pero como no quería que mi negativa entorpeciera la petición del permiso hube de acceder y previa autorización de Mayalde [embajador de España en Berlín], se dio esa sesión “absolutamente privadísima”».

Esta proyección no desbloqueó la situación como la lógica podría hacer pensar. Recordemos que era una gestión oficial en la que se ha comunicado que es un deseo de Franco, pero ahora es el Ministerio de Propaganda el que interviene. No tenemos constancia de cuál fue la reacción ante la película. Indirectamente hay que suponer que la reflejada en una carta posterior de Sáenz de Heredia, ya en España, sobre lo dicho por uno de los miembros de la Cámara del Cine del Tercer Reich:

«por las manifestaciones verbales de dicho Sr. Greven […] así como por otros informes más confidenciales, pude formar un concepto claro del poco interés que esta película profundamente anticomunista y de un espíritu tan elevado de hispanismo, despertó en dicho Sr. Greven, hasta el punto de considerarla inaceptable».

El 23 de marzo la embajada española en Berlín comunica que el Alto Mando de la Wehrmacht, tras intentar que si bien no fuera en el frente sino que se proyectara en la inmediata retaguardia, niega el permiso a Sáenz de Heredia amparándose en que no se admiten la llegada de civiles a la zona de operaciones.

 

El intento de una proyección oficial

La comisión española que informó a Franco estimaba que, para conseguir desbloquear la situación con respecto a RAZA, sacrificando la cuestión económica llegado el caso, «es necesario operar de arriba hacia abajo. Se hace indispensable una previa gestión diplomática, haciendo constar el interés de España en que Alemania conozca el esfuerzo hecho por nosotros y los sufrimientos pasados por la Patria para liberarla del comunismo, así como que nos interesa el conocimiento de las virtudes españolas y patriotismo ante el pueblo alemán». Para ello proponía que se hiciera «una especie de presentación oficial por la Embajada, de la copia de la película, invitando a todas aquellas autoridades entre las que convenga hacer ambiente favorable a la misma». Después vendría la negociación económica. Era una idea que ya llevaba Sáenz de Heredia:

«Aquí todo el mundo quiere ver la película y me piden que la de antes de llevarla al frente a lo que me estoy resistiendo, pues según lo tratado para la exhibición oficial en Berlín debe estar Vd. aquí. La presencia suya en Berlín sería muy conveniente por todos […] Creo que adelantaríamos notablemente el camino y puesto que está en venir todo sería que variásemos un poco el plan y que fuera primero lo que iba a ser después. Es decir: si usted viniera ahora trabajaríamos juntos mi ida al frente, daríamos la sesión en Berlín y después nos separaríamos: Vd. a España y yo a Rusia. Esto sería “archi-conveniente” y si Vd. está en posibilidad de hacerlo será lo mejor desde luego […]. Lo ideal sería que Vd. viniese. Si piensa hacerlo comuníquemelo enseguida para que yo sepa a qué atenerme».

Naturalmente en El Pardo no se debió estimar pertinente el viaje de Fontán por razones obvias. Sorprendentemente el estreno oficial en Berlín se retrasó casi dos meses, pero reduciéndolo a un pase en la embajada española para diversas autoridades y el cuerpo diplomático. La distribución pública continuaba bloqueada. La exhibición no tuvo como respuesta más que una oferta alemana, realizada unos días después, que los españoles no podían admitir por lo que Sáenz de Heredia la rechazó, exigiendo una explotación al 50% y no la entrega de los derechos por una cantidad que resultaba muy escasa. La negociación iba a quedar suspendida hasta que se concluyera el acuerdo cinematográfico hispano alemán.

 

La proyección ante los combatientes españoles.

Los divisionarios tuvieron noticias del estreno de RAZA a través de su periódico la Hoja de campaña. Como anotamos en nuestro citado estudio sobre la novela y la película, probablemente para acallar a Sáenz de Heredia y satisfacer las peticiones de la embajada española se procedió el 16 de marzo a realiza un pase especial para obreros españoles y divisionarios heridos organizado por la Sociedad Germano-española y por la organización La Fuerza de la Alegría dependiente de la Wehrmacht.

Finalmente, en mayo de 1942, la película llegó a la retaguardia divisionaria, siendo posible que la Kraft durch Freude organizara la proyección en algunos hospitales. Según los testimonios de divisionarios recogidos en sus memorias se estrenó el 14 de mayo en el Hospital de Campaña divisionario. La copia que llevó Sáenz de Heredia había permanecido en Berlín. El historiador Carlos Caballero ha publicado el recuerdo del falangista José María Gutiérrez del Castillo: «Espléndida, se ve con emoción y al final se canta el Cara al sol de manera espontánea. Sin embargo, no aparece el papel que ha tenido la Falange en nuestra guerra». Finalmente se habilitó un local en uno de los puestos de mando regimentales para su proyección para que el máximo posible de divisionarios, por turnos organizados, pudieran acudir a verla. No pocos divisionarios recuerdan las lágrimas y la emoción que despertó. La Hoja de campaña en su comentario tras el estreno en el frente hacía propia la obra: «RAZA es, hasta hoy, la película de la División Azul, porque es el canto entusiasta a los voluntarios de empresas inverosímiles, a los almogávares que llevaron la bandera de España a miles de kilómetros… y nuestra tarea es más parecida a la de los héroes de esta magnífica producción».

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