Se ha publicado en Francia la traducción de Los mitos de la guerra civil, que reenfoca aquella contienda tan decisiva en la reciente historia de España, e indirectamente en la de Europa. El libro, más que otros míos, debido a su extraordinario éxito, motivó una auténtica histeria en los medios izquierdistas, separatistas y de la derecha “progresista”, que clamaron unánimemente por la censura de mis obras y mi muerte civil. No se crea que es un ambiente exclusivamente español, pues en el resto de Europa persiste aún la emocionalidad creada por unas propagandas izquierdistas y comunistas trasladadas a una historiografía en el fondo ridícula, por sus contradicciones. Tanto es así, que la traducción al francés por la prestigiosa editorial Tallandier, fue cancelada, incluso después de haberse anunciado en Internet; y ha habido que esperar ¡veinte años! para que por fin aparezca la traducción, en una editorial menor. La censura ha impedido también que el libro se publique en inglés, alemán o italiano (se ha publicado en polaco). Ahora, con motivo de la traducción francesa, el prestigioso historiador y ensayista Arnaud Imatz me ha hecho la entrevista que a mi vez traduzco al español:
Antiguo militante del Partido comunista de España reconstituido (PCEr), miembro fundador del GRAPO, movimiento maoísta, resistente y terrorista durante los últimos años de la dictadura franquista, retirado de toda actividad política , definiéndose como demócrata y liberal desde hace cuarenta años, Pio Moa se ha convertido en uno de los autores más conocidos de su país. Ignorado en Francia, es centro de todas las polémicas y constituye un fenómeno cultural en España, cuyos libros son best-sellers. Su esfuerzo honesto y desinteresado de reinterpretación de la II República española, de los orígenes, desarrollos y consecuencias de la guerra de España, especialmente a partir de los archivos de la Fundación socialista Pablo Iglesias, es la más exitosa de los últimos veinte años. Hemos entrevistado al autor en relación con la salida en Francia de este libro acontecimiento, Los mitos de la guerra de España (1)
Arnaud Imatz : La guerra civil española (GCE) o la guerra de España, como se la conoce en Francia es uno de los lugares privilegiados del embuste. Se repite ad nauseam que fue la consecuencia de la acción nefasta de Franco, o, por decirlo más “sabiamente”, el resultado de la agresión del Ejército, la Iglesia y la Banca contra el Pueblo, la Democracia y la República. En sus trabajos e investigaciones usted demuestra que fue, al contrario, el movimiento revolucionario y el hundimiento de del Estado y de la democracia lo que empujó al alzamiento de 1936. ¿Cómo ha llegado usted a esa conclusión , habiendo sido en su juventud un activista antifranquista, militante de la extrema izquierda marxista?
Pío Moa: Aunque suene paradójico, Franco fue el último en rebelarse contra la república. Antes lo habían hecho los socialistas, anarquistas, republicanos de izquierda (empezando por Azaña), separatistas catalanes y vascos, y el derechista Sanjurjo. El también derechista Alcalá-Zamora saboteó a las propias derechas, por un complejo de inferioridad. Nada más falso que eso de «el pueblo contra la Iglesia, etc.”. El pueblo votó muy mayoritariamente a la derecha en noviembre de 1933. Y fue entonces cuando izquierdas se decidieron a la insurrección armada. Cuando yo era joven era marxista. Consideraba que los errores y crímenes a la vista de todos eran consecuencias pasajeras de un magno ensayo histórico, que no podía salir perfecto de entrada, y que se superarían. Estudiando las contradicciones del marxismo, partiendo de la teoría del descenso de la tasa de ganancia, concluí que a partir de errores de base en la concepción teórica solo podían salir errores y crímenes, que estos no eran casuales o producto de la inexperiencia.
¿Por qué da usted tanta importancia al intento de revolución socialista de 1934 en el origen y antecedentes directos de la GCE?
La revolución socialista-separatista catalana de octubre de 1934 fue planteada abierta y explícitamente como una guerra civil para destruir la república « burguesa » e imponer una república comunista y en su caso la secesión de Cataluña. Está absolutamente documentado, por eso ha habido un enorme empeño en disimularlo por parte de una historiografía propagandística muy extendida, pero sin el menor valor serio.
¿Existía peligro fascista en la España de los años 30?
No. Lo confesaron los propios líderes del PSOE Largo Caballero y su mentor intelectual Araquistáin. Lo dijeron fuera de España. Dentro insistían en lo contrario, para soliviantar a la gente. Era parte de su preparación para la guerra civil
¿Cómo se hundieron definitivamente en 1936 la legalidad republicana y la coexistencia democrática?
Del fracaso de la insurrección del 34 las izquierdas podían haber aprendido una lección y moderarse. Fue lo contrario. Llegaron a unas elecciones anormales anunciando abiertamente que no reconocerían una victoria de la derecha. Y falsificaron las elecciones, como han demostrado estudios recientes muy concretos. Esa falsificación fue un verdadero golpe de estado que abrió un período de completa quiebra de la legalidad republicana.
¿Quiénes serían, en su opinión, las principales personalidades políticas responsables de la guerra civil?
Aunque suene paradójico, el principal responsable fue el derechista Alcalá-Zamora presidente de la república. En 1933 las izquierdas y separatistas fueron vencidos en las urnas, y en 1934 volvieron a serlo al rebelarse con armas. El PSOE y los separatistas debían haber sido ilegalizados mientras no hubieran aprendido la lección. Lo que hizo Alcalá-Zamora fue impedir cualquier medida efectiva, y al mismo tiempo desarticuló a quienes habían ganado las elecciones y vencido la insurrección. ¿Por qué lo hizo ? Básicamente por un complejo típico de pasar por « progresista » y congraciarse con las izquierdas. En segundo lugar, los mayores responsables fueron el jefe socialista Largo Caballero y el separatista catalán Companys.
Las grandes formaciones políticas del Frente Popular, ¿aceptaban la democracia liberal y el reformismo, o más bien trataban de instaurar una forma de “democracia popular”, un sistema colectivista, incluso una “dictadura del proletariado? ¿Había verdaderos demócratas en la España de 1935-36?
El partido radical de Lerroux era democrático, aunque corrupto. La CEDA derechista no era democrática, pero aceptaba la legalidad republicana. Las izquierdas vieron la república como un cauce para imponer su dictadura « proletaria », es decir, de ellas mismas; y los separatistas como un instrumento para lograr la secesión. Por eso, cuando perdieron las elecciones pasaron a la rebeldía abierta.
En Francia, las Brigadas Internacionales siempre se presentan más o menos como un movimiento de voluntarios que defendían la democracia en España. Jacques Chirac lo decía así en 2002, en un homenaje al coronel Rol-Tanguy, ex brigadista y militante comunista ¿Puede usted explicarnos qué eran las Brigadas Internacionales? ¿Por qué tienen una imagen tan idílica en Occidente y al contrario, generalmente siniestra y repulsiva en los países del este?
Las Brigadas internacionales fueron un ejército paralelo movilizado por la Komintern. Obviamente les parecerán muy bien a quienes tengan mentalidad comunista o similares. Claro, en Europa del este han conocido muy bien dónde acababa aquel pretendido romanticismo comunista y no se dejan engañar, como nuestros « progresistas »
¿Por qué fue vencido el Frente Popular?
La única fuerza seria del Frente Popular (alianza de sovietizantes y separatistas básicamente), eran los comunistas. Estos tenían una estrategia real y el apoyo directo de Stalin. Enseguida vieron que era preciso un ejército regular y disciplinado y no el “folklore” miliciano. La verdad es que el resto del Frente se componía de grupos entre disparatados y pintorescos, muy aficionados, sobre todo los socialistas, al robo y a las chekas de retaguardia. Los comunistas tuvieron que luchar con la estupidez de sus aliados, lo que creó grandes resentimientos, por los crímenes implicados, y de hecho esos aliados, Azaña, por ejemplo, sabotearon cuanto pudieron a los comunistas.
El historiador marxista Manuel Tuñón de Lara ha sido por mucho tiempo el icono admirado y respetado de los hispanistas franceses, mientras que al mismo tiempo uno de los mayores especialistas internacionales, el historiador americano Stanley Payne era víctima en Francia de una verdadera omertá (ley de silencio) durante más de cuarenta años. ¿Por qué la percepción de la guerra de España sigue siendo tan mayoritariamente favorable al Frente Popular en los medios universitarios y periodísticos franceses?
Tuñón de Lara es, muy claramente, un historiador stalinista. La simpatía por los comunistas en Francia es explicable: la resistencia fue en gran parte comunista y supo hacerse una gran propaganda como si hubiera sido única. Por otra parte fue la URSS quien realmente derrotó al nazismo, a un coste inmenso. Y finalmente, los franceses han tenido la suerte de no experimentar en sus carnes las delicias del comunismo. Por eso se pueden permitir muchos el lujo de admirar al stalinismo, de quien es muestra Tuñón.
La mayor matanza de la guerra civil fue perpetrada por razones esencialmente religiosas: el 20%del clero, casi 7.000 religiosos y religiosas fueron asesinados. Entre 1987y 2020 los papas han beatificado no menos de 1916 mártires de la fe e incluso canonizado a 11. Sin embargo, durante la GCE varios autores que se declaraban humanistas cristianos, como Bernanos, Mauriac, Maritain o Mounier, apoyaron siempre al Frente Popular. ¿Cómo lo explicaría usted?
Dentro de la Iglesia ha habido una corriente de simpatía hacia el comunismo, que culminó en el Concilio Vaticano II, con unos « diálogos con los marxistas» que perjudicaron mucho a la Iglesia. Creo que también contó, durante la guerra de España, un sentimiento nacionalista francés. A Franco le ayudaban Alemania e Italia, y esos cristianos humanistas creyeron que España iba a convertirse en satélite de ellas, en detrimento obviamente, de la influencia francesa. Lo que no ocurrió. En cambio el Frente Popular sí fue un satélite de Stalin
La llegada en España de una nueva generación de historiadores y periodistas hacia el final del siglo XX se ha acompañado de un terrible retorno del odio y el sectarismo. usted mismo ha sido insultado, excluido, cubierto de oprobio o puesto en la picota, pero también aplaudido y alabado por numerosos lectores y universitarios. ¿A qué se debe esta nueva crispación político-cultural?
Después de que el pueblo español aceptara en referéndum la democracia « de la ley a la ley », es decir, respetando la legitimidad histórica del franquismo, la oposición, que seguía siendo izquierdista y separatista, emprendió una campaña de falsificación histórica que parecía haber ganado la partida a finales del siglo XX, al ser aceptada por una derecha intelectualmente muy pobre. De repente se vieron desmentidos documental y decisivamente, y reaccionaron como suelen…, hasta refugiarse en una « ley de memoria histórica » típicamente totalitaria, que amenaza las libertades de opinión, investigación, expresión y cátedra. Con ello demuestran claramente la clase de demócratas que son, y de paso la debilidad de sus historias.
Las autoridades españolas parecen obsesionadas con la adopción y refuerzo de leyes de memoria que solo atizan la división, la agitación, el rencor y el odio. ¿Es tan difícil aceptar la idea de una falta colectiva sin discriminar entre “buenos y malos” como condición necesaria para una reconciliación auténtica?
Si esas leyes atizan el rencor y la división es porque se basan en mentiras descomunales. Tienen de su parte a ciertos partidos, mayormente corruptos, y a un periodismo extraordinariamente inculto y casi infantil en sus manipulaciones. La realidad histórica es que Franco venció a una gravísima amenaza sovietizante-separatista, manteniendo la unidad nacional y la cultura hispánica, que evitó para España la guerra mundial, que superó un aislamiento internacional criminal que pretendía hambrear al pueblo español, y que dejó un país próspero, moderado y reconciliado. Si es cierto que la verdad nos hará libres, hay que defenderla por encima de todo.
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